Libro de otras Oraciones:
Oh, Trinidad adorable ¡Oh, Trinidad adorable! ¡Oh, venerable Unidad! Haz que brille tu resplandor sobre nosotros, y gobierna las obras de nuestras manos sobre nosotros, y gobierna la obra de nuestras manos. ¡Oh, Criador soberano, Padre Eterno!, ¿qué hiciera yo si vos no me diérades el ser y me criárades a vuestra imagen y semejanza? Y ya que por mis culpas la borré, ¡oh, Redentor del mundo!, ¿qué hiciera yo si vos no la renovásedes por los trabajos de vuestra cruz? ¿Y que haré yo, que os veo rendir vuestro espíritu en ella para enviar al Espíritu Santo?
¿Qué retornaré al Señor por todas las cosas que me ha dado? ¡Oh, qué ferias hacéis con el hombre! Tomáis la semejanza de su imagen, y, por dar la semejanza de la vuestra, dais vuestro espíritu para conservar el nuestro. ¡Venid, oh, santo Espíritu!, que sin vuestra lumbre no hay ojos que vean, sin vuestro amor no hay corazón que ame. ¿Quién os trae a la tierra? ¿Quién os llama? ¿Qué veis en ella para venir? ¿Cómo venís a gente que antes merecía el fuego infernal por la sangre derramada del cordero sin mancilla?
¡Oh, Espíritu de verdad, en quien sólo se halla consuelo verdadero!, conozca mi alma la obra de vuestras manos, así en las tribulaciones como en las consolaciones, y no permitáis que sea de aquellos que ni conocen al Padre ni al Hijo, ni de los que persiguen a quien les dice las verdades y manifiesta vuestros misterios; antes os suplico me deis fortaleza siendo perseguido por la verdad de vuestra Iglesia Romana, y pues sois don de Dios, dadme lengua que os alabe, oídos que os oigan, paladar que os guste, entendimiento que os obedezca, corazón que os ame, y memoria que os tenga siempre presente, para que de esta manera se cumpla en mí aquella admirable promesa: Vendremos a él, y haremos mansión dentro de él. Amén.