Libro de otras Oraciones:
Yo creo en Tí. Ven. Señor Espíritu Santo, yo creo en Ti. Tú eres Dios, Tú eres amor. Tú eres el don de Dios ofrecido a los hombres, signo de la infinita solicitud del Padre y del Hijo hacia nosotros.
Señor Espíritu Santo, yo creo en Ti. Tú eres el Espíritu de la promesa. Gracias a Ti ya no somos huérfanos. Tú nos visitas para guiarnos hacia el Cielo. Tú haces presentes al Padre y al Hijo en nuestros corazones.
Señor Espíritu Santo, yo creo en Ti. Tú manifiestas la dulzura del Corazón de Dios. Tú actúas en nosotros con infinito respeto a nuestra libertad. Tú eres fuerza y delicadeza, fe y amor, gracia y luz. Tú eres más íntimo a nosotros que nosotros mismos.
Señor Espíritu Santo, yo creo en Ti. Tú eres la santidad de Dios. Tú desciendes sobre nosotros para santificarnos, para realizar nuestra vocación última: llegar a ser santos para gloria de Dios. Tú nos preparas para los eternos esponsales llenándonos de tus dones, de tus gracias y de tus cuidados. Tú quieres hacer de nosotros una ofrenda eterna a la gloria del Padre.
Señor Espíritu Santo, yo creo en Ti. Tú inspiras nuestras oraciones. En lo más profundo de nosotros mismos, Tú cantas las grandezas del Altísimo. Tú nos introduces en el gozo de la Beatísima Trinidad, tú intercedes por nosotros con gemidos inefables.
Señor Espíritu Santo, yo creo en Ti. Tú eres el defensor. Tú te sitúas como una barrera frente al enemigo. Tú quieres limpiarnos de nuestro pecado porque eres la fuente del fuego que purifica y del agua viva.
Señor Espíritu Santo, yo creo en Ti. Tú eres el Espíritu que inspiró a los profetas, los apóstoles y los mártires. Tú sostienes con tu fuerza, inspiras con tu gracia a los que aceptan ser testigos del Resucitado. Tú eres el Espíritu de la misión, del anuncio de la salvación a todos los hombres.
Señor Espíritu Santo, yo creo en Ti. Desde los orígenes, Tú aleteas sobre la superficie de las aguas. En nuestros días nos preparas para entrar en el tercer milenio. Tú quieres hacer de nosotros los testigos de Cristo que realicen un mundo nuevo, un mundo de paz y de amor. ¡Tú eres la eterna primavera de la Iglesia!
Señor Espíritu Santo, yo creo en Ti. ¡Ven! ¡Ven a tu Iglesia! ¡Ven a cada uno de nuestros corazones! ¡Eres nuestro maestro, nuestro inspirador, nuestra fuerza! ¡Eres nuestro gozo, nuestra paz, nuestra liberación! Ven a transformarnos, a santificarnos, a iluminarnos. ¡Ven para que el mundo crea en Jesús, Señor y Salvador! ¡Ven! Haz que entremos en los cielos nuevos y la tierra nueva donde Tú enjugarás las lágrimas de nuestros ojos. ¡Ven a instaurar en medio de nosotros el Reino del Dios tres veces santo! ¡Ven…!