······· Pide Oraciones ·······

Agradecimientos y Novenas
publicar agradecimientos o novenas

doy oracion a santa marta por que se que me va a devolver el amor de…… y estaremos juntos otra vez. Santa Marta por carabanchel vas acomsumir hoy por la llama con que se enciende esta vela y por el algodon con que se limpiaron los santos oleos te enciendo yo esta velapara que remedies mis necesidades,socorras mis miserias y me venzas todas las dificultades como venciste la fiera brava que tienes a tus pies ,para ti no hay imposibles,dame suerte y dinero para cubrir mis miserias y necesidades . Asin madre mia concedeme que__________no pueda estar ni vivir tranquilo hasta que a los pies mios venga aparar ,asin madre mia concedeme lo que te pido para aliviar mis penaspor el amor de jesus . Santa Marta que al monte entraste ,las fieras bravas espamtastes con tus cintas la ataste y con el hiposo las amanzaste a sin madre mia si esto es verdad concedeme______________regrese ami para siempre,santa marta no lo dejesen silla sentar ni en cama acostar ni tenga un minuto de tranquilidad hasta que alos pies mios venga a parar,santa marta escuchame por el amor de dois ,AMEN. ORACION AL ESPIRITU DEL DOMINIO: Tu que dominas todos los corazones ,domina el corazon de_______________ con el poder infinitoque tuvo santa marta para amanzar el dragon.asin yo quiero que amarres a_________________¡oh espiritu dominante ! con tu divino poder que dois tea dado haz que_______________sea dominado por cuerpo y alma por mi,que mi precenciale haga falta donde este,que no pueda estar tranquilo sin mi.espiritu dominante,domina a mis enemigos con tu divino poder que dios te a dado,amen. se reza 9 ave maria y 1 gloria durante 9 dias y al 9ºdia se publica .4gracias




  Quiero recibir nuevas respuestas sobre éste tema por email



  

Respuestas recibidas: 817
  • mariate dice:

    gracias animas benditas por el favor recibido
    NOVENA A LAS BENDITAS ALMAS DEL PURGATORIO
    NOVENA A LAS BENDITAS ALMAS DEL PURGATORIO
    1. ORACION INICIAL
    2. ORACION DIARIA
    3. DIA PRIMERO
    LAMENTOS DE LAS BENDITAS ALMAS DEL PURGATORIO
    4. DIA SEGUNDO
    5. DIA TERCERO
    6. DIA CUARTO
    7. DIA QUINTO
    8. DIA SEXTO
    9. DIA SEPTIMO
    10. DIA OCTAVO
    11. DIA NOVENO
    12. ORACION FINAL
    LOS CIEN REQUIEM
    SALMO 129
    PADRE NUESTRO POR LAS VENDITAS ALMAS DEL PURGATORIO
    SUPLICAS
    ENLACES RELACIONADOS
    COMO HACER LA NOVENA
    Existe un orden para hacer la novena a las benditas almas del purgatorio y es el que está en parte izquierda de esta página.
    1. ORACION INICIAL: Es la forma de iniciar la novena y se debe hacer todos los días.
    Está compuesta por tres oraciones.
    2. ORACION DIARIA: Igual a la oración inicial, este es el ofrecimiento para todos los días de la novena.
    3. Después de la Oración inicial y la Oración diaria, se procede a rezar cada uno de los días (del 1 al 9), esto es la consideración de cada día terminando con un Padrenuestro, un Ave María y un gloria.
    4. Se medita sobre lo que se quiere conseguir por medio de esta novena.
    5. Se leen los lamentos de las benditas almas del Purgatorio.
    NOTA: Los lamentos se deben leer todos los días después de la consideracion del día correspondiente
    6. Se hace la Oración final.
    7. Si se quiere, antes de la Oración final, se pueden hacer algunas de las oraciones que se tienen en esta página. Estas se realizan despues de los lamentos a las benditas almas del purgatorio.
    1. ORACION INICIAL
    ORACION 1
    Por la señal de la santa Cruz de nuestros enemigos líbranos señor, Dios nuestro.
    En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amen.
    ORACION 2
    Señor mio Jesucristo, Dios y hombre verdadero, solo por quien sois, porque os amo sobre todas las cosas, conociendo lo mucho que he pecado por mi culpa, una y mil veces, digo que de haberos ofendido me pesa; misericordia Dios mio, misericordia. Propongo firmemente la enmienda de mi vida, ayudado por vuestra divina gracia, Amen.
    ORACION 3
    Angel de mi guarda, mi dulce compañia,no me desampares, ni de noche ni de día. Hasta que me pongas en paz y alegría, con todos los santos, con Jesús, José y María, Amen.
    2. ORACION DIARIA
    OFRECIMIENTO PARA TODOS LOS DIAS.
    ¡Padre celestial! ¡Padre amorosísimo! que para salvar las almas quisisteis que vuestro Hijo unigénito, haciéndose hombre, se sujetase a la vida más pobre y mortificada y derramase su sangre en la cruz por nuestro amor! ¿Cómo dejarías sufrir largo tiempo en el purgatorio a unas almas que tanto costaron a Jesucristo y que son vuestras hijas amadísimas? ¿Cómo permitirías que fuese malograda sangre de tan gran valor? Compadeceos, pues, de estas pobrecitas almas y libradlas de sus penas y tormentos. Copadeceos también de la mía y libradla de la esclavitud del vicio. Y si vuestra justicia pide satisfacción por las culpas cometidas yo os ofrezco por las obras buenas que haga en este novenario. ¡A!, de ningún valor, son en verdad; pero las uno con los méritos infinitos de vuestro Hijo divino, con los dolores de su Madre Santísima y con las virtudes heróicas de cuantos han existido en la tierra. Miradnos a todos, vivos y difuntos, con ojos de compasión y haced que celebremos un día vuestras misericordias en el eterno descanso de la gloria.- Amen.
    3. DIA PRIMERO
    CONSIDERACION
    Muchas son las penas que sufren las benditas almas del Purgatorio pero la mayor de ellas consiste en pensar que por los pecados que cometieron en vida han sido ellas mismas la causa de sus propios sufrimientos.
    ¡Oh Jesús, Salvador mío!, yo que tantas veces he merecido el infierno, ¿cuánta pena no experimentaría ahora, si me viese condenado al pensar que yo mismo había sido la causa de mi condenación? Gracias os doy por la paciencia que conmigo habéis tenido, dadme gracia para apartarme de las ocasiones de ofenderos y tened piedad de las almas que sufren en aquel fuego por causa mía.
    Y Vos, ¡O María, Madre de Dios! socorredlas con vuestros poderosos ruegos.
    PADRE NUESTRO, AVE MARIA Y GLORIA.
    Aquí esforzando cada cual su devoción, pedirá interiormente a Cristo crucificado lo que desea conseguir por medio de esta novena para sufragio de las almas del Purgatorio.
    Este se repetirá todos los días después de la oración del día.
    4. DIA SEGUNDO
    CONSIDERACION
    La segunda pena que aflige en alto grado a estas benditas almas es el tiempo que en vida perdieron, durante el cual habrían podido adquirir mayores méritos para el cielo, y el pensamiento de que esta pédrida es para siempre irreparable terminando con la vida el tiempo de merecer.
    ¡Infeliz de mí, oh Señor, que por espacio de tantos años he vivido en la tierra no mereciendo sino los castigos del infierno!
    Gracias os doy porque todavía me concedéis tiempo para remediar el mal que he hecho y el bien que he dejado de hacer.
    Concededme vuestro socorro para que lo que me queda en vida, lo emplée únicmente en serviros y en amaros. Tened piedad de mí y de esas almas benditas que arden en el Purgatorio por no haber empleado como debían el tiempo que Vos les disteis para su santificación.
    Y Vos, ¡oh María, Madre de Dios! socorredlas con vuestros poderosos ruegos.
    PADRE NUESTRO, AVE MARIA Y GLORIA. Todo lo demás del primer día.
    5. DIA TERCERO
    Otra de las mayores penas que afligen a esas benditas ánimas es la vista espantosa de los pecados que están expiando. En la vida presente no se conoce la fealdad del pecado, pero bien se conoce en la otra, y este conocimiento es uno de los más vivos dolores que sufren las almas en el Purgatorio.
    ¡Oh Dios mío!, os amo sobre todas las cosas porque sois infinita bondad; duélome con todo mi corazón de haberos ofendido; concededme la santa perseveracia; tened piedad de mí y de aquellas santas almas atormentadas con la vista de los pecados que no quisieron evitar y cometieron sin horror.
    Y Vos ¡Oh María, Madre de Dios! socorredlas con vuestros ruegos poderosos y rogad tambén por nosotros que estamos aún en peligro de condenarnos.
    PADRE NUESTRO, AVE MARIA Y GLORIA. Todo lo demás del primer día.
    6. DIA CUARTO
    ENLACES RELACIONADOS
    CONSIDERACION
    Una de las penas que más afligen a aquellas almas, esposas de Jesucristo, es el pensar que en vida, por sus culpas, disgustaron a aquel Dios a quien tanto aman. Se han visto penitentes morir de dolor al pensar que habían ofendido a un Dios tan bueno. Mucho mejor que nosotros conocen las almas del Purgatorio cuán amable es Dios y por consiguiente lo aman con todas sus fuerzas; por eso, al pensar que lo disgustaron en la vida, experimentan un dolor superior a todo otro dolor.
    ¡Oh, Dios mío!, y yo que os ofendo con tanta facilidad, sin que me mueva lo mucho que habéis hecho por mí, ni las penas que me esperan en el Purgatorio; tened piedad de mí y de aquellas santas almas que arden en ese fuego por el desprecio que hicieron de las faltas veniales y que ahora os aman de todo corazón.
    Y Vos, oh María, protegednos a nosotros para que acertemos a llevar vida perfecta y socorredlas a ellas para que mitiguen sus dolores.
    PADRE NUESTRO, AVE MARIA Y GLORIA. Todo lo demás del primer día.
    7. DIA QUINTO
    Otra de las grandes penas que afligen a aquellas benditas almas es el sufrir aquel fuego sin saber cuándo tendrán fin sus tormentos. Es verdad que tienen la certidumbre de verse un día libres de ellos; pero la incertidumbre del tiempo en que se habrán de acabar, les causa un gravísimo tormento.
    ¡Oh, Señor, qué desgracia tan grande sería la mía si me hubiéseis enviado al infierno, a esa cárcel de tormentos, teniendo la seguridad de no salir de ella jamás! Gracias os doy conmigo; perdonadme, que quisiera antes morir que volver a ofenderos. Tened piedad de mí y de las benditas almas que en la tierra no han temido bastante las penas del Purgatorio. Y Vos, oh Madre de Dios y Madre mía, socorredlas con vuestro poder y abreviad el tiempo que las espera de la eterna posesión de Dios.
    PADRE NUESTRO, AVE MARIA Y GLORIA. Todo lo demás del primer día.
    8. DIA SEXTO
    Cuanto mayor es el consuelo que aquellas benditas almas les causa el recuerdo de la Pasión de Jesucristo, por cuya virtud se salvaron, y del Santísimo Sacramento del Altar, que les proporcionó y aún les proporciona tantas gracias, por medio de misas y comuniones tanto más les atormenta el pensamiento de no haber correspondido en vida a estos dos grandes beneficios del amor de Jesucristo.
    Òh Dios mío! Vos moristeis también por mí, y os habéis dado muchas veces a mí en la sagrada comunión, y yo siempre os he correspondido con negra ingratitud; más ahora os amo sobre todas las cosas, oh Supremo Bien mío! me arrepiento muy de todo corazón de haberos ofendido y con vuestra gracia propongo la enmienda. Dádmela Señor, y tened piedad de mí y de las almas que arden en el fuego del Purgatorio por la poca estima que hicieron de vuestra dolorosa pasión y por las comuniones omitidas por negligencia, o hechas con tibieza.
    Y Vos, oh María, Madre de Dios y Madre nuestra, interceded por ellas para que obtengan el perdón.
    PADRE NUESTRO, AVE MARIA Y GLORIA. Todo lo demás del primer día.
    9. DIA SEPTIMO

    CONSIDERACION
    Aumentan también las penas de aquellas benditas almas todos los beneficios particulares que recibieron de Dios, como el haber recibido el bautismo, el haber nacido en país católico, el haberles esperado Dios a penitencia y alcanzar el perdón de sus pecados tantas veces; porque todos esos favores les hacen conocer mejor la ingratitud con que han correspondido a Dios.
    Pero, ¡Dios mío! ¿quién ha sido más ingrato que yo? Vos me habéis esperado con tanta paciencia, me habéis perdonado tantas veces con amor, y yo, después de tantas promesas, os he vuelto a ofender. No me arrojéis al infierno porque os quiero amar y en el infierno no podría hacerlo. Tened lástima de mi alma y piedad de las del Purgatorio, que por sus muchas culpas se han hecho menos acreedoras a vuestra misercordia.
    Y Vos, oh Madre de misericordia, mitigad con vuestro poder sus sufrimientos.
    PADRE NUESTRO, AVE MARIA Y GLORIA. Todo lo demás del primer día.
    10. DIA OCTAVO
    Otra pena, en extremo amarga para aquellas benditas almas, es el pensar que durante su vida uso Dios con ellas de muchas misericordias especiales que no tuvo con los demás, y ellas con sus pecados le obligaron a que las condenara al infierno, aunque después por su misericordia las haya perdonado y salvado, viéndolas arrepentidas.
    Vedme aquí, ¡oh Dios mío! Yo soy uno de aquellos ingratos que después de haber recibido de Vos tantas gracias, he despreciado vuestro amor y os he obligado a condenarme al infierno. Gracias os doy por la misericordia y paciencia que habeís tenido en esperarme, me arrepiento con toda mi alma de haberos ofendido, y propongo la enmienda con vuestra gracia. Tened piedad de mí y de aquellas benditas almas que habiendo podido llegar a un alto grado de perfección en la tierra, merecen ahora estar más tiempo en el Purgatorio por sus continuas infidelidades a los llamamientos a vuestra gracia.
    Y Vos, Virgen fidelísima, interponed vuestros méritos en su favor.
    PADRE NUESTRO, AVE MARIA Y GLORIA. Todo lo demás del primer día.
    Grandes son las penas que sufresn aquellas santas almas: el fuego, el tedio, la oscuridad, la incertidumbre del tiempo en que han de verse libres de aquella cárcel; pero de todas, la mayor para esas santas esposas, es la de verse separadas de su divino Esposo y privadas de su vista y presencia.
    ¡Oh Dios mío! ¿cómo he podido yo vivir tantos años lejos de Vos, privado de vuestra gracia? ¡Oh Bondad infinita! os amo sobre todas las cosas, me arrepiento con todo mi corazón de haberos ofendido y quisiera antes morir que volver a ofenderos.
    Concededme la santa perseverancia y no permitáis que vuelva a caer otra vez en vuestra desgracia. Os suplico tengáis piedad de las almas del Purgatorio, especialmente las de mis padres, mis hermanos, mis parientes, mis amigos… y de todos aquellos por quienes mi corazón y mi conciencia me obligan a pediros con más empeño; que no sea por mi indiferencia o por mis culpas por lo que ellas permanezcan allí alejadas de Vos. Abreviad el tiempo de su destierro y admitidlas cuanto antes a la dicha de amaros para siempre en el cielo.
    Y Vos, ¡oh dulce Virgen María, consoladora de los afligidos, Madre de nuestro Salvador Jesús y de todos los fieles. Vos sois también la Madre de las pobres almas que sufren en el Purgatorio, yo imploro con confianza la inmensa bondad de vuestro Corazón y os ruego intercedáis con vuestro divino Hijo, para que por los méritos de su santo sacrificio en la cruz, obtengan el alivio y la libertad a que aspiran. Así sea.
    PADRE NUESTRO, AVE MARIA Y GLORIA. Todo lo demás del primer día.
    12. ORACION FINAL

    ORACION 1
    Recibid, Señor Dios mío, cuantos sacrificios os ha ofrecido y ofrece hoy por todo el mundo vuestra santa esposa, la santa Iglesia, y os suplico los apliquéis al alivio y descanso de las afligidas almas por quienes hago esta novena. Por los acerbos dolores de vuestra Madre Santísima en el día de vuestra dolorosa Pasión, dadles, Señor, refrigerio. Convertid a los pecadores, salvad a los agonzantes y a mí concededme la santificación en mi estado y la gracia particular que os pido, si es de vuestro beneplácito. Amén
    ORACION 2
    ¡Abrevia, oh Padre bondadoso! las angustias que sufren las almas queridas en el Purgatorio. No dilates, Señor, el término de sus penas, la sangre del Calvario satisfaga tu Justicia y dígnate admitirla en tu Santa Gloria, en donde nos veamos todos y podamos ensalzar tus misericordias eternamente. Amen.
    LOS CIEN REQUIEM
    EN SUFRAGIO DE LAS BENDITAS ALMAS DEL PURGATORIO
    RECOMENDACION
    Innumerables son los favores que se nos refieren, que han sido obtenidos por los devotos de las Almas del Purgatorio, por vías completamente inesperadas, mediante los cien requiem rezados en su sufragio.
    MODO DE PRACTICAR ESTA DEVOCION
    Puede servirse de un rosario común de cinco decenas, recorriéndolo dos veces para formar las diez decenas, o sea la centena de Requiem. Se empieza rezando el acto de contición, un Padrenuestro y después una decena de Requiem de esta forma:
    -Dadles, Señor, el descanso eterno.
    -y brille para ellas la luz perpetua.
    R. Al final de la decena de Requiem se hacen invocaciones:
    Almas santas, almas pacientes, almas cautivas, rogad a Dios por nosotros, que rogamos por vosotras para que el Señor os dé su gloria. Amén.
    Padre Eterno, os ofrecemos la Sangre, Pasión y Muerte de Nuestro Señor Jesucristo, los dolores de la Santísima Virgen y los de San José, por la remisión de nuestros pecads, la libertad de las Almas del Purgatorio y la conversión de los pecadores.
    Amen.
    Rezadas así diez decenas con las invocaciones al final de cada una de ellas, se tiene completos los cien requiem de esta devoción.
    (León XIIII concedió a cada requiem 50 días de indulgencia).
    SALMO 129
    DE PROFUNDIS
    Desde el profundo abismo de miserias en que estoy caído, clamo a Vos, Señor; no seáis, Dios mío, inexorable a mi voz. Dignaos escuchar los ruegos de un infeliz que no tiene otro recurso que vuestra gran misericordia.
    Sé, Dios mío, cuán culpable soy a vuestros ojos; mas, si examináis con rigor nuestras iniquidades, ¿quén podrá sufrir vuestros juicios?
    Si en nosotros solo encontráis delitos para perdernos, en Vos hallaréis motivos para salvarnos; os impusisteis la ley de no resistir a nuestras lágrimas y esto me obliga, Señor, a esperar confiado en vuestra gran bondad.
    Nunca me he olvidado de las promesas del Señor, que me han alentado en lo más fuerte de mis males; he esperado siempre en El.
    Así no deje Israel de esperar, pues recibirá por la noche el socorro que haya conseguido por el día.
    Porque es infinita la misericordia del Señor, que sabe hallar en los tesoros de su poder remedio para nuestros males.
    Y presto redimirá a su pueblo de todas sus miserias e iniquidades.
    Dales, Señor, el descanso eterno y luzca para ellas la eterna luz.
    Descansen en paz. Así sea.
    (50 días tres veces al día, 100 rezándole al toque de la campana).
    Encomendémonos ahora a las almas del Purgatorio y digamos:
    ¡Almas benditas! Ya que hemos rogado por vosotras, que tan amadas sois del Señor y que tenéis la sorpresa de no perderle a la esperanza de poseerle para siempre, rogadle por nosotros que nos vemos todavía en peligro de condenarnos.
    ¡Dulce Jesús!, dad descanso eterno a las benditas almas del Purgatorio. Amén.
    PADRE NUESTRO POR LAS VENDITAS ALMAS DEL PURGATORIO
    PADRENUESTRO
    A Santa Matilde habiendo comulgado por los muertos, le dijo Nuestro Señor: Recitad por ellos un Padrenuestro. Delante del altar donde se celebraba el Santro Sacrificio, la Santa hizo la oración siguiente, y cuando la hubo terminado, vio una multitud de almas subir al cielo. (R. 5, ch. 21).
    Padre Nuestro que estás en los cielos
    Os ruego, ¡oh tierno Padre!, que perdonéis a las almas del Purgatorio el no haberos amado y rendido el culto de adoración y respeto que os es debido, a Vos, Padre bueno y misericordioso; y haberos alejado de sus corazones donde Vos deseábais habitar.
    Para suplir sus faltas os ofrezco el amor y el honor de que vuestro divino Hijo os tributó en la tierra y la satisfacción infinita que os dio por todos los pecados de esas pobres almas.
    (Recítese diez veces la invocación “Jesús mío, misericordia”, y se ganarán cada vez 100 días de indulgencia por las benditas almas del Purgatorio).
    Santificado sea tu Nombre
    Perdonad, tierno Padre!, os lo suplico, a las almas de los fieles difuntos, el no haber honrado dignamente vuestro santo nombre, haberlo invocado rara vez, o empleado a menudo con ligereza y haberse hasta avergonzado algunas veces, de perteneceros. Como satisfacción de este pecado yo os ofrezco la santidad de vuestro Hijo Jesucristo, su obediencia, su celo por haceros conocer, su afán por honraros durante su vida y por anonadarse delante de Vos en el altar.
    ¡JESUS MIO, MISERICORDIA!
    Venga a nos el tu Reino
    Os ruego, ¡oh eterno Padre!, que perdonéis a las almas de los fieles difuntos, el poco celo en no haber deseado con bastante fervor y anhelado con afán la grandeza de vuestra gloria…! Ellas habrían podido tan fácilmente haceros amar instruyendo a los niños, llevando por el camino del bien a los que ellas amaban! Para expiar su indiferencia, yo os ofrezco los santos deseos de Jesucristo, en el celo que El ha tenido por la nuestra aún en el altar.
    ¡JESUS MIO, MISERICORDIA!
    Hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo
    Os suplico ¡oh Padre!, que perdonéis a las almas religiosas, al haber preferido algunas veces su voluntad a la vuestra y no haber amado en todo y de una manera perfecta vuestro deseo que se manifestaba por sus desobediencias y faltas de sumisión a las órdenes de sus superiores. Para reparar ofrezco la unión del dulcísimo Corazón de jesús con vuestra voluntad, la pronta y generosa obediencia que presta al Sacerdote viniendo al altar y la perfecta oblación de este divino Hijo que lo llevó hasta la muerte y muerte de cruz.
    ¡JESUS MIO, MISERICORDIA!
    El pan nuestro de cada día dánoslo hoy
    Os ruego, ¡oh Padre tierno!, que perdonéis a las almas de los fieles difuntos el no haber recibido el Santísimo Sacramento del Altar con los deseos, la devoción y el amor que El merece; el haber omitido por negligencia, cobardía o respetos humanos muchas comuniones que Vos les ofrecíais. Para expiar estos pecados, yo os ofrezco la santidad de vuestro Hijo Jesús, el amor ardiente y el deseo inefable que le llevó a daros el precioso tesoro de su Cuerpo y de su Sangre.
    ¡JESUS MIO, MISERICORDIA!
    Pedrónanos nuestras deudas, así como nosotros pernonamos a nuestros deudores.
    Os ruego, ¡oh Eterno Padre!, que perdonéis a las almas de los fieles difuntos los pecados en los cuales cayeron, no perdonando fácilmente; guardando algún rencor, alimentando ligeros pensamientos de venganza. Por esos pecados yo os ofrezco la oración tan tierna y tan amorosa que vuestro Hijo Jesús hizo en la Cruz por sus enemigos.
    ¡JESUS MIO, MISERICORDIA!
    No nos dejes caer en tentación
    Os suplico, ¡oh tierno Padre!, que perdonéis a las almas de los fieles difuntos la poca fuerza que opusieron para rechazar la tentación de sencualidad, reprimir la curiosidad de sus miradas, y cuidarse de algunos goces peligrosos. Para expiar esta multitud de pecados, yo os ofrezco las fatigas de Jesús, sus lágrimas, sus mortificaciones y sus humillaciones en el altar.
    ¡JESUS MIO, MISERICORDIA!
    Mas líbranos del mal
    Sí, Dios mío, libradlas del mal que soportan esas santas almas, en otro tiempo culpables, ahora tan arrepentidas y resignadas; libradlas por los méritos de Jesucristo.
    Y Vos, ¡oh Salvador, tan lleno de misericordia! Vos que estáis sobre este altar, tened piedad de sus lamentos y de sus lágrimas. Ellas se unen a mí para clamar hasta Vos durante su vida y olvidad las faltas que la fragilidad de nuestra naturaleza les hizo cometer.
    ¡JESUS MIO, MISERICORDIA!
    SUPLICAS
    A NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO
    Para que por los dolores de su Pasíon, tenga misericordia de las almas del Purgatorio.
    ¡Oh dulcísimo Jesús, por el sudor de sangre que derramasteis en el Huerto de Getsemaní.
    R/ Tened piedad de las almas de Purgatorio.
    ¡Oh dulcísimo Jesús!, por los dolores de vuestra cruelísima flagelación.
    R/ Tened piedad de las almas del Purgatorio.
    ¡Oh dulcísimo Jesús!, por los dolores de vuestra coronación de espinas.
    R/ Tened piedad de las almas del Purgatorio.
    Que padecisteis llevando hasta el Calvario la cruz a cuestas.
    R/ Tened piedad de las almas del Purgatorio.
    que sufristeis en el despojo de vuestras vestiduras.
    R/ Tened piedad de las almas del Purgatorio.
    ¡Oh dulcísimo jesús!, por los dorores de vuestra crucifixión.
    R/ Tened piedad de las almas del Purgatorio.
    ¡Oh dulcísimo Jesús!, por los dolores de vuestra agonía en la cruz.
    R/ Tened piedad de las almas del Purgatorio.
    ¡Oh dulcísimo Jesús!, por el inmenso dolor que padecisteis al separarse vuestra alma de vuestro cuerpo.
    R/ Tened piedad de las almas del Purgatorio.
    Compadeceos, oh buen Jesús, de las almas que están detenidas en el Purgatorio, por cuya salvación habéis tomado nuestra naturaleza humana y sufrido la muerte más cruel.

  • mariate dice:

    gracias animas benditas por el favor recibido
    NOVENA A LAS BENDITAS ALMAS DEL PURGATORIO
    NOVENA A LAS BENDITAS ALMAS DEL PURGATORIO
    1. ORACION INICIAL
    2. ORACION DIARIA
    3. DIA PRIMERO
    LAMENTOS DE LAS BENDITAS ALMAS DEL PURGATORIO
    4. DIA SEGUNDO
    5. DIA TERCERO
    6. DIA CUARTO
    7. DIA QUINTO
    8. DIA SEXTO
    9. DIA SEPTIMO
    10. DIA OCTAVO
    11. DIA NOVENO
    12. ORACION FINAL
    LOS CIEN REQUIEM
    SALMO 129
    PADRE NUESTRO POR LAS VENDITAS ALMAS DEL PURGATORIO
    SUPLICAS
    ENLACES RELACIONADOS
    COMO HACER LA NOVENA
    Existe un orden para hacer la novena a las benditas almas del purgatorio y es el que está en parte izquierda de esta página.
    1. ORACION INICIAL: Es la forma de iniciar la novena y se debe hacer todos los días.
    Está compuesta por tres oraciones.
    2. ORACION DIARIA: Igual a la oración inicial, este es el ofrecimiento para todos los días de la novena.
    3. Después de la Oración inicial y la Oración diaria, se procede a rezar cada uno de los días (del 1 al 9), esto es la consideración de cada día terminando con un Padrenuestro, un Ave María y un gloria.
    4. Se medita sobre lo que se quiere conseguir por medio de esta novena.
    5. Se leen los lamentos de las benditas almas del Purgatorio.
    NOTA: Los lamentos se deben leer todos los días después de la consideracion del día correspondiente
    6. Se hace la Oración final.
    7. Si se quiere, antes de la Oración final, se pueden hacer algunas de las oraciones que se tienen en esta página. Estas se realizan despues de los lamentos a las benditas almas del purgatorio.
    1. ORACION INICIAL
    ORACION 1
    Por la señal de la santa Cruz de nuestros enemigos líbranos señor, Dios nuestro.
    En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amen.
    ORACION 2
    Señor mio Jesucristo, Dios y hombre verdadero, solo por quien sois, porque os amo sobre todas las cosas, conociendo lo mucho que he pecado por mi culpa, una y mil veces, digo que de haberos ofendido me pesa; misericordia Dios mio, misericordia. Propongo firmemente la enmienda de mi vida, ayudado por vuestra divina gracia, Amen.
    ORACION 3
    Angel de mi guarda, mi dulce compañia,no me desampares, ni de noche ni de día. Hasta que me pongas en paz y alegría, con todos los santos, con Jesús, José y María, Amen.
    2. ORACION DIARIA
    OFRECIMIENTO PARA TODOS LOS DIAS.
    ¡Padre celestial! ¡Padre amorosísimo! que para salvar las almas quisisteis que vuestro Hijo unigénito, haciéndose hombre, se sujetase a la vida más pobre y mortificada y derramase su sangre en la cruz por nuestro amor! ¿Cómo dejarías sufrir largo tiempo en el purgatorio a unas almas que tanto costaron a Jesucristo y que son vuestras hijas amadísimas? ¿Cómo permitirías que fuese malograda sangre de tan gran valor? Compadeceos, pues, de estas pobrecitas almas y libradlas de sus penas y tormentos. Copadeceos también de la mía y libradla de la esclavitud del vicio. Y si vuestra justicia pide satisfacción por las culpas cometidas yo os ofrezco por las obras buenas que haga en este novenario. ¡A!, de ningún valor, son en verdad; pero las uno con los méritos infinitos de vuestro Hijo divino, con los dolores de su Madre Santísima y con las virtudes heróicas de cuantos han existido en la tierra. Miradnos a todos, vivos y difuntos, con ojos de compasión y haced que celebremos un día vuestras misericordias en el eterno descanso de la gloria.- Amen.
    3. DIA PRIMERO
    CONSIDERACION
    Muchas son las penas que sufren las benditas almas del Purgatorio pero la mayor de ellas consiste en pensar que por los pecados que cometieron en vida han sido ellas mismas la causa de sus propios sufrimientos.
    ¡Oh Jesús, Salvador mío!, yo que tantas veces he merecido el infierno, ¿cuánta pena no experimentaría ahora, si me viese condenado al pensar que yo mismo había sido la causa de mi condenación? Gracias os doy por la paciencia que conmigo habéis tenido, dadme gracia para apartarme de las ocasiones de ofenderos y tened piedad de las almas que sufren en aquel fuego por causa mía.
    Y Vos, ¡O María, Madre de Dios! socorredlas con vuestros poderosos ruegos.
    PADRE NUESTRO, AVE MARIA Y GLORIA.
    Aquí esforzando cada cual su devoción, pedirá interiormente a Cristo crucificado lo que desea conseguir por medio de esta novena para sufragio de las almas del Purgatorio.
    Este se repetirá todos los días después de la oración del día.
    4. DIA SEGUNDO
    CONSIDERACION
    La segunda pena que aflige en alto grado a estas benditas almas es el tiempo que en vida perdieron, durante el cual habrían podido adquirir mayores méritos para el cielo, y el pensamiento de que esta pédrida es para siempre irreparable terminando con la vida el tiempo de merecer.
    ¡Infeliz de mí, oh Señor, que por espacio de tantos años he vivido en la tierra no mereciendo sino los castigos del infierno!
    Gracias os doy porque todavía me concedéis tiempo para remediar el mal que he hecho y el bien que he dejado de hacer.
    Concededme vuestro socorro para que lo que me queda en vida, lo emplée únicmente en serviros y en amaros. Tened piedad de mí y de esas almas benditas que arden en el Purgatorio por no haber empleado como debían el tiempo que Vos les disteis para su santificación.
    Y Vos, ¡oh María, Madre de Dios! socorredlas con vuestros poderosos ruegos.
    PADRE NUESTRO, AVE MARIA Y GLORIA. Todo lo demás del primer día.
    5. DIA TERCERO
    Otra de las mayores penas que afligen a esas benditas ánimas es la vista espantosa de los pecados que están expiando. En la vida presente no se conoce la fealdad del pecado, pero bien se conoce en la otra, y este conocimiento es uno de los más vivos dolores que sufren las almas en el Purgatorio.
    ¡Oh Dios mío!, os amo sobre todas las cosas porque sois infinita bondad; duélome con todo mi corazón de haberos ofendido; concededme la santa perseveracia; tened piedad de mí y de aquellas santas almas atormentadas con la vista de los pecados que no quisieron evitar y cometieron sin horror.
    Y Vos ¡Oh María, Madre de Dios! socorredlas con vuestros ruegos poderosos y rogad tambén por nosotros que estamos aún en peligro de condenarnos.
    PADRE NUESTRO, AVE MARIA Y GLORIA. Todo lo demás del primer día.
    6. DIA CUARTO
    ENLACES RELACIONADOS
    CONSIDERACION
    Una de las penas que más afligen a aquellas almas, esposas de Jesucristo, es el pensar que en vida, por sus culpas, disgustaron a aquel Dios a quien tanto aman. Se han visto penitentes morir de dolor al pensar que habían ofendido a un Dios tan bueno. Mucho mejor que nosotros conocen las almas del Purgatorio cuán amable es Dios y por consiguiente lo aman con todas sus fuerzas; por eso, al pensar que lo disgustaron en la vida, experimentan un dolor superior a todo otro dolor.
    ¡Oh, Dios mío!, y yo que os ofendo con tanta facilidad, sin que me mueva lo mucho que habéis hecho por mí, ni las penas que me esperan en el Purgatorio; tened piedad de mí y de aquellas santas almas que arden en ese fuego por el desprecio que hicieron de las faltas veniales y que ahora os aman de todo corazón.
    Y Vos, oh María, protegednos a nosotros para que acertemos a llevar vida perfecta y socorredlas a ellas para que mitiguen sus dolores.
    PADRE NUESTRO, AVE MARIA Y GLORIA. Todo lo demás del primer día.
    7. DIA QUINTO
    Otra de las grandes penas que afligen a aquellas benditas almas es el sufrir aquel fuego sin saber cuándo tendrán fin sus tormentos. Es verdad que tienen la certidumbre de verse un día libres de ellos; pero la incertidumbre del tiempo en que se habrán de acabar, les causa un gravísimo tormento.
    ¡Oh, Señor, qué desgracia tan grande sería la mía si me hubiéseis enviado al infierno, a esa cárcel de tormentos, teniendo la seguridad de no salir de ella jamás! Gracias os doy conmigo; perdonadme, que quisiera antes morir que volver a ofenderos. Tened piedad de mí y de las benditas almas que en la tierra no han temido bastante las penas del Purgatorio. Y Vos, oh Madre de Dios y Madre mía, socorredlas con vuestro poder y abreviad el tiempo que las espera de la eterna posesión de Dios.
    PADRE NUESTRO, AVE MARIA Y GLORIA. Todo lo demás del primer día.
    8. DIA SEXTO
    Cuanto mayor es el consuelo que aquellas benditas almas les causa el recuerdo de la Pasión de Jesucristo, por cuya virtud se salvaron, y del Santísimo Sacramento del Altar, que les proporcionó y aún les proporciona tantas gracias, por medio de misas y comuniones tanto más les atormenta el pensamiento de no haber correspondido en vida a estos dos grandes beneficios del amor de Jesucristo.
    Òh Dios mío! Vos moristeis también por mí, y os habéis dado muchas veces a mí en la sagrada comunión, y yo siempre os he correspondido con negra ingratitud; más ahora os amo sobre todas las cosas, oh Supremo Bien mío! me arrepiento muy de todo corazón de haberos ofendido y con vuestra gracia propongo la enmienda. Dádmela Señor, y tened piedad de mí y de las almas que arden en el fuego del Purgatorio por la poca estima que hicieron de vuestra dolorosa pasión y por las comuniones omitidas por negligencia, o hechas con tibieza.
    Y Vos, oh María, Madre de Dios y Madre nuestra, interceded por ellas para que obtengan el perdón.
    PADRE NUESTRO, AVE MARIA Y GLORIA. Todo lo demás del primer día.
    9. DIA SEPTIMO

    CONSIDERACION
    Aumentan también las penas de aquellas benditas almas todos los beneficios particulares que recibieron de Dios, como el haber recibido el bautismo, el haber nacido en país católico, el haberles esperado Dios a penitencia y alcanzar el perdón de sus pecados tantas veces; porque todos esos favores les hacen conocer mejor la ingratitud con que han correspondido a Dios.
    Pero, ¡Dios mío! ¿quién ha sido más ingrato que yo? Vos me habéis esperado con tanta paciencia, me habéis perdonado tantas veces con amor, y yo, después de tantas promesas, os he vuelto a ofender. No me arrojéis al infierno porque os quiero amar y en el infierno no podría hacerlo. Tened lástima de mi alma y piedad de las del Purgatorio, que por sus muchas culpas se han hecho menos acreedoras a vuestra misercordia.
    Y Vos, oh Madre de misericordia, mitigad con vuestro poder sus sufrimientos.
    PADRE NUESTRO, AVE MARIA Y GLORIA. Todo lo demás del primer día.
    10. DIA OCTAVO
    Otra pena, en extremo amarga para aquellas benditas almas, es el pensar que durante su vida uso Dios con ellas de muchas misericordias especiales que no tuvo con los demás, y ellas con sus pecados le obligaron a que las condenara al infierno, aunque después por su misericordia las haya perdonado y salvado, viéndolas arrepentidas.
    Vedme aquí, ¡oh Dios mío! Yo soy uno de aquellos ingratos que después de haber recibido de Vos tantas gracias, he despreciado vuestro amor y os he obligado a condenarme al infierno. Gracias os doy por la misericordia y paciencia que habeís tenido en esperarme, me arrepiento con toda mi alma de haberos ofendido, y propongo la enmienda con vuestra gracia. Tened piedad de mí y de aquellas benditas almas que habiendo podido llegar a un alto grado de perfección en la tierra, merecen ahora estar más tiempo en el Purgatorio por sus continuas infidelidades a los llamamientos a vuestra gracia.
    Y Vos, Virgen fidelísima, interponed vuestros méritos en su favor.
    PADRE NUESTRO, AVE MARIA Y GLORIA. Todo lo demás del primer día.
    Grandes son las penas que sufresn aquellas santas almas: el fuego, el tedio, la oscuridad, la incertidumbre del tiempo en que han de verse libres de aquella cárcel; pero de todas, la mayor para esas santas esposas, es la de verse separadas de su divino Esposo y privadas de su vista y presencia.
    ¡Oh Dios mío! ¿cómo he podido yo vivir tantos años lejos de Vos, privado de vuestra gracia? ¡Oh Bondad infinita! os amo sobre todas las cosas, me arrepiento con todo mi corazón de haberos ofendido y quisiera antes morir que volver a ofenderos.
    Concededme la santa perseverancia y no permitáis que vuelva a caer otra vez en vuestra desgracia. Os suplico tengáis piedad de las almas del Purgatorio, especialmente las de mis padres, mis hermanos, mis parientes, mis amigos… y de todos aquellos por quienes mi corazón y mi conciencia me obligan a pediros con más empeño; que no sea por mi indiferencia o por mis culpas por lo que ellas permanezcan allí alejadas de Vos. Abreviad el tiempo de su destierro y admitidlas cuanto antes a la dicha de amaros para siempre en el cielo.
    Y Vos, ¡oh dulce Virgen María, consoladora de los afligidos, Madre de nuestro Salvador Jesús y de todos los fieles. Vos sois también la Madre de las pobres almas que sufren en el Purgatorio, yo imploro con confianza la inmensa bondad de vuestro Corazón y os ruego intercedáis con vuestro divino Hijo, para que por los méritos de su santo sacrificio en la cruz, obtengan el alivio y la libertad a que aspiran. Así sea.
    PADRE NUESTRO, AVE MARIA Y GLORIA. Todo lo demás del primer día.
    12. ORACION FINAL

    ORACION 1
    Recibid, Señor Dios mío, cuantos sacrificios os ha ofrecido y ofrece hoy por todo el mundo vuestra santa esposa, la santa Iglesia, y os suplico los apliquéis al alivio y descanso de las afligidas almas por quienes hago esta novena. Por los acerbos dolores de vuestra Madre Santísima en el día de vuestra dolorosa Pasión, dadles, Señor, refrigerio. Convertid a los pecadores, salvad a los agonzantes y a mí concededme la santificación en mi estado y la gracia particular que os pido, si es de vuestro beneplácito. Amén
    ORACION 2
    ¡Abrevia, oh Padre bondadoso! las angustias que sufren las almas queridas en el Purgatorio. No dilates, Señor, el término de sus penas, la sangre del Calvario satisfaga tu Justicia y dígnate admitirla en tu Santa Gloria, en donde nos veamos todos y podamos ensalzar tus misericordias eternamente. Amen.
    LOS CIEN REQUIEM
    EN SUFRAGIO DE LAS BENDITAS ALMAS DEL PURGATORIO
    RECOMENDACION
    Innumerables son los favores que se nos refieren, que han sido obtenidos por los devotos de las Almas del Purgatorio, por vías completamente inesperadas, mediante los cien requiem rezados en su sufragio.
    MODO DE PRACTICAR ESTA DEVOCION
    Puede servirse de un rosario común de cinco decenas, recorriéndolo dos veces para formar las diez decenas, o sea la centena de Requiem. Se empieza rezando el acto de contición, un Padrenuestro y después una decena de Requiem de esta forma:
    -Dadles, Señor, el descanso eterno.
    -y brille para ellas la luz perpetua.
    R. Al final de la decena de Requiem se hacen invocaciones:
    Almas santas, almas pacientes, almas cautivas, rogad a Dios por nosotros, que rogamos por vosotras para que el Señor os dé su gloria. Amén.
    Padre Eterno, os ofrecemos la Sangre, Pasión y Muerte de Nuestro Señor Jesucristo, los dolores de la Santísima Virgen y los de San José, por la remisión de nuestros pecads, la libertad de las Almas del Purgatorio y la conversión de los pecadores.
    Amen.
    Rezadas así diez decenas con las invocaciones al final de cada una de ellas, se tiene completos los cien requiem de esta devoción.
    (León XIIII concedió a cada requiem 50 días de indulgencia).
    SALMO 129
    DE PROFUNDIS
    Desde el profundo abismo de miserias en que estoy caído, clamo a Vos, Señor; no seáis, Dios mío, inexorable a mi voz. Dignaos escuchar los ruegos de un infeliz que no tiene otro recurso que vuestra gran misericordia.
    Sé, Dios mío, cuán culpable soy a vuestros ojos; mas, si examináis con rigor nuestras iniquidades, ¿quén podrá sufrir vuestros juicios?
    Si en nosotros solo encontráis delitos para perdernos, en Vos hallaréis motivos para salvarnos; os impusisteis la ley de no resistir a nuestras lágrimas y esto me obliga, Señor, a esperar confiado en vuestra gran bondad.
    Nunca me he olvidado de las promesas del Señor, que me han alentado en lo más fuerte de mis males; he esperado siempre en El.
    Así no deje Israel de esperar, pues recibirá por la noche el socorro que haya conseguido por el día.
    Porque es infinita la misericordia del Señor, que sabe hallar en los tesoros de su poder remedio para nuestros males.
    Y presto redimirá a su pueblo de todas sus miserias e iniquidades.
    Dales, Señor, el descanso eterno y luzca para ellas la eterna luz.
    Descansen en paz. Así sea.
    (50 días tres veces al día, 100 rezándole al toque de la campana).
    Encomendémonos ahora a las almas del Purgatorio y digamos:
    ¡Almas benditas! Ya que hemos rogado por vosotras, que tan amadas sois del Señor y que tenéis la sorpresa de no perderle a la esperanza de poseerle para siempre, rogadle por nosotros que nos vemos todavía en peligro de condenarnos.
    ¡Dulce Jesús!, dad descanso eterno a las benditas almas del Purgatorio. Amén.
    PADRE NUESTRO POR LAS VENDITAS ALMAS DEL PURGATORIO
    PADRENUESTRO
    A Santa Matilde habiendo comulgado por los muertos, le dijo Nuestro Señor: Recitad por ellos un Padrenuestro. Delante del altar donde se celebraba el Santro Sacrificio, la Santa hizo la oración siguiente, y cuando la hubo terminado, vio una multitud de almas subir al cielo. (R. 5, ch. 21).
    Padre Nuestro que estás en los cielos
    Os ruego, ¡oh tierno Padre!, que perdonéis a las almas del Purgatorio el no haberos amado y rendido el culto de adoración y respeto que os es debido, a Vos, Padre bueno y misericordioso; y haberos alejado de sus corazones donde Vos deseábais habitar.
    Para suplir sus faltas os ofrezco el amor y el honor de que vuestro divino Hijo os tributó en la tierra y la satisfacción infinita que os dio por todos los pecados de esas pobres almas.
    (Recítese diez veces la invocación “Jesús mío, misericordia”, y se ganarán cada vez 100 días de indulgencia por las benditas almas del Purgatorio).
    Santificado sea tu Nombre
    Perdonad, tierno Padre!, os lo suplico, a las almas de los fieles difuntos, el no haber honrado dignamente vuestro santo nombre, haberlo invocado rara vez, o empleado a menudo con ligereza y haberse hasta avergonzado algunas veces, de perteneceros. Como satisfacción de este pecado yo os ofrezco la santidad de vuestro Hijo Jesucristo, su obediencia, su celo por haceros conocer, su afán por honraros durante su vida y por anonadarse delante de Vos en el altar.
    ¡JESUS MIO, MISERICORDIA!
    Venga a nos el tu Reino
    Os ruego, ¡oh eterno Padre!, que perdonéis a las almas de los fieles difuntos, el poco celo en no haber deseado con bastante fervor y anhelado con afán la grandeza de vuestra gloria…! Ellas habrían podido tan fácilmente haceros amar instruyendo a los niños, llevando por el camino del bien a los que ellas amaban! Para expiar su indiferencia, yo os ofrezco los santos deseos de Jesucristo, en el celo que El ha tenido por la nuestra aún en el altar.
    ¡JESUS MIO, MISERICORDIA!
    Hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo
    Os suplico ¡oh Padre!, que perdonéis a las almas religiosas, al haber preferido algunas veces su voluntad a la vuestra y no haber amado en todo y de una manera perfecta vuestro deseo que se manifestaba por sus desobediencias y faltas de sumisión a las órdenes de sus superiores. Para reparar ofrezco la unión del dulcísimo Corazón de jesús con vuestra voluntad, la pronta y generosa obediencia que presta al Sacerdote viniendo al altar y la perfecta oblación de este divino Hijo que lo llevó hasta la muerte y muerte de cruz.
    ¡JESUS MIO, MISERICORDIA!
    El pan nuestro de cada día dánoslo hoy
    Os ruego, ¡oh Padre tierno!, que perdonéis a las almas de los fieles difuntos el no haber recibido el Santísimo Sacramento del Altar con los deseos, la devoción y el amor que El merece; el haber omitido por negligencia, cobardía o respetos humanos muchas comuniones que Vos les ofrecíais. Para expiar estos pecados, yo os ofrezco la santidad de vuestro Hijo Jesús, el amor ardiente y el deseo inefable que le llevó a daros el precioso tesoro de su Cuerpo y de su Sangre.
    ¡JESUS MIO, MISERICORDIA!
    Pedrónanos nuestras deudas, así como nosotros pernonamos a nuestros deudores.
    Os ruego, ¡oh Eterno Padre!, que perdonéis a las almas de los fieles difuntos los pecados en los cuales cayeron, no perdonando fácilmente; guardando algún rencor, alimentando ligeros pensamientos de venganza. Por esos pecados yo os ofrezco la oración tan tierna y tan amorosa que vuestro Hijo Jesús hizo en la Cruz por sus enemigos.
    ¡JESUS MIO, MISERICORDIA!
    No nos dejes caer en tentación
    Os suplico, ¡oh tierno Padre!, que perdonéis a las almas de los fieles difuntos la poca fuerza que opusieron para rechazar la tentación de sencualidad, reprimir la curiosidad de sus miradas, y cuidarse de algunos goces peligrosos. Para expiar esta multitud de pecados, yo os ofrezco las fatigas de Jesús, sus lágrimas, sus mortificaciones y sus humillaciones en el altar.
    ¡JESUS MIO, MISERICORDIA!
    Mas líbranos del mal
    Sí, Dios mío, libradlas del mal que soportan esas santas almas, en otro tiempo culpables, ahora tan arrepentidas y resignadas; libradlas por los méritos de Jesucristo.
    Y Vos, ¡oh Salvador, tan lleno de misericordia! Vos que estáis sobre este altar, tened piedad de sus lamentos y de sus lágrimas. Ellas se unen a mí para clamar hasta Vos durante su vida y olvidad las faltas que la fragilidad de nuestra naturaleza les hizo cometer.
    ¡JESUS MIO, MISERICORDIA!
    SUPLICAS
    A NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO
    Para que por los dolores de su Pasíon, tenga misericordia de las almas del Purgatorio.
    ¡Oh dulcísimo Jesús, por el sudor de sangre que derramasteis en el Huerto de Getsemaní.
    R/ Tened piedad de las almas de Purgatorio.
    ¡Oh dulcísimo Jesús!, por los dolores de vuestra cruelísima flagelación.
    R/ Tened piedad de las almas del Purgatorio.
    ¡Oh dulcísimo Jesús!, por los dolores de vuestra coronación de espinas.
    R/ Tened piedad de las almas del Purgatorio.
    Que padecisteis llevando hasta el Calvario la cruz a cuestas.
    R/ Tened piedad de las almas del Purgatorio.
    que sufristeis en el despojo de vuestras vestiduras.
    R/ Tened piedad de las almas del Purgatorio.
    ¡Oh dulcísimo jesús!, por los dorores de vuestra crucifixión.
    R/ Tened piedad de las almas del Purgatorio.
    ¡Oh dulcísimo Jesús!, por los dolores de vuestra agonía en la cruz.
    R/ Tened piedad de las almas del Purgatorio.
    ¡Oh dulcísimo Jesús!, por el inmenso dolor que padecisteis al separarse vuestra alma de vuestro cuerpo.
    R/ Tened piedad de las almas del Purgatorio.
    Compadeceos, oh buen Jesús, de las almas que están detenidas en el Purgatorio, por cuya salvación habéis tomado nuestra naturaleza humana y sufrido la muerte más cruel.

  • mariate dice:

    gracias animas benditas por el favor recibido
    NOVENA A LAS BENDITAS ALMAS DEL PURGATORIO
    NOVENA A LAS BENDITAS ALMAS DEL PURGATORIO
    1. ORACION INICIAL
    2. ORACION DIARIA
    3. DIA PRIMERO
    LAMENTOS DE LAS BENDITAS ALMAS DEL PURGATORIO
    4. DIA SEGUNDO
    5. DIA TERCERO
    6. DIA CUARTO
    7. DIA QUINTO
    8. DIA SEXTO
    9. DIA SEPTIMO
    10. DIA OCTAVO
    11. DIA NOVENO
    12. ORACION FINAL
    LOS CIEN REQUIEM
    SALMO 129
    PADRE NUESTRO POR LAS VENDITAS ALMAS DEL PURGATORIO
    SUPLICAS
    ENLACES RELACIONADOS
    COMO HACER LA NOVENA
    Existe un orden para hacer la novena a las benditas almas del purgatorio y es el que está en parte izquierda de esta página.
    1. ORACION INICIAL: Es la forma de iniciar la novena y se debe hacer todos los días.
    Está compuesta por tres oraciones.
    2. ORACION DIARIA: Igual a la oración inicial, este es el ofrecimiento para todos los días de la novena.
    3. Después de la Oración inicial y la Oración diaria, se procede a rezar cada uno de los días (del 1 al 9), esto es la consideración de cada día terminando con un Padrenuestro, un Ave María y un gloria.
    4. Se medita sobre lo que se quiere conseguir por medio de esta novena.
    5. Se leen los lamentos de las benditas almas del Purgatorio.
    NOTA: Los lamentos se deben leer todos los días después de la consideracion del día correspondiente
    6. Se hace la Oración final.
    7. Si se quiere, antes de la Oración final, se pueden hacer algunas de las oraciones que se tienen en esta página. Estas se realizan despues de los lamentos a las benditas almas del purgatorio.
    1. ORACION INICIAL
    ORACION 1
    Por la señal de la santa Cruz de nuestros enemigos líbranos señor, Dios nuestro.
    En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amen.
    ORACION 2
    Señor mio Jesucristo, Dios y hombre verdadero, solo por quien sois, porque os amo sobre todas las cosas, conociendo lo mucho que he pecado por mi culpa, una y mil veces, digo que de haberos ofendido me pesa; misericordia Dios mio, misericordia. Propongo firmemente la enmienda de mi vida, ayudado por vuestra divina gracia, Amen.
    ORACION 3
    Angel de mi guarda, mi dulce compañia,no me desampares, ni de noche ni de día. Hasta que me pongas en paz y alegría, con todos los santos, con Jesús, José y María, Amen.
    2. ORACION DIARIA
    OFRECIMIENTO PARA TODOS LOS DIAS.
    ¡Padre celestial! ¡Padre amorosísimo! que para salvar las almas quisisteis que vuestro Hijo unigénito, haciéndose hombre, se sujetase a la vida más pobre y mortificada y derramase su sangre en la cruz por nuestro amor! ¿Cómo dejarías sufrir largo tiempo en el purgatorio a unas almas que tanto costaron a Jesucristo y que son vuestras hijas amadísimas? ¿Cómo permitirías que fuese malograda sangre de tan gran valor? Compadeceos, pues, de estas pobrecitas almas y libradlas de sus penas y tormentos. Copadeceos también de la mía y libradla de la esclavitud del vicio. Y si vuestra justicia pide satisfacción por las culpas cometidas yo os ofrezco por las obras buenas que haga en este novenario. ¡A!, de ningún valor, son en verdad; pero las uno con los méritos infinitos de vuestro Hijo divino, con los dolores de su Madre Santísima y con las virtudes heróicas de cuantos han existido en la tierra. Miradnos a todos, vivos y difuntos, con ojos de compasión y haced que celebremos un día vuestras misericordias en el eterno descanso de la gloria.- Amen.
    3. DIA PRIMERO
    CONSIDERACION
    Muchas son las penas que sufren las benditas almas del Purgatorio pero la mayor de ellas consiste en pensar que por los pecados que cometieron en vida han sido ellas mismas la causa de sus propios sufrimientos.
    ¡Oh Jesús, Salvador mío!, yo que tantas veces he merecido el infierno, ¿cuánta pena no experimentaría ahora, si me viese condenado al pensar que yo mismo había sido la causa de mi condenación? Gracias os doy por la paciencia que conmigo habéis tenido, dadme gracia para apartarme de las ocasiones de ofenderos y tened piedad de las almas que sufren en aquel fuego por causa mía.
    Y Vos, ¡O María, Madre de Dios! socorredlas con vuestros poderosos ruegos.
    PADRE NUESTRO, AVE MARIA Y GLORIA.
    Aquí esforzando cada cual su devoción, pedirá interiormente a Cristo crucificado lo que desea conseguir por medio de esta novena para sufragio de las almas del Purgatorio.
    Este se repetirá todos los días después de la oración del día.
    4. DIA SEGUNDO
    CONSIDERACION
    La segunda pena que aflige en alto grado a estas benditas almas es el tiempo que en vida perdieron, durante el cual habrían podido adquirir mayores méritos para el cielo, y el pensamiento de que esta pédrida es para siempre irreparable terminando con la vida el tiempo de merecer.
    ¡Infeliz de mí, oh Señor, que por espacio de tantos años he vivido en la tierra no mereciendo sino los castigos del infierno!
    Gracias os doy porque todavía me concedéis tiempo para remediar el mal que he hecho y el bien que he dejado de hacer.
    Concededme vuestro socorro para que lo que me queda en vida, lo emplée únicmente en serviros y en amaros. Tened piedad de mí y de esas almas benditas que arden en el Purgatorio por no haber empleado como debían el tiempo que Vos les disteis para su santificación.
    Y Vos, ¡oh María, Madre de Dios! socorredlas con vuestros poderosos ruegos.
    PADRE NUESTRO, AVE MARIA Y GLORIA. Todo lo demás del primer día.
    5. DIA TERCERO
    Otra de las mayores penas que afligen a esas benditas ánimas es la vista espantosa de los pecados que están expiando. En la vida presente no se conoce la fealdad del pecado, pero bien se conoce en la otra, y este conocimiento es uno de los más vivos dolores que sufren las almas en el Purgatorio.
    ¡Oh Dios mío!, os amo sobre todas las cosas porque sois infinita bondad; duélome con todo mi corazón de haberos ofendido; concededme la santa perseveracia; tened piedad de mí y de aquellas santas almas atormentadas con la vista de los pecados que no quisieron evitar y cometieron sin horror.
    Y Vos ¡Oh María, Madre de Dios! socorredlas con vuestros ruegos poderosos y rogad tambén por nosotros que estamos aún en peligro de condenarnos.
    PADRE NUESTRO, AVE MARIA Y GLORIA. Todo lo demás del primer día.
    6. DIA CUARTO
    ENLACES RELACIONADOS
    CONSIDERACION
    Una de las penas que más afligen a aquellas almas, esposas de Jesucristo, es el pensar que en vida, por sus culpas, disgustaron a aquel Dios a quien tanto aman. Se han visto penitentes morir de dolor al pensar que habían ofendido a un Dios tan bueno. Mucho mejor que nosotros conocen las almas del Purgatorio cuán amable es Dios y por consiguiente lo aman con todas sus fuerzas; por eso, al pensar que lo disgustaron en la vida, experimentan un dolor superior a todo otro dolor.
    ¡Oh, Dios mío!, y yo que os ofendo con tanta facilidad, sin que me mueva lo mucho que habéis hecho por mí, ni las penas que me esperan en el Purgatorio; tened piedad de mí y de aquellas santas almas que arden en ese fuego por el desprecio que hicieron de las faltas veniales y que ahora os aman de todo corazón.
    Y Vos, oh María, protegednos a nosotros para que acertemos a llevar vida perfecta y socorredlas a ellas para que mitiguen sus dolores.
    PADRE NUESTRO, AVE MARIA Y GLORIA. Todo lo demás del primer día.
    7. DIA QUINTO
    Otra de las grandes penas que afligen a aquellas benditas almas es el sufrir aquel fuego sin saber cuándo tendrán fin sus tormentos. Es verdad que tienen la certidumbre de verse un día libres de ellos; pero la incertidumbre del tiempo en que se habrán de acabar, les causa un gravísimo tormento.
    ¡Oh, Señor, qué desgracia tan grande sería la mía si me hubiéseis enviado al infierno, a esa cárcel de tormentos, teniendo la seguridad de no salir de ella jamás! Gracias os doy conmigo; perdonadme, que quisiera antes morir que volver a ofenderos. Tened piedad de mí y de las benditas almas que en la tierra no han temido bastante las penas del Purgatorio. Y Vos, oh Madre de Dios y Madre mía, socorredlas con vuestro poder y abreviad el tiempo que las espera de la eterna posesión de Dios.
    PADRE NUESTRO, AVE MARIA Y GLORIA. Todo lo demás del primer día.
    8. DIA SEXTO
    Cuanto mayor es el consuelo que aquellas benditas almas les causa el recuerdo de la Pasión de Jesucristo, por cuya virtud se salvaron, y del Santísimo Sacramento del Altar, que les proporcionó y aún les proporciona tantas gracias, por medio de misas y comuniones tanto más les atormenta el pensamiento de no haber correspondido en vida a estos dos grandes beneficios del amor de Jesucristo.
    Òh Dios mío! Vos moristeis también por mí, y os habéis dado muchas veces a mí en la sagrada comunión, y yo siempre os he correspondido con negra ingratitud; más ahora os amo sobre todas las cosas, oh Supremo Bien mío! me arrepiento muy de todo corazón de haberos ofendido y con vuestra gracia propongo la enmienda. Dádmela Señor, y tened piedad de mí y de las almas que arden en el fuego del Purgatorio por la poca estima que hicieron de vuestra dolorosa pasión y por las comuniones omitidas por negligencia, o hechas con tibieza.
    Y Vos, oh María, Madre de Dios y Madre nuestra, interceded por ellas para que obtengan el perdón.
    PADRE NUESTRO, AVE MARIA Y GLORIA. Todo lo demás del primer día.
    9. DIA SEPTIMO

    CONSIDERACION
    Aumentan también las penas de aquellas benditas almas todos los beneficios particulares que recibieron de Dios, como el haber recibido el bautismo, el haber nacido en país católico, el haberles esperado Dios a penitencia y alcanzar el perdón de sus pecados tantas veces; porque todos esos favores les hacen conocer mejor la ingratitud con que han correspondido a Dios.
    Pero, ¡Dios mío! ¿quién ha sido más ingrato que yo? Vos me habéis esperado con tanta paciencia, me habéis perdonado tantas veces con amor, y yo, después de tantas promesas, os he vuelto a ofender. No me arrojéis al infierno porque os quiero amar y en el infierno no podría hacerlo. Tened lástima de mi alma y piedad de las del Purgatorio, que por sus muchas culpas se han hecho menos acreedoras a vuestra misercordia.
    Y Vos, oh Madre de misericordia, mitigad con vuestro poder sus sufrimientos.
    PADRE NUESTRO, AVE MARIA Y GLORIA. Todo lo demás del primer día.
    10. DIA OCTAVO
    Otra pena, en extremo amarga para aquellas benditas almas, es el pensar que durante su vida uso Dios con ellas de muchas misericordias especiales que no tuvo con los demás, y ellas con sus pecados le obligaron a que las condenara al infierno, aunque después por su misericordia las haya perdonado y salvado, viéndolas arrepentidas.
    Vedme aquí, ¡oh Dios mío! Yo soy uno de aquellos ingratos que después de haber recibido de Vos tantas gracias, he despreciado vuestro amor y os he obligado a condenarme al infierno. Gracias os doy por la misericordia y paciencia que habeís tenido en esperarme, me arrepiento con toda mi alma de haberos ofendido, y propongo la enmienda con vuestra gracia. Tened piedad de mí y de aquellas benditas almas que habiendo podido llegar a un alto grado de perfección en la tierra, merecen ahora estar más tiempo en el Purgatorio por sus continuas infidelidades a los llamamientos a vuestra gracia.
    Y Vos, Virgen fidelísima, interponed vuestros méritos en su favor.
    PADRE NUESTRO, AVE MARIA Y GLORIA. Todo lo demás del primer día.
    Grandes son las penas que sufresn aquellas santas almas: el fuego, el tedio, la oscuridad, la incertidumbre del tiempo en que han de verse libres de aquella cárcel; pero de todas, la mayor para esas santas esposas, es la de verse separadas de su divino Esposo y privadas de su vista y presencia.
    ¡Oh Dios mío! ¿cómo he podido yo vivir tantos años lejos de Vos, privado de vuestra gracia? ¡Oh Bondad infinita! os amo sobre todas las cosas, me arrepiento con todo mi corazón de haberos ofendido y quisiera antes morir que volver a ofenderos.
    Concededme la santa perseverancia y no permitáis que vuelva a caer otra vez en vuestra desgracia. Os suplico tengáis piedad de las almas del Purgatorio, especialmente las de mis padres, mis hermanos, mis parientes, mis amigos… y de todos aquellos por quienes mi corazón y mi conciencia me obligan a pediros con más empeño; que no sea por mi indiferencia o por mis culpas por lo que ellas permanezcan allí alejadas de Vos. Abreviad el tiempo de su destierro y admitidlas cuanto antes a la dicha de amaros para siempre en el cielo.
    Y Vos, ¡oh dulce Virgen María, consoladora de los afligidos, Madre de nuestro Salvador Jesús y de todos los fieles. Vos sois también la Madre de las pobres almas que sufren en el Purgatorio, yo imploro con confianza la inmensa bondad de vuestro Corazón y os ruego intercedáis con vuestro divino Hijo, para que por los méritos de su santo sacrificio en la cruz, obtengan el alivio y la libertad a que aspiran. Así sea.
    PADRE NUESTRO, AVE MARIA Y GLORIA. Todo lo demás del primer día.
    12. ORACION FINAL

    ORACION 1
    Recibid, Señor Dios mío, cuantos sacrificios os ha ofrecido y ofrece hoy por todo el mundo vuestra santa esposa, la santa Iglesia, y os suplico los apliquéis al alivio y descanso de las afligidas almas por quienes hago esta novena. Por los acerbos dolores de vuestra Madre Santísima en el día de vuestra dolorosa Pasión, dadles, Señor, refrigerio. Convertid a los pecadores, salvad a los agonzantes y a mí concededme la santificación en mi estado y la gracia particular que os pido, si es de vuestro beneplácito. Amén
    ORACION 2
    ¡Abrevia, oh Padre bondadoso! las angustias que sufren las almas queridas en el Purgatorio. No dilates, Señor, el término de sus penas, la sangre del Calvario satisfaga tu Justicia y dígnate admitirla en tu Santa Gloria, en donde nos veamos todos y podamos ensalzar tus misericordias eternamente. Amen.
    LOS CIEN REQUIEM
    EN SUFRAGIO DE LAS BENDITAS ALMAS DEL PURGATORIO
    RECOMENDACION
    Innumerables son los favores que se nos refieren, que han sido obtenidos por los devotos de las Almas del Purgatorio, por vías completamente inesperadas, mediante los cien requiem rezados en su sufragio.
    MODO DE PRACTICAR ESTA DEVOCION
    Puede servirse de un rosario común de cinco decenas, recorriéndolo dos veces para formar las diez decenas, o sea la centena de Requiem. Se empieza rezando el acto de contición, un Padrenuestro y después una decena de Requiem de esta forma:
    -Dadles, Señor, el descanso eterno.
    -y brille para ellas la luz perpetua.
    R. Al final de la decena de Requiem se hacen invocaciones:
    Almas santas, almas pacientes, almas cautivas, rogad a Dios por nosotros, que rogamos por vosotras para que el Señor os dé su gloria. Amén.
    Padre Eterno, os ofrecemos la Sangre, Pasión y Muerte de Nuestro Señor Jesucristo, los dolores de la Santísima Virgen y los de San José, por la remisión de nuestros pecads, la libertad de las Almas del Purgatorio y la conversión de los pecadores.
    Amen.
    Rezadas así diez decenas con las invocaciones al final de cada una de ellas, se tiene completos los cien requiem de esta devoción.
    (León XIIII concedió a cada requiem 50 días de indulgencia).
    SALMO 129
    DE PROFUNDIS
    Desde el profundo abismo de miserias en que estoy caído, clamo a Vos, Señor; no seáis, Dios mío, inexorable a mi voz. Dignaos escuchar los ruegos de un infeliz que no tiene otro recurso que vuestra gran misericordia.
    Sé, Dios mío, cuán culpable soy a vuestros ojos; mas, si examináis con rigor nuestras iniquidades, ¿quén podrá sufrir vuestros juicios?
    Si en nosotros solo encontráis delitos para perdernos, en Vos hallaréis motivos para salvarnos; os impusisteis la ley de no resistir a nuestras lágrimas y esto me obliga, Señor, a esperar confiado en vuestra gran bondad.
    Nunca me he olvidado de las promesas del Señor, que me han alentado en lo más fuerte de mis males; he esperado siempre en El.
    Así no deje Israel de esperar, pues recibirá por la noche el socorro que haya conseguido por el día.
    Porque es infinita la misericordia del Señor, que sabe hallar en los tesoros de su poder remedio para nuestros males.
    Y presto redimirá a su pueblo de todas sus miserias e iniquidades.
    Dales, Señor, el descanso eterno y luzca para ellas la eterna luz.
    Descansen en paz. Así sea.
    (50 días tres veces al día, 100 rezándole al toque de la campana).
    Encomendémonos ahora a las almas del Purgatorio y digamos:
    ¡Almas benditas! Ya que hemos rogado por vosotras, que tan amadas sois del Señor y que tenéis la sorpresa de no perderle a la esperanza de poseerle para siempre, rogadle por nosotros que nos vemos todavía en peligro de condenarnos.
    ¡Dulce Jesús!, dad descanso eterno a las benditas almas del Purgatorio. Amén.
    PADRE NUESTRO POR LAS VENDITAS ALMAS DEL PURGATORIO
    PADRENUESTRO
    A Santa Matilde habiendo comulgado por los muertos, le dijo Nuestro Señor: Recitad por ellos un Padrenuestro. Delante del altar donde se celebraba el Santro Sacrificio, la Santa hizo la oración siguiente, y cuando la hubo terminado, vio una multitud de almas subir al cielo. (R. 5, ch. 21).
    Padre Nuestro que estás en los cielos
    Os ruego, ¡oh tierno Padre!, que perdonéis a las almas del Purgatorio el no haberos amado y rendido el culto de adoración y respeto que os es debido, a Vos, Padre bueno y misericordioso; y haberos alejado de sus corazones donde Vos deseábais habitar.
    Para suplir sus faltas os ofrezco el amor y el honor de que vuestro divino Hijo os tributó en la tierra y la satisfacción infinita que os dio por todos los pecados de esas pobres almas.
    (Recítese diez veces la invocación “Jesús mío, misericordia”, y se ganarán cada vez 100 días de indulgencia por las benditas almas del Purgatorio).
    Santificado sea tu Nombre
    Perdonad, tierno Padre!, os lo suplico, a las almas de los fieles difuntos, el no haber honrado dignamente vuestro santo nombre, haberlo invocado rara vez, o empleado a menudo con ligereza y haberse hasta avergonzado algunas veces, de perteneceros. Como satisfacción de este pecado yo os ofrezco la santidad de vuestro Hijo Jesucristo, su obediencia, su celo por haceros conocer, su afán por honraros durante su vida y por anonadarse delante de Vos en el altar.
    ¡JESUS MIO, MISERICORDIA!
    Venga a nos el tu Reino
    Os ruego, ¡oh eterno Padre!, que perdonéis a las almas de los fieles difuntos, el poco celo en no haber deseado con bastante fervor y anhelado con afán la grandeza de vuestra gloria…! Ellas habrían podido tan fácilmente haceros amar instruyendo a los niños, llevando por el camino del bien a los que ellas amaban! Para expiar su indiferencia, yo os ofrezco los santos deseos de Jesucristo, en el celo que El ha tenido por la nuestra aún en el altar.
    ¡JESUS MIO, MISERICORDIA!
    Hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo
    Os suplico ¡oh Padre!, que perdonéis a las almas religiosas, al haber preferido algunas veces su voluntad a la vuestra y no haber amado en todo y de una manera perfecta vuestro deseo que se manifestaba por sus desobediencias y faltas de sumisión a las órdenes de sus superiores. Para reparar ofrezco la unión del dulcísimo Corazón de jesús con vuestra voluntad, la pronta y generosa obediencia que presta al Sacerdote viniendo al altar y la perfecta oblación de este divino Hijo que lo llevó hasta la muerte y muerte de cruz.
    ¡JESUS MIO, MISERICORDIA!
    El pan nuestro de cada día dánoslo hoy
    Os ruego, ¡oh Padre tierno!, que perdonéis a las almas de los fieles difuntos el no haber recibido el Santísimo Sacramento del Altar con los deseos, la devoción y el amor que El merece; el haber omitido por negligencia, cobardía o respetos humanos muchas comuniones que Vos les ofrecíais. Para expiar estos pecados, yo os ofrezco la santidad de vuestro Hijo Jesús, el amor ardiente y el deseo inefable que le llevó a daros el precioso tesoro de su Cuerpo y de su Sangre.
    ¡JESUS MIO, MISERICORDIA!
    Pedrónanos nuestras deudas, así como nosotros pernonamos a nuestros deudores.
    Os ruego, ¡oh Eterno Padre!, que perdonéis a las almas de los fieles difuntos los pecados en los cuales cayeron, no perdonando fácilmente; guardando algún rencor, alimentando ligeros pensamientos de venganza. Por esos pecados yo os ofrezco la oración tan tierna y tan amorosa que vuestro Hijo Jesús hizo en la Cruz por sus enemigos.
    ¡JESUS MIO, MISERICORDIA!
    No nos dejes caer en tentación
    Os suplico, ¡oh tierno Padre!, que perdonéis a las almas de los fieles difuntos la poca fuerza que opusieron para rechazar la tentación de sencualidad, reprimir la curiosidad de sus miradas, y cuidarse de algunos goces peligrosos. Para expiar esta multitud de pecados, yo os ofrezco las fatigas de Jesús, sus lágrimas, sus mortificaciones y sus humillaciones en el altar.
    ¡JESUS MIO, MISERICORDIA!
    Mas líbranos del mal
    Sí, Dios mío, libradlas del mal que soportan esas santas almas, en otro tiempo culpables, ahora tan arrepentidas y resignadas; libradlas por los méritos de Jesucristo.
    Y Vos, ¡oh Salvador, tan lleno de misericordia! Vos que estáis sobre este altar, tened piedad de sus lamentos y de sus lágrimas. Ellas se unen a mí para clamar hasta Vos durante su vida y olvidad las faltas que la fragilidad de nuestra naturaleza les hizo cometer.
    ¡JESUS MIO, MISERICORDIA!
    SUPLICAS
    A NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO
    Para que por los dolores de su Pasíon, tenga misericordia de las almas del Purgatorio.
    ¡Oh dulcísimo Jesús, por el sudor de sangre que derramasteis en el Huerto de Getsemaní.
    R/ Tened piedad de las almas de Purgatorio.
    ¡Oh dulcísimo Jesús!, por los dolores de vuestra cruelísima flagelación.
    R/ Tened piedad de las almas del Purgatorio.
    ¡Oh dulcísimo Jesús!, por los dolores de vuestra coronación de espinas.
    R/ Tened piedad de las almas del Purgatorio.
    Que padecisteis llevando hasta el Calvario la cruz a cuestas.
    R/ Tened piedad de las almas del Purgatorio.
    que sufristeis en el despojo de vuestras vestiduras.
    R/ Tened piedad de las almas del Purgatorio.
    ¡Oh dulcísimo jesús!, por los dorores de vuestra crucifixión.
    R/ Tened piedad de las almas del Purgatorio.
    ¡Oh dulcísimo Jesús!, por los dolores de vuestra agonía en la cruz.
    R/ Tened piedad de las almas del Purgatorio.
    ¡Oh dulcísimo Jesús!, por el inmenso dolor que padecisteis al separarse vuestra alma de vuestro cuerpo.
    R/ Tened piedad de las almas del Purgatorio.
    Compadeceos, oh buen Jesús, de las almas que están detenidas en el Purgatorio, por cuya salvación habéis tomado nuestra naturaleza humana y sufrido la muerte más cruel.

  • mariate dice:

    gracias animas benditas por el favor recibido
    NOVENA A LAS BENDITAS ALMAS DEL PURGATORIO
    NOVENA A LAS BENDITAS ALMAS DEL PURGATORIO
    1. ORACION INICIAL
    2. ORACION DIARIA
    3. DIA PRIMERO
    LAMENTOS DE LAS BENDITAS ALMAS DEL PURGATORIO
    4. DIA SEGUNDO
    5. DIA TERCERO
    6. DIA CUARTO
    7. DIA QUINTO
    8. DIA SEXTO
    9. DIA SEPTIMO
    10. DIA OCTAVO
    11. DIA NOVENO
    12. ORACION FINAL
    LOS CIEN REQUIEM
    SALMO 129
    PADRE NUESTRO POR LAS VENDITAS ALMAS DEL PURGATORIO
    SUPLICAS
    ENLACES RELACIONADOS
    COMO HACER LA NOVENA
    Existe un orden para hacer la novena a las benditas almas del purgatorio y es el que está en parte izquierda de esta página.
    1. ORACION INICIAL: Es la forma de iniciar la novena y se debe hacer todos los días.
    Está compuesta por tres oraciones.
    2. ORACION DIARIA: Igual a la oración inicial, este es el ofrecimiento para todos los días de la novena.
    3. Después de la Oración inicial y la Oración diaria, se procede a rezar cada uno de los días (del 1 al 9), esto es la consideración de cada día terminando con un Padrenuestro, un Ave María y un gloria.
    4. Se medita sobre lo que se quiere conseguir por medio de esta novena.
    5. Se leen los lamentos de las benditas almas del Purgatorio.
    NOTA: Los lamentos se deben leer todos los días después de la consideracion del día correspondiente
    6. Se hace la Oración final.
    7. Si se quiere, antes de la Oración final, se pueden hacer algunas de las oraciones que se tienen en esta página. Estas se realizan despues de los lamentos a las benditas almas del purgatorio.
    1. ORACION INICIAL
    ORACION 1
    Por la señal de la santa Cruz de nuestros enemigos líbranos señor, Dios nuestro.
    En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amen.
    ORACION 2
    Señor mio Jesucristo, Dios y hombre verdadero, solo por quien sois, porque os amo sobre todas las cosas, conociendo lo mucho que he pecado por mi culpa, una y mil veces, digo que de haberos ofendido me pesa; misericordia Dios mio, misericordia. Propongo firmemente la enmienda de mi vida, ayudado por vuestra divina gracia, Amen.
    ORACION 3
    Angel de mi guarda, mi dulce compañia,no me desampares, ni de noche ni de día. Hasta que me pongas en paz y alegría, con todos los santos, con Jesús, José y María, Amen.
    2. ORACION DIARIA
    OFRECIMIENTO PARA TODOS LOS DIAS.
    ¡Padre celestial! ¡Padre amorosísimo! que para salvar las almas quisisteis que vuestro Hijo unigénito, haciéndose hombre, se sujetase a la vida más pobre y mortificada y derramase su sangre en la cruz por nuestro amor! ¿Cómo dejarías sufrir largo tiempo en el purgatorio a unas almas que tanto costaron a Jesucristo y que son vuestras hijas amadísimas? ¿Cómo permitirías que fuese malograda sangre de tan gran valor? Compadeceos, pues, de estas pobrecitas almas y libradlas de sus penas y tormentos. Copadeceos también de la mía y libradla de la esclavitud del vicio. Y si vuestra justicia pide satisfacción por las culpas cometidas yo os ofrezco por las obras buenas que haga en este novenario. ¡A!, de ningún valor, son en verdad; pero las uno con los méritos infinitos de vuestro Hijo divino, con los dolores de su Madre Santísima y con las virtudes heróicas de cuantos han existido en la tierra. Miradnos a todos, vivos y difuntos, con ojos de compasión y haced que celebremos un día vuestras misericordias en el eterno descanso de la gloria.- Amen.
    3. DIA PRIMERO
    CONSIDERACION
    Muchas son las penas que sufren las benditas almas del Purgatorio pero la mayor de ellas consiste en pensar que por los pecados que cometieron en vida han sido ellas mismas la causa de sus propios sufrimientos.
    ¡Oh Jesús, Salvador mío!, yo que tantas veces he merecido el infierno, ¿cuánta pena no experimentaría ahora, si me viese condenado al pensar que yo mismo había sido la causa de mi condenación? Gracias os doy por la paciencia que conmigo habéis tenido, dadme gracia para apartarme de las ocasiones de ofenderos y tened piedad de las almas que sufren en aquel fuego por causa mía.
    Y Vos, ¡O María, Madre de Dios! socorredlas con vuestros poderosos ruegos.
    PADRE NUESTRO, AVE MARIA Y GLORIA.
    Aquí esforzando cada cual su devoción, pedirá interiormente a Cristo crucificado lo que desea conseguir por medio de esta novena para sufragio de las almas del Purgatorio.
    Este se repetirá todos los días después de la oración del día.
    4. DIA SEGUNDO
    CONSIDERACION
    La segunda pena que aflige en alto grado a estas benditas almas es el tiempo que en vida perdieron, durante el cual habrían podido adquirir mayores méritos para el cielo, y el pensamiento de que esta pédrida es para siempre irreparable terminando con la vida el tiempo de merecer.
    ¡Infeliz de mí, oh Señor, que por espacio de tantos años he vivido en la tierra no mereciendo sino los castigos del infierno!
    Gracias os doy porque todavía me concedéis tiempo para remediar el mal que he hecho y el bien que he dejado de hacer.
    Concededme vuestro socorro para que lo que me queda en vida, lo emplée únicmente en serviros y en amaros. Tened piedad de mí y de esas almas benditas que arden en el Purgatorio por no haber empleado como debían el tiempo que Vos les disteis para su santificación.
    Y Vos, ¡oh María, Madre de Dios! socorredlas con vuestros poderosos ruegos.
    PADRE NUESTRO, AVE MARIA Y GLORIA. Todo lo demás del primer día.
    5. DIA TERCERO
    Otra de las mayores penas que afligen a esas benditas ánimas es la vista espantosa de los pecados que están expiando. En la vida presente no se conoce la fealdad del pecado, pero bien se conoce en la otra, y este conocimiento es uno de los más vivos dolores que sufren las almas en el Purgatorio.
    ¡Oh Dios mío!, os amo sobre todas las cosas porque sois infinita bondad; duélome con todo mi corazón de haberos ofendido; concededme la santa perseveracia; tened piedad de mí y de aquellas santas almas atormentadas con la vista de los pecados que no quisieron evitar y cometieron sin horror.
    Y Vos ¡Oh María, Madre de Dios! socorredlas con vuestros ruegos poderosos y rogad tambén por nosotros que estamos aún en peligro de condenarnos.
    PADRE NUESTRO, AVE MARIA Y GLORIA. Todo lo demás del primer día.
    6. DIA CUARTO
    ENLACES RELACIONADOS
    CONSIDERACION
    Una de las penas que más afligen a aquellas almas, esposas de Jesucristo, es el pensar que en vida, por sus culpas, disgustaron a aquel Dios a quien tanto aman. Se han visto penitentes morir de dolor al pensar que habían ofendido a un Dios tan bueno. Mucho mejor que nosotros conocen las almas del Purgatorio cuán amable es Dios y por consiguiente lo aman con todas sus fuerzas; por eso, al pensar que lo disgustaron en la vida, experimentan un dolor superior a todo otro dolor.
    ¡Oh, Dios mío!, y yo que os ofendo con tanta facilidad, sin que me mueva lo mucho que habéis hecho por mí, ni las penas que me esperan en el Purgatorio; tened piedad de mí y de aquellas santas almas que arden en ese fuego por el desprecio que hicieron de las faltas veniales y que ahora os aman de todo corazón.
    Y Vos, oh María, protegednos a nosotros para que acertemos a llevar vida perfecta y socorredlas a ellas para que mitiguen sus dolores.
    PADRE NUESTRO, AVE MARIA Y GLORIA. Todo lo demás del primer día.
    7. DIA QUINTO
    Otra de las grandes penas que afligen a aquellas benditas almas es el sufrir aquel fuego sin saber cuándo tendrán fin sus tormentos. Es verdad que tienen la certidumbre de verse un día libres de ellos; pero la incertidumbre del tiempo en que se habrán de acabar, les causa un gravísimo tormento.
    ¡Oh, Señor, qué desgracia tan grande sería la mía si me hubiéseis enviado al infierno, a esa cárcel de tormentos, teniendo la seguridad de no salir de ella jamás! Gracias os doy conmigo; perdonadme, que quisiera antes morir que volver a ofenderos. Tened piedad de mí y de las benditas almas que en la tierra no han temido bastante las penas del Purgatorio. Y Vos, oh Madre de Dios y Madre mía, socorredlas con vuestro poder y abreviad el tiempo que las espera de la eterna posesión de Dios.
    PADRE NUESTRO, AVE MARIA Y GLORIA. Todo lo demás del primer día.
    8. DIA SEXTO
    Cuanto mayor es el consuelo que aquellas benditas almas les causa el recuerdo de la Pasión de Jesucristo, por cuya virtud se salvaron, y del Santísimo Sacramento del Altar, que les proporcionó y aún les proporciona tantas gracias, por medio de misas y comuniones tanto más les atormenta el pensamiento de no haber correspondido en vida a estos dos grandes beneficios del amor de Jesucristo.
    Òh Dios mío! Vos moristeis también por mí, y os habéis dado muchas veces a mí en la sagrada comunión, y yo siempre os he correspondido con negra ingratitud; más ahora os amo sobre todas las cosas, oh Supremo Bien mío! me arrepiento muy de todo corazón de haberos ofendido y con vuestra gracia propongo la enmienda. Dádmela Señor, y tened piedad de mí y de las almas que arden en el fuego del Purgatorio por la poca estima que hicieron de vuestra dolorosa pasión y por las comuniones omitidas por negligencia, o hechas con tibieza.
    Y Vos, oh María, Madre de Dios y Madre nuestra, interceded por ellas para que obtengan el perdón.
    PADRE NUESTRO, AVE MARIA Y GLORIA. Todo lo demás del primer día.
    9. DIA SEPTIMO

    CONSIDERACION
    Aumentan también las penas de aquellas benditas almas todos los beneficios particulares que recibieron de Dios, como el haber recibido el bautismo, el haber nacido en país católico, el haberles esperado Dios a penitencia y alcanzar el perdón de sus pecados tantas veces; porque todos esos favores les hacen conocer mejor la ingratitud con que han correspondido a Dios.
    Pero, ¡Dios mío! ¿quién ha sido más ingrato que yo? Vos me habéis esperado con tanta paciencia, me habéis perdonado tantas veces con amor, y yo, después de tantas promesas, os he vuelto a ofender. No me arrojéis al infierno porque os quiero amar y en el infierno no podría hacerlo. Tened lástima de mi alma y piedad de las del Purgatorio, que por sus muchas culpas se han hecho menos acreedoras a vuestra misercordia.
    Y Vos, oh Madre de misericordia, mitigad con vuestro poder sus sufrimientos.
    PADRE NUESTRO, AVE MARIA Y GLORIA. Todo lo demás del primer día.
    10. DIA OCTAVO
    Otra pena, en extremo amarga para aquellas benditas almas, es el pensar que durante su vida uso Dios con ellas de muchas misericordias especiales que no tuvo con los demás, y ellas con sus pecados le obligaron a que las condenara al infierno, aunque después por su misericordia las haya perdonado y salvado, viéndolas arrepentidas.
    Vedme aquí, ¡oh Dios mío! Yo soy uno de aquellos ingratos que después de haber recibido de Vos tantas gracias, he despreciado vuestro amor y os he obligado a condenarme al infierno. Gracias os doy por la misericordia y paciencia que habeís tenido en esperarme, me arrepiento con toda mi alma de haberos ofendido, y propongo la enmienda con vuestra gracia. Tened piedad de mí y de aquellas benditas almas que habiendo podido llegar a un alto grado de perfección en la tierra, merecen ahora estar más tiempo en el Purgatorio por sus continuas infidelidades a los llamamientos a vuestra gracia.
    Y Vos, Virgen fidelísima, interponed vuestros méritos en su favor.
    PADRE NUESTRO, AVE MARIA Y GLORIA. Todo lo demás del primer día.
    Grandes son las penas que sufresn aquellas santas almas: el fuego, el tedio, la oscuridad, la incertidumbre del tiempo en que han de verse libres de aquella cárcel; pero de todas, la mayor para esas santas esposas, es la de verse separadas de su divino Esposo y privadas de su vista y presencia.
    ¡Oh Dios mío! ¿cómo he podido yo vivir tantos años lejos de Vos, privado de vuestra gracia? ¡Oh Bondad infinita! os amo sobre todas las cosas, me arrepiento con todo mi corazón de haberos ofendido y quisiera antes morir que volver a ofenderos.
    Concededme la santa perseverancia y no permitáis que vuelva a caer otra vez en vuestra desgracia. Os suplico tengáis piedad de las almas del Purgatorio, especialmente las de mis padres, mis hermanos, mis parientes, mis amigos… y de todos aquellos por quienes mi corazón y mi conciencia me obligan a pediros con más empeño; que no sea por mi indiferencia o por mis culpas por lo que ellas permanezcan allí alejadas de Vos. Abreviad el tiempo de su destierro y admitidlas cuanto antes a la dicha de amaros para siempre en el cielo.
    Y Vos, ¡oh dulce Virgen María, consoladora de los afligidos, Madre de nuestro Salvador Jesús y de todos los fieles. Vos sois también la Madre de las pobres almas que sufren en el Purgatorio, yo imploro con confianza la inmensa bondad de vuestro Corazón y os ruego intercedáis con vuestro divino Hijo, para que por los méritos de su santo sacrificio en la cruz, obtengan el alivio y la libertad a que aspiran. Así sea.
    PADRE NUESTRO, AVE MARIA Y GLORIA. Todo lo demás del primer día.
    12. ORACION FINAL

    ORACION 1
    Recibid, Señor Dios mío, cuantos sacrificios os ha ofrecido y ofrece hoy por todo el mundo vuestra santa esposa, la santa Iglesia, y os suplico los apliquéis al alivio y descanso de las afligidas almas por quienes hago esta novena. Por los acerbos dolores de vuestra Madre Santísima en el día de vuestra dolorosa Pasión, dadles, Señor, refrigerio. Convertid a los pecadores, salvad a los agonzantes y a mí concededme la santificación en mi estado y la gracia particular que os pido, si es de vuestro beneplácito. Amén
    ORACION 2
    ¡Abrevia, oh Padre bondadoso! las angustias que sufren las almas queridas en el Purgatorio. No dilates, Señor, el término de sus penas, la sangre del Calvario satisfaga tu Justicia y dígnate admitirla en tu Santa Gloria, en donde nos veamos todos y podamos ensalzar tus misericordias eternamente. Amen.
    LOS CIEN REQUIEM
    EN SUFRAGIO DE LAS BENDITAS ALMAS DEL PURGATORIO
    RECOMENDACION
    Innumerables son los favores que se nos refieren, que han sido obtenidos por los devotos de las Almas del Purgatorio, por vías completamente inesperadas, mediante los cien requiem rezados en su sufragio.
    MODO DE PRACTICAR ESTA DEVOCION
    Puede servirse de un rosario común de cinco decenas, recorriéndolo dos veces para formar las diez decenas, o sea la centena de Requiem. Se empieza rezando el acto de contición, un Padrenuestro y después una decena de Requiem de esta forma:
    -Dadles, Señor, el descanso eterno.
    -y brille para ellas la luz perpetua.
    R. Al final de la decena de Requiem se hacen invocaciones:
    Almas santas, almas pacientes, almas cautivas, rogad a Dios por nosotros, que rogamos por vosotras para que el Señor os dé su gloria. Amén.
    Padre Eterno, os ofrecemos la Sangre, Pasión y Muerte de Nuestro Señor Jesucristo, los dolores de la Santísima Virgen y los de San José, por la remisión de nuestros pecads, la libertad de las Almas del Purgatorio y la conversión de los pecadores.
    Amen.
    Rezadas así diez decenas con las invocaciones al final de cada una de ellas, se tiene completos los cien requiem de esta devoción.
    (León XIIII concedió a cada requiem 50 días de indulgencia).
    SALMO 129
    DE PROFUNDIS
    Desde el profundo abismo de miserias en que estoy caído, clamo a Vos, Señor; no seáis, Dios mío, inexorable a mi voz. Dignaos escuchar los ruegos de un infeliz que no tiene otro recurso que vuestra gran misericordia.
    Sé, Dios mío, cuán culpable soy a vuestros ojos; mas, si examináis con rigor nuestras iniquidades, ¿quén podrá sufrir vuestros juicios?
    Si en nosotros solo encontráis delitos para perdernos, en Vos hallaréis motivos para salvarnos; os impusisteis la ley de no resistir a nuestras lágrimas y esto me obliga, Señor, a esperar confiado en vuestra gran bondad.
    Nunca me he olvidado de las promesas del Señor, que me han alentado en lo más fuerte de mis males; he esperado siempre en El.
    Así no deje Israel de esperar, pues recibirá por la noche el socorro que haya conseguido por el día.
    Porque es infinita la misericordia del Señor, que sabe hallar en los tesoros de su poder remedio para nuestros males.
    Y presto redimirá a su pueblo de todas sus miserias e iniquidades.
    Dales, Señor, el descanso eterno y luzca para ellas la eterna luz.
    Descansen en paz. Así sea.
    (50 días tres veces al día, 100 rezándole al toque de la campana).
    Encomendémonos ahora a las almas del Purgatorio y digamos:
    ¡Almas benditas! Ya que hemos rogado por vosotras, que tan amadas sois del Señor y que tenéis la sorpresa de no perderle a la esperanza de poseerle para siempre, rogadle por nosotros que nos vemos todavía en peligro de condenarnos.
    ¡Dulce Jesús!, dad descanso eterno a las benditas almas del Purgatorio. Amén.
    PADRE NUESTRO POR LAS VENDITAS ALMAS DEL PURGATORIO
    PADRENUESTRO
    A Santa Matilde habiendo comulgado por los muertos, le dijo Nuestro Señor: Recitad por ellos un Padrenuestro. Delante del altar donde se celebraba el Santro Sacrificio, la Santa hizo la oración siguiente, y cuando la hubo terminado, vio una multitud de almas subir al cielo. (R. 5, ch. 21).
    Padre Nuestro que estás en los cielos
    Os ruego, ¡oh tierno Padre!, que perdonéis a las almas del Purgatorio el no haberos amado y rendido el culto de adoración y respeto que os es debido, a Vos, Padre bueno y misericordioso; y haberos alejado de sus corazones donde Vos deseábais habitar.
    Para suplir sus faltas os ofrezco el amor y el honor de que vuestro divino Hijo os tributó en la tierra y la satisfacción infinita que os dio por todos los pecados de esas pobres almas.
    (Recítese diez veces la invocación “Jesús mío, misericordia”, y se ganarán cada vez 100 días de indulgencia por las benditas almas del Purgatorio).
    Santificado sea tu Nombre
    Perdonad, tierno Padre!, os lo suplico, a las almas de los fieles difuntos, el no haber honrado dignamente vuestro santo nombre, haberlo invocado rara vez, o empleado a menudo con ligereza y haberse hasta avergonzado algunas veces, de perteneceros. Como satisfacción de este pecado yo os ofrezco la santidad de vuestro Hijo Jesucristo, su obediencia, su celo por haceros conocer, su afán por honraros durante su vida y por anonadarse delante de Vos en el altar.
    ¡JESUS MIO, MISERICORDIA!
    Venga a nos el tu Reino
    Os ruego, ¡oh eterno Padre!, que perdonéis a las almas de los fieles difuntos, el poco celo en no haber deseado con bastante fervor y anhelado con afán la grandeza de vuestra gloria…! Ellas habrían podido tan fácilmente haceros amar instruyendo a los niños, llevando por el camino del bien a los que ellas amaban! Para expiar su indiferencia, yo os ofrezco los santos deseos de Jesucristo, en el celo que El ha tenido por la nuestra aún en el altar.
    ¡JESUS MIO, MISERICORDIA!
    Hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo
    Os suplico ¡oh Padre!, que perdonéis a las almas religiosas, al haber preferido algunas veces su voluntad a la vuestra y no haber amado en todo y de una manera perfecta vuestro deseo que se manifestaba por sus desobediencias y faltas de sumisión a las órdenes de sus superiores. Para reparar ofrezco la unión del dulcísimo Corazón de jesús con vuestra voluntad, la pronta y generosa obediencia que presta al Sacerdote viniendo al altar y la perfecta oblación de este divino Hijo que lo llevó hasta la muerte y muerte de cruz.
    ¡JESUS MIO, MISERICORDIA!
    El pan nuestro de cada día dánoslo hoy
    Os ruego, ¡oh Padre tierno!, que perdonéis a las almas de los fieles difuntos el no haber recibido el Santísimo Sacramento del Altar con los deseos, la devoción y el amor que El merece; el haber omitido por negligencia, cobardía o respetos humanos muchas comuniones que Vos les ofrecíais. Para expiar estos pecados, yo os ofrezco la santidad de vuestro Hijo Jesús, el amor ardiente y el deseo inefable que le llevó a daros el precioso tesoro de su Cuerpo y de su Sangre.
    ¡JESUS MIO, MISERICORDIA!
    Pedrónanos nuestras deudas, así como nosotros pernonamos a nuestros deudores.
    Os ruego, ¡oh Eterno Padre!, que perdonéis a las almas de los fieles difuntos los pecados en los cuales cayeron, no perdonando fácilmente; guardando algún rencor, alimentando ligeros pensamientos de venganza. Por esos pecados yo os ofrezco la oración tan tierna y tan amorosa que vuestro Hijo Jesús hizo en la Cruz por sus enemigos.
    ¡JESUS MIO, MISERICORDIA!
    No nos dejes caer en tentación
    Os suplico, ¡oh tierno Padre!, que perdonéis a las almas de los fieles difuntos la poca fuerza que opusieron para rechazar la tentación de sencualidad, reprimir la curiosidad de sus miradas, y cuidarse de algunos goces peligrosos. Para expiar esta multitud de pecados, yo os ofrezco las fatigas de Jesús, sus lágrimas, sus mortificaciones y sus humillaciones en el altar.
    ¡JESUS MIO, MISERICORDIA!
    Mas líbranos del mal
    Sí, Dios mío, libradlas del mal que soportan esas santas almas, en otro tiempo culpables, ahora tan arrepentidas y resignadas; libradlas por los méritos de Jesucristo.
    Y Vos, ¡oh Salvador, tan lleno de misericordia! Vos que estáis sobre este altar, tened piedad de sus lamentos y de sus lágrimas. Ellas se unen a mí para clamar hasta Vos durante su vida y olvidad las faltas que la fragilidad de nuestra naturaleza les hizo cometer.
    ¡JESUS MIO, MISERICORDIA!
    SUPLICAS
    A NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO
    Para que por los dolores de su Pasíon, tenga misericordia de las almas del Purgatorio.
    ¡Oh dulcísimo Jesús, por el sudor de sangre que derramasteis en el Huerto de Getsemaní.
    R/ Tened piedad de las almas de Purgatorio.
    ¡Oh dulcísimo Jesús!, por los dolores de vuestra cruelísima flagelación.
    R/ Tened piedad de las almas del Purgatorio.
    ¡Oh dulcísimo Jesús!, por los dolores de vuestra coronación de espinas.
    R/ Tened piedad de las almas del Purgatorio.
    Que padecisteis llevando hasta el Calvario la cruz a cuestas.
    R/ Tened piedad de las almas del Purgatorio.
    que sufristeis en el despojo de vuestras vestiduras.
    R/ Tened piedad de las almas del Purgatorio.
    ¡Oh dulcísimo jesús!, por los dorores de vuestra crucifixión.
    R/ Tened piedad de las almas del Purgatorio.
    ¡Oh dulcísimo Jesús!, por los dolores de vuestra agonía en la cruz.
    R/ Tened piedad de las almas del Purgatorio.
    ¡Oh dulcísimo Jesús!, por el inmenso dolor que padecisteis al separarse vuestra alma de vuestro cuerpo.
    R/ Tened piedad de las almas del Purgatorio.
    Compadeceos, oh buen Jesús, de las almas que están detenidas en el Purgatorio, por cuya salvación habéis tomado nuestra naturaleza humana y sufrido la muerte más cruel.

  • mariate dice:

    gracias animas benditas por el favor recibido
    NOVENA A LAS BENDITAS ALMAS DEL PURGATORIO
    NOVENA A LAS BENDITAS ALMAS DEL PURGATORIO
    1. ORACION INICIAL
    2. ORACION DIARIA
    3. DIA PRIMERO
    LAMENTOS DE LAS BENDITAS ALMAS DEL PURGATORIO
    4. DIA SEGUNDO
    5. DIA TERCERO
    6. DIA CUARTO
    7. DIA QUINTO
    8. DIA SEXTO
    9. DIA SEPTIMO
    10. DIA OCTAVO
    11. DIA NOVENO
    12. ORACION FINAL
    LOS CIEN REQUIEM
    SALMO 129
    PADRE NUESTRO POR LAS VENDITAS ALMAS DEL PURGATORIO
    SUPLICAS
    ENLACES RELACIONADOS
    COMO HACER LA NOVENA
    Existe un orden para hacer la novena a las benditas almas del purgatorio y es el que está en parte izquierda de esta página.
    1. ORACION INICIAL: Es la forma de iniciar la novena y se debe hacer todos los días.
    Está compuesta por tres oraciones.
    2. ORACION DIARIA: Igual a la oración inicial, este es el ofrecimiento para todos los días de la novena.
    3. Después de la Oración inicial y la Oración diaria, se procede a rezar cada uno de los días (del 1 al 9), esto es la consideración de cada día terminando con un Padrenuestro, un Ave María y un gloria.
    4. Se medita sobre lo que se quiere conseguir por medio de esta novena.
    5. Se leen los lamentos de las benditas almas del Purgatorio.
    NOTA: Los lamentos se deben leer todos los días después de la consideracion del día correspondiente
    6. Se hace la Oración final.
    7. Si se quiere, antes de la Oración final, se pueden hacer algunas de las oraciones que se tienen en esta página. Estas se realizan despues de los lamentos a las benditas almas del purgatorio.
    1. ORACION INICIAL
    ORACION 1
    Por la señal de la santa Cruz de nuestros enemigos líbranos señor, Dios nuestro.
    En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amen.
    ORACION 2
    Señor mio Jesucristo, Dios y hombre verdadero, solo por quien sois, porque os amo sobre todas las cosas, conociendo lo mucho que he pecado por mi culpa, una y mil veces, digo que de haberos ofendido me pesa; misericordia Dios mio, misericordia. Propongo firmemente la enmienda de mi vida, ayudado por vuestra divina gracia, Amen.
    ORACION 3
    Angel de mi guarda, mi dulce compañia,no me desampares, ni de noche ni de día. Hasta que me pongas en paz y alegría, con todos los santos, con Jesús, José y María, Amen.
    2. ORACION DIARIA
    OFRECIMIENTO PARA TODOS LOS DIAS.
    ¡Padre celestial! ¡Padre amorosísimo! que para salvar las almas quisisteis que vuestro Hijo unigénito, haciéndose hombre, se sujetase a la vida más pobre y mortificada y derramase su sangre en la cruz por nuestro amor! ¿Cómo dejarías sufrir largo tiempo en el purgatorio a unas almas que tanto costaron a Jesucristo y que son vuestras hijas amadísimas? ¿Cómo permitirías que fuese malograda sangre de tan gran valor? Compadeceos, pues, de estas pobrecitas almas y libradlas de sus penas y tormentos. Copadeceos también de la mía y libradla de la esclavitud del vicio. Y si vuestra justicia pide satisfacción por las culpas cometidas yo os ofrezco por las obras buenas que haga en este novenario. ¡A!, de ningún valor, son en verdad; pero las uno con los méritos infinitos de vuestro Hijo divino, con los dolores de su Madre Santísima y con las virtudes heróicas de cuantos han existido en la tierra. Miradnos a todos, vivos y difuntos, con ojos de compasión y haced que celebremos un día vuestras misericordias en el eterno descanso de la gloria.- Amen.
    3. DIA PRIMERO
    CONSIDERACION
    Muchas son las penas que sufren las benditas almas del Purgatorio pero la mayor de ellas consiste en pensar que por los pecados que cometieron en vida han sido ellas mismas la causa de sus propios sufrimientos.
    ¡Oh Jesús, Salvador mío!, yo que tantas veces he merecido el infierno, ¿cuánta pena no experimentaría ahora, si me viese condenado al pensar que yo mismo había sido la causa de mi condenación? Gracias os doy por la paciencia que conmigo habéis tenido, dadme gracia para apartarme de las ocasiones de ofenderos y tened piedad de las almas que sufren en aquel fuego por causa mía.
    Y Vos, ¡O María, Madre de Dios! socorredlas con vuestros poderosos ruegos.
    PADRE NUESTRO, AVE MARIA Y GLORIA.
    Aquí esforzando cada cual su devoción, pedirá interiormente a Cristo crucificado lo que desea conseguir por medio de esta novena para sufragio de las almas del Purgatorio.
    Este se repetirá todos los días después de la oración del día.
    4. DIA SEGUNDO
    CONSIDERACION
    La segunda pena que aflige en alto grado a estas benditas almas es el tiempo que en vida perdieron, durante el cual habrían podido adquirir mayores méritos para el cielo, y el pensamiento de que esta pédrida es para siempre irreparable terminando con la vida el tiempo de merecer.
    ¡Infeliz de mí, oh Señor, que por espacio de tantos años he vivido en la tierra no mereciendo sino los castigos del infierno!
    Gracias os doy porque todavía me concedéis tiempo para remediar el mal que he hecho y el bien que he dejado de hacer.
    Concededme vuestro socorro para que lo que me queda en vida, lo emplée únicmente en serviros y en amaros. Tened piedad de mí y de esas almas benditas que arden en el Purgatorio por no haber empleado como debían el tiempo que Vos les disteis para su santificación.
    Y Vos, ¡oh María, Madre de Dios! socorredlas con vuestros poderosos ruegos.
    PADRE NUESTRO, AVE MARIA Y GLORIA. Todo lo demás del primer día.
    5. DIA TERCERO
    Otra de las mayores penas que afligen a esas benditas ánimas es la vista espantosa de los pecados que están expiando. En la vida presente no se conoce la fealdad del pecado, pero bien se conoce en la otra, y este conocimiento es uno de los más vivos dolores que sufren las almas en el Purgatorio.
    ¡Oh Dios mío!, os amo sobre todas las cosas porque sois infinita bondad; duélome con todo mi corazón de haberos ofendido; concededme la santa perseveracia; tened piedad de mí y de aquellas santas almas atormentadas con la vista de los pecados que no quisieron evitar y cometieron sin horror.
    Y Vos ¡Oh María, Madre de Dios! socorredlas con vuestros ruegos poderosos y rogad tambén por nosotros que estamos aún en peligro de condenarnos.
    PADRE NUESTRO, AVE MARIA Y GLORIA. Todo lo demás del primer día.
    6. DIA CUARTO
    ENLACES RELACIONADOS
    CONSIDERACION
    Una de las penas que más afligen a aquellas almas, esposas de Jesucristo, es el pensar que en vida, por sus culpas, disgustaron a aquel Dios a quien tanto aman. Se han visto penitentes morir de dolor al pensar que habían ofendido a un Dios tan bueno. Mucho mejor que nosotros conocen las almas del Purgatorio cuán amable es Dios y por consiguiente lo aman con todas sus fuerzas; por eso, al pensar que lo disgustaron en la vida, experimentan un dolor superior a todo otro dolor.
    ¡Oh, Dios mío!, y yo que os ofendo con tanta facilidad, sin que me mueva lo mucho que habéis hecho por mí, ni las penas que me esperan en el Purgatorio; tened piedad de mí y de aquellas santas almas que arden en ese fuego por el desprecio que hicieron de las faltas veniales y que ahora os aman de todo corazón.
    Y Vos, oh María, protegednos a nosotros para que acertemos a llevar vida perfecta y socorredlas a ellas para que mitiguen sus dolores.
    PADRE NUESTRO, AVE MARIA Y GLORIA. Todo lo demás del primer día.
    7. DIA QUINTO
    Otra de las grandes penas que afligen a aquellas benditas almas es el sufrir aquel fuego sin saber cuándo tendrán fin sus tormentos. Es verdad que tienen la certidumbre de verse un día libres de ellos; pero la incertidumbre del tiempo en que se habrán de acabar, les causa un gravísimo tormento.
    ¡Oh, Señor, qué desgracia tan grande sería la mía si me hubiéseis enviado al infierno, a esa cárcel de tormentos, teniendo la seguridad de no salir de ella jamás! Gracias os doy conmigo; perdonadme, que quisiera antes morir que volver a ofenderos. Tened piedad de mí y de las benditas almas que en la tierra no han temido bastante las penas del Purgatorio. Y Vos, oh Madre de Dios y Madre mía, socorredlas con vuestro poder y abreviad el tiempo que las espera de la eterna posesión de Dios.
    PADRE NUESTRO, AVE MARIA Y GLORIA. Todo lo demás del primer día.
    8. DIA SEXTO
    Cuanto mayor es el consuelo que aquellas benditas almas les causa el recuerdo de la Pasión de Jesucristo, por cuya virtud se salvaron, y del Santísimo Sacramento del Altar, que les proporcionó y aún les proporciona tantas gracias, por medio de misas y comuniones tanto más les atormenta el pensamiento de no haber correspondido en vida a estos dos grandes beneficios del amor de Jesucristo.
    Òh Dios mío! Vos moristeis también por mí, y os habéis dado muchas veces a mí en la sagrada comunión, y yo siempre os he correspondido con negra ingratitud; más ahora os amo sobre todas las cosas, oh Supremo Bien mío! me arrepiento muy de todo corazón de haberos ofendido y con vuestra gracia propongo la enmienda. Dádmela Señor, y tened piedad de mí y de las almas que arden en el fuego del Purgatorio por la poca estima que hicieron de vuestra dolorosa pasión y por las comuniones omitidas por negligencia, o hechas con tibieza.
    Y Vos, oh María, Madre de Dios y Madre nuestra, interceded por ellas para que obtengan el perdón.
    PADRE NUESTRO, AVE MARIA Y GLORIA. Todo lo demás del primer día.
    9. DIA SEPTIMO

    CONSIDERACION
    Aumentan también las penas de aquellas benditas almas todos los beneficios particulares que recibieron de Dios, como el haber recibido el bautismo, el haber nacido en país católico, el haberles esperado Dios a penitencia y alcanzar el perdón de sus pecados tantas veces; porque todos esos favores les hacen conocer mejor la ingratitud con que han correspondido a Dios.
    Pero, ¡Dios mío! ¿quién ha sido más ingrato que yo? Vos me habéis esperado con tanta paciencia, me habéis perdonado tantas veces con amor, y yo, después de tantas promesas, os he vuelto a ofender. No me arrojéis al infierno porque os quiero amar y en el infierno no podría hacerlo. Tened lástima de mi alma y piedad de las del Purgatorio, que por sus muchas culpas se han hecho menos acreedoras a vuestra misercordia.
    Y Vos, oh Madre de misericordia, mitigad con vuestro poder sus sufrimientos.
    PADRE NUESTRO, AVE MARIA Y GLORIA. Todo lo demás del primer día.
    10. DIA OCTAVO
    Otra pena, en extremo amarga para aquellas benditas almas, es el pensar que durante su vida uso Dios con ellas de muchas misericordias especiales que no tuvo con los demás, y ellas con sus pecados le obligaron a que las condenara al infierno, aunque después por su misericordia las haya perdonado y salvado, viéndolas arrepentidas.
    Vedme aquí, ¡oh Dios mío! Yo soy uno de aquellos ingratos que después de haber recibido de Vos tantas gracias, he despreciado vuestro amor y os he obligado a condenarme al infierno. Gracias os doy por la misericordia y paciencia que habeís tenido en esperarme, me arrepiento con toda mi alma de haberos ofendido, y propongo la enmienda con vuestra gracia. Tened piedad de mí y de aquellas benditas almas que habiendo podido llegar a un alto grado de perfección en la tierra, merecen ahora estar más tiempo en el Purgatorio por sus continuas infidelidades a los llamamientos a vuestra gracia.
    Y Vos, Virgen fidelísima, interponed vuestros méritos en su favor.
    PADRE NUESTRO, AVE MARIA Y GLORIA. Todo lo demás del primer día.
    Grandes son las penas que sufresn aquellas santas almas: el fuego, el tedio, la oscuridad, la incertidumbre del tiempo en que han de verse libres de aquella cárcel; pero de todas, la mayor para esas santas esposas, es la de verse separadas de su divino Esposo y privadas de su vista y presencia.
    ¡Oh Dios mío! ¿cómo he podido yo vivir tantos años lejos de Vos, privado de vuestra gracia? ¡Oh Bondad infinita! os amo sobre todas las cosas, me arrepiento con todo mi corazón de haberos ofendido y quisiera antes morir que volver a ofenderos.
    Concededme la santa perseverancia y no permitáis que vuelva a caer otra vez en vuestra desgracia. Os suplico tengáis piedad de las almas del Purgatorio, especialmente las de mis padres, mis hermanos, mis parientes, mis amigos… y de todos aquellos por quienes mi corazón y mi conciencia me obligan a pediros con más empeño; que no sea por mi indiferencia o por mis culpas por lo que ellas permanezcan allí alejadas de Vos. Abreviad el tiempo de su destierro y admitidlas cuanto antes a la dicha de amaros para siempre en el cielo.
    Y Vos, ¡oh dulce Virgen María, consoladora de los afligidos, Madre de nuestro Salvador Jesús y de todos los fieles. Vos sois también la Madre de las pobres almas que sufren en el Purgatorio, yo imploro con confianza la inmensa bondad de vuestro Corazón y os ruego intercedáis con vuestro divino Hijo, para que por los méritos de su santo sacrificio en la cruz, obtengan el alivio y la libertad a que aspiran. Así sea.
    PADRE NUESTRO, AVE MARIA Y GLORIA. Todo lo demás del primer día.
    12. ORACION FINAL

    ORACION 1
    Recibid, Señor Dios mío, cuantos sacrificios os ha ofrecido y ofrece hoy por todo el mundo vuestra santa esposa, la santa Iglesia, y os suplico los apliquéis al alivio y descanso de las afligidas almas por quienes hago esta novena. Por los acerbos dolores de vuestra Madre Santísima en el día de vuestra dolorosa Pasión, dadles, Señor, refrigerio. Convertid a los pecadores, salvad a los agonzantes y a mí concededme la santificación en mi estado y la gracia particular que os pido, si es de vuestro beneplácito. Amén
    ORACION 2
    ¡Abrevia, oh Padre bondadoso! las angustias que sufren las almas queridas en el Purgatorio. No dilates, Señor, el término de sus penas, la sangre del Calvario satisfaga tu Justicia y dígnate admitirla en tu Santa Gloria, en donde nos veamos todos y podamos ensalzar tus misericordias eternamente. Amen.
    LOS CIEN REQUIEM
    EN SUFRAGIO DE LAS BENDITAS ALMAS DEL PURGATORIO
    RECOMENDACION
    Innumerables son los favores que se nos refieren, que han sido obtenidos por los devotos de las Almas del Purgatorio, por vías completamente inesperadas, mediante los cien requiem rezados en su sufragio.
    MODO DE PRACTICAR ESTA DEVOCION
    Puede servirse de un rosario común de cinco decenas, recorriéndolo dos veces para formar las diez decenas, o sea la centena de Requiem. Se empieza rezando el acto de contición, un Padrenuestro y después una decena de Requiem de esta forma:
    -Dadles, Señor, el descanso eterno.
    -y brille para ellas la luz perpetua.
    R. Al final de la decena de Requiem se hacen invocaciones:
    Almas santas, almas pacientes, almas cautivas, rogad a Dios por nosotros, que rogamos por vosotras para que el Señor os dé su gloria. Amén.
    Padre Eterno, os ofrecemos la Sangre, Pasión y Muerte de Nuestro Señor Jesucristo, los dolores de la Santísima Virgen y los de San José, por la remisión de nuestros pecads, la libertad de las Almas del Purgatorio y la conversión de los pecadores.
    Amen.
    Rezadas así diez decenas con las invocaciones al final de cada una de ellas, se tiene completos los cien requiem de esta devoción.
    (León XIIII concedió a cada requiem 50 días de indulgencia).
    SALMO 129
    DE PROFUNDIS
    Desde el profundo abismo de miserias en que estoy caído, clamo a Vos, Señor; no seáis, Dios mío, inexorable a mi voz. Dignaos escuchar los ruegos de un infeliz que no tiene otro recurso que vuestra gran misericordia.
    Sé, Dios mío, cuán culpable soy a vuestros ojos; mas, si examináis con rigor nuestras iniquidades, ¿quén podrá sufrir vuestros juicios?
    Si en nosotros solo encontráis delitos para perdernos, en Vos hallaréis motivos para salvarnos; os impusisteis la ley de no resistir a nuestras lágrimas y esto me obliga, Señor, a esperar confiado en vuestra gran bondad.
    Nunca me he olvidado de las promesas del Señor, que me han alentado en lo más fuerte de mis males; he esperado siempre en El.
    Así no deje Israel de esperar, pues recibirá por la noche el socorro que haya conseguido por el día.
    Porque es infinita la misericordia del Señor, que sabe hallar en los tesoros de su poder remedio para nuestros males.
    Y presto redimirá a su pueblo de todas sus miserias e iniquidades.
    Dales, Señor, el descanso eterno y luzca para ellas la eterna luz.
    Descansen en paz. Así sea.
    (50 días tres veces al día, 100 rezándole al toque de la campana).
    Encomendémonos ahora a las almas del Purgatorio y digamos:
    ¡Almas benditas! Ya que hemos rogado por vosotras, que tan amadas sois del Señor y que tenéis la sorpresa de no perderle a la esperanza de poseerle para siempre, rogadle por nosotros que nos vemos todavía en peligro de condenarnos.
    ¡Dulce Jesús!, dad descanso eterno a las benditas almas del Purgatorio. Amén.
    PADRE NUESTRO POR LAS VENDITAS ALMAS DEL PURGATORIO
    PADRENUESTRO
    A Santa Matilde habiendo comulgado por los muertos, le dijo Nuestro Señor: Recitad por ellos un Padrenuestro. Delante del altar donde se celebraba el Santro Sacrificio, la Santa hizo la oración siguiente, y cuando la hubo terminado, vio una multitud de almas subir al cielo. (R. 5, ch. 21).
    Padre Nuestro que estás en los cielos
    Os ruego, ¡oh tierno Padre!, que perdonéis a las almas del Purgatorio el no haberos amado y rendido el culto de adoración y respeto que os es debido, a Vos, Padre bueno y misericordioso; y haberos alejado de sus corazones donde Vos deseábais habitar.
    Para suplir sus faltas os ofrezco el amor y el honor de que vuestro divino Hijo os tributó en la tierra y la satisfacción infinita que os dio por todos los pecados de esas pobres almas.
    (Recítese diez veces la invocación “Jesús mío, misericordia”, y se ganarán cada vez 100 días de indulgencia por las benditas almas del Purgatorio).
    Santificado sea tu Nombre
    Perdonad, tierno Padre!, os lo suplico, a las almas de los fieles difuntos, el no haber honrado dignamente vuestro santo nombre, haberlo invocado rara vez, o empleado a menudo con ligereza y haberse hasta avergonzado algunas veces, de perteneceros. Como satisfacción de este pecado yo os ofrezco la santidad de vuestro Hijo Jesucristo, su obediencia, su celo por haceros conocer, su afán por honraros durante su vida y por anonadarse delante de Vos en el altar.
    ¡JESUS MIO, MISERICORDIA!
    Venga a nos el tu Reino
    Os ruego, ¡oh eterno Padre!, que perdonéis a las almas de los fieles difuntos, el poco celo en no haber deseado con bastante fervor y anhelado con afán la grandeza de vuestra gloria…! Ellas habrían podido tan fácilmente haceros amar instruyendo a los niños, llevando por el camino del bien a los que ellas amaban! Para expiar su indiferencia, yo os ofrezco los santos deseos de Jesucristo, en el celo que El ha tenido por la nuestra aún en el altar.
    ¡JESUS MIO, MISERICORDIA!
    Hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo
    Os suplico ¡oh Padre!, que perdonéis a las almas religiosas, al haber preferido algunas veces su voluntad a la vuestra y no haber amado en todo y de una manera perfecta vuestro deseo que se manifestaba por sus desobediencias y faltas de sumisión a las órdenes de sus superiores. Para reparar ofrezco la unión del dulcísimo Corazón de jesús con vuestra voluntad, la pronta y generosa obediencia que presta al Sacerdote viniendo al altar y la perfecta oblación de este divino Hijo que lo llevó hasta la muerte y muerte de cruz.
    ¡JESUS MIO, MISERICORDIA!
    El pan nuestro de cada día dánoslo hoy
    Os ruego, ¡oh Padre tierno!, que perdonéis a las almas de los fieles difuntos el no haber recibido el Santísimo Sacramento del Altar con los deseos, la devoción y el amor que El merece; el haber omitido por negligencia, cobardía o respetos humanos muchas comuniones que Vos les ofrecíais. Para expiar estos pecados, yo os ofrezco la santidad de vuestro Hijo Jesús, el amor ardiente y el deseo inefable que le llevó a daros el precioso tesoro de su Cuerpo y de su Sangre.
    ¡JESUS MIO, MISERICORDIA!
    Pedrónanos nuestras deudas, así como nosotros pernonamos a nuestros deudores.
    Os ruego, ¡oh Eterno Padre!, que perdonéis a las almas de los fieles difuntos los pecados en los cuales cayeron, no perdonando fácilmente; guardando algún rencor, alimentando ligeros pensamientos de venganza. Por esos pecados yo os ofrezco la oración tan tierna y tan amorosa que vuestro Hijo Jesús hizo en la Cruz por sus enemigos.
    ¡JESUS MIO, MISERICORDIA!
    No nos dejes caer en tentación
    Os suplico, ¡oh tierno Padre!, que perdonéis a las almas de los fieles difuntos la poca fuerza que opusieron para rechazar la tentación de sencualidad, reprimir la curiosidad de sus miradas, y cuidarse de algunos goces peligrosos. Para expiar esta multitud de pecados, yo os ofrezco las fatigas de Jesús, sus lágrimas, sus mortificaciones y sus humillaciones en el altar.
    ¡JESUS MIO, MISERICORDIA!
    Mas líbranos del mal
    Sí, Dios mío, libradlas del mal que soportan esas santas almas, en otro tiempo culpables, ahora tan arrepentidas y resignadas; libradlas por los méritos de Jesucristo.
    Y Vos, ¡oh Salvador, tan lleno de misericordia! Vos que estáis sobre este altar, tened piedad de sus lamentos y de sus lágrimas. Ellas se unen a mí para clamar hasta Vos durante su vida y olvidad las faltas que la fragilidad de nuestra naturaleza les hizo cometer.
    ¡JESUS MIO, MISERICORDIA!
    SUPLICAS
    A NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO
    Para que por los dolores de su Pasíon, tenga misericordia de las almas del Purgatorio.
    ¡Oh dulcísimo Jesús, por el sudor de sangre que derramasteis en el Huerto de Getsemaní.
    R/ Tened piedad de las almas de Purgatorio.
    ¡Oh dulcísimo Jesús!, por los dolores de vuestra cruelísima flagelación.
    R/ Tened piedad de las almas del Purgatorio.
    ¡Oh dulcísimo Jesús!, por los dolores de vuestra coronación de espinas.
    R/ Tened piedad de las almas del Purgatorio.
    Que padecisteis llevando hasta el Calvario la cruz a cuestas.
    R/ Tened piedad de las almas del Purgatorio.
    que sufristeis en el despojo de vuestras vestiduras.
    R/ Tened piedad de las almas del Purgatorio.
    ¡Oh dulcísimo jesús!, por los dorores de vuestra crucifixión.
    R/ Tened piedad de las almas del Purgatorio.
    ¡Oh dulcísimo Jesús!, por los dolores de vuestra agonía en la cruz.
    R/ Tened piedad de las almas del Purgatorio.
    ¡Oh dulcísimo Jesús!, por el inmenso dolor que padecisteis al separarse vuestra alma de vuestro cuerpo.
    R/ Tened piedad de las almas del Purgatorio.
    Compadeceos, oh buen Jesús, de las almas que están detenidas en el Purgatorio, por cuya salvación habéis tomado nuestra naturaleza humana y sufrido la muerte más cruel.

  • mariate dice:

    gracias animas benditas por el favor recibido
    NOVENA A LAS BENDITAS ALMAS DEL PURGATORIO
    NOVENA A LAS BENDITAS ALMAS DEL PURGATORIO
    1. ORACION INICIAL
    2. ORACION DIARIA
    3. DIA PRIMERO
    LAMENTOS DE LAS BENDITAS ALMAS DEL PURGATORIO
    4. DIA SEGUNDO
    5. DIA TERCERO
    6. DIA CUARTO
    7. DIA QUINTO
    8. DIA SEXTO
    9. DIA SEPTIMO
    10. DIA OCTAVO
    11. DIA NOVENO
    12. ORACION FINAL
    LOS CIEN REQUIEM
    SALMO 129
    PADRE NUESTRO POR LAS VENDITAS ALMAS DEL PURGATORIO
    SUPLICAS
    ENLACES RELACIONADOS
    COMO HACER LA NOVENA
    Existe un orden para hacer la novena a las benditas almas del purgatorio y es el que está en parte izquierda de esta página.
    1. ORACION INICIAL: Es la forma de iniciar la novena y se debe hacer todos los días.
    Está compuesta por tres oraciones.
    2. ORACION DIARIA: Igual a la oración inicial, este es el ofrecimiento para todos los días de la novena.
    3. Después de la Oración inicial y la Oración diaria, se procede a rezar cada uno de los días (del 1 al 9), esto es la consideración de cada día terminando con un Padrenuestro, un Ave María y un gloria.
    4. Se medita sobre lo que se quiere conseguir por medio de esta novena.
    5. Se leen los lamentos de las benditas almas del Purgatorio.
    NOTA: Los lamentos se deben leer todos los días después de la consideracion del día correspondiente
    6. Se hace la Oración final.
    7. Si se quiere, antes de la Oración final, se pueden hacer algunas de las oraciones que se tienen en esta página. Estas se realizan despues de los lamentos a las benditas almas del purgatorio.
    1. ORACION INICIAL
    ORACION 1
    Por la señal de la santa Cruz de nuestros enemigos líbranos señor, Dios nuestro.
    En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amen.
    ORACION 2
    Señor mio Jesucristo, Dios y hombre verdadero, solo por quien sois, porque os amo sobre todas las cosas, conociendo lo mucho que he pecado por mi culpa, una y mil veces, digo que de haberos ofendido me pesa; misericordia Dios mio, misericordia. Propongo firmemente la enmienda de mi vida, ayudado por vuestra divina gracia, Amen.
    ORACION 3
    Angel de mi guarda, mi dulce compañia,no me desampares, ni de noche ni de día. Hasta que me pongas en paz y alegría, con todos los santos, con Jesús, José y María, Amen.
    2. ORACION DIARIA
    OFRECIMIENTO PARA TODOS LOS DIAS.
    ¡Padre celestial! ¡Padre amorosísimo! que para salvar las almas quisisteis que vuestro Hijo unigénito, haciéndose hombre, se sujetase a la vida más pobre y mortificada y derramase su sangre en la cruz por nuestro amor! ¿Cómo dejarías sufrir largo tiempo en el purgatorio a unas almas que tanto costaron a Jesucristo y que son vuestras hijas amadísimas? ¿Cómo permitirías que fuese malograda sangre de tan gran valor? Compadeceos, pues, de estas pobrecitas almas y libradlas de sus penas y tormentos. Copadeceos también de la mía y libradla de la esclavitud del vicio. Y si vuestra justicia pide satisfacción por las culpas cometidas yo os ofrezco por las obras buenas que haga en este novenario. ¡A!, de ningún valor, son en verdad; pero las uno con los méritos infinitos de vuestro Hijo divino, con los dolores de su Madre Santísima y con las virtudes heróicas de cuantos han existido en la tierra. Miradnos a todos, vivos y difuntos, con ojos de compasión y haced que celebremos un día vuestras misericordias en el eterno descanso de la gloria.- Amen.
    3. DIA PRIMERO
    CONSIDERACION
    Muchas son las penas que sufren las benditas almas del Purgatorio pero la mayor de ellas consiste en pensar que por los pecados que cometieron en vida han sido ellas mismas la causa de sus propios sufrimientos.
    ¡Oh Jesús, Salvador mío!, yo que tantas veces he merecido el infierno, ¿cuánta pena no experimentaría ahora, si me viese condenado al pensar que yo mismo había sido la causa de mi condenación? Gracias os doy por la paciencia que conmigo habéis tenido, dadme gracia para apartarme de las ocasiones de ofenderos y tened piedad de las almas que sufren en aquel fuego por causa mía.
    Y Vos, ¡O María, Madre de Dios! socorredlas con vuestros poderosos ruegos.
    PADRE NUESTRO, AVE MARIA Y GLORIA.
    Aquí esforzando cada cual su devoción, pedirá interiormente a Cristo crucificado lo que desea conseguir por medio de esta novena para sufragio de las almas del Purgatorio.
    Este se repetirá todos los días después de la oración del día.
    4. DIA SEGUNDO
    CONSIDERACION
    La segunda pena que aflige en alto grado a estas benditas almas es el tiempo que en vida perdieron, durante el cual habrían podido adquirir mayores méritos para el cielo, y el pensamiento de que esta pédrida es para siempre irreparable terminando con la vida el tiempo de merecer.
    ¡Infeliz de mí, oh Señor, que por espacio de tantos años he vivido en la tierra no mereciendo sino los castigos del infierno!
    Gracias os doy porque todavía me concedéis tiempo para remediar el mal que he hecho y el bien que he dejado de hacer.
    Concededme vuestro socorro para que lo que me queda en vida, lo emplée únicmente en serviros y en amaros. Tened piedad de mí y de esas almas benditas que arden en el Purgatorio por no haber empleado como debían el tiempo que Vos les disteis para su santificación.
    Y Vos, ¡oh María, Madre de Dios! socorredlas con vuestros poderosos ruegos.
    PADRE NUESTRO, AVE MARIA Y GLORIA. Todo lo demás del primer día.
    5. DIA TERCERO
    Otra de las mayores penas que afligen a esas benditas ánimas es la vista espantosa de los pecados que están expiando. En la vida presente no se conoce la fealdad del pecado, pero bien se conoce en la otra, y este conocimiento es uno de los más vivos dolores que sufren las almas en el Purgatorio.
    ¡Oh Dios mío!, os amo sobre todas las cosas porque sois infinita bondad; duélome con todo mi corazón de haberos ofendido; concededme la santa perseveracia; tened piedad de mí y de aquellas santas almas atormentadas con la vista de los pecados que no quisieron evitar y cometieron sin horror.
    Y Vos ¡Oh María, Madre de Dios! socorredlas con vuestros ruegos poderosos y rogad tambén por nosotros que estamos aún en peligro de condenarnos.
    PADRE NUESTRO, AVE MARIA Y GLORIA. Todo lo demás del primer día.
    6. DIA CUARTO
    ENLACES RELACIONADOS
    CONSIDERACION
    Una de las penas que más afligen a aquellas almas, esposas de Jesucristo, es el pensar que en vida, por sus culpas, disgustaron a aquel Dios a quien tanto aman. Se han visto penitentes morir de dolor al pensar que habían ofendido a un Dios tan bueno. Mucho mejor que nosotros conocen las almas del Purgatorio cuán amable es Dios y por consiguiente lo aman con todas sus fuerzas; por eso, al pensar que lo disgustaron en la vida, experimentan un dolor superior a todo otro dolor.
    ¡Oh, Dios mío!, y yo que os ofendo con tanta facilidad, sin que me mueva lo mucho que habéis hecho por mí, ni las penas que me esperan en el Purgatorio; tened piedad de mí y de aquellas santas almas que arden en ese fuego por el desprecio que hicieron de las faltas veniales y que ahora os aman de todo corazón.
    Y Vos, oh María, protegednos a nosotros para que acertemos a llevar vida perfecta y socorredlas a ellas para que mitiguen sus dolores.
    PADRE NUESTRO, AVE MARIA Y GLORIA. Todo lo demás del primer día.
    7. DIA QUINTO
    Otra de las grandes penas que afligen a aquellas benditas almas es el sufrir aquel fuego sin saber cuándo tendrán fin sus tormentos. Es verdad que tienen la certidumbre de verse un día libres de ellos; pero la incertidumbre del tiempo en que se habrán de acabar, les causa un gravísimo tormento.
    ¡Oh, Señor, qué desgracia tan grande sería la mía si me hubiéseis enviado al infierno, a esa cárcel de tormentos, teniendo la seguridad de no salir de ella jamás! Gracias os doy conmigo; perdonadme, que quisiera antes morir que volver a ofenderos. Tened piedad de mí y de las benditas almas que en la tierra no han temido bastante las penas del Purgatorio. Y Vos, oh Madre de Dios y Madre mía, socorredlas con vuestro poder y abreviad el tiempo que las espera de la eterna posesión de Dios.
    PADRE NUESTRO, AVE MARIA Y GLORIA. Todo lo demás del primer día.
    8. DIA SEXTO
    Cuanto mayor es el consuelo que aquellas benditas almas les causa el recuerdo de la Pasión de Jesucristo, por cuya virtud se salvaron, y del Santísimo Sacramento del Altar, que les proporcionó y aún les proporciona tantas gracias, por medio de misas y comuniones tanto más les atormenta el pensamiento de no haber correspondido en vida a estos dos grandes beneficios del amor de Jesucristo.
    Òh Dios mío! Vos moristeis también por mí, y os habéis dado muchas veces a mí en la sagrada comunión, y yo siempre os he correspondido con negra ingratitud; más ahora os amo sobre todas las cosas, oh Supremo Bien mío! me arrepiento muy de todo corazón de haberos ofendido y con vuestra gracia propongo la enmienda. Dádmela Señor, y tened piedad de mí y de las almas que arden en el fuego del Purgatorio por la poca estima que hicieron de vuestra dolorosa pasión y por las comuniones omitidas por negligencia, o hechas con tibieza.
    Y Vos, oh María, Madre de Dios y Madre nuestra, interceded por ellas para que obtengan el perdón.
    PADRE NUESTRO, AVE MARIA Y GLORIA. Todo lo demás del primer día.
    9. DIA SEPTIMO

    CONSIDERACION
    Aumentan también las penas de aquellas benditas almas todos los beneficios particulares que recibieron de Dios, como el haber recibido el bautismo, el haber nacido en país católico, el haberles esperado Dios a penitencia y alcanzar el perdón de sus pecados tantas veces; porque todos esos favores les hacen conocer mejor la ingratitud con que han correspondido a Dios.
    Pero, ¡Dios mío! ¿quién ha sido más ingrato que yo? Vos me habéis esperado con tanta paciencia, me habéis perdonado tantas veces con amor, y yo, después de tantas promesas, os he vuelto a ofender. No me arrojéis al infierno porque os quiero amar y en el infierno no podría hacerlo. Tened lástima de mi alma y piedad de las del Purgatorio, que por sus muchas culpas se han hecho menos acreedoras a vuestra misercordia.
    Y Vos, oh Madre de misericordia, mitigad con vuestro poder sus sufrimientos.
    PADRE NUESTRO, AVE MARIA Y GLORIA. Todo lo demás del primer día.
    10. DIA OCTAVO
    Otra pena, en extremo amarga para aquellas benditas almas, es el pensar que durante su vida uso Dios con ellas de muchas misericordias especiales que no tuvo con los demás, y ellas con sus pecados le obligaron a que las condenara al infierno, aunque después por su misericordia las haya perdonado y salvado, viéndolas arrepentidas.
    Vedme aquí, ¡oh Dios mío! Yo soy uno de aquellos ingratos que después de haber recibido de Vos tantas gracias, he despreciado vuestro amor y os he obligado a condenarme al infierno. Gracias os doy por la misericordia y paciencia que habeís tenido en esperarme, me arrepiento con toda mi alma de haberos ofendido, y propongo la enmienda con vuestra gracia. Tened piedad de mí y de aquellas benditas almas que habiendo podido llegar a un alto grado de perfección en la tierra, merecen ahora estar más tiempo en el Purgatorio por sus continuas infidelidades a los llamamientos a vuestra gracia.
    Y Vos, Virgen fidelísima, interponed vuestros méritos en su favor.
    PADRE NUESTRO, AVE MARIA Y GLORIA. Todo lo demás del primer día.
    Grandes son las penas que sufresn aquellas santas almas: el fuego, el tedio, la oscuridad, la incertidumbre del tiempo en que han de verse libres de aquella cárcel; pero de todas, la mayor para esas santas esposas, es la de verse separadas de su divino Esposo y privadas de su vista y presencia.
    ¡Oh Dios mío! ¿cómo he podido yo vivir tantos años lejos de Vos, privado de vuestra gracia? ¡Oh Bondad infinita! os amo sobre todas las cosas, me arrepiento con todo mi corazón de haberos ofendido y quisiera antes morir que volver a ofenderos.
    Concededme la santa perseverancia y no permitáis que vuelva a caer otra vez en vuestra desgracia. Os suplico tengáis piedad de las almas del Purgatorio, especialmente las de mis padres, mis hermanos, mis parientes, mis amigos… y de todos aquellos por quienes mi corazón y mi conciencia me obligan a pediros con más empeño; que no sea por mi indiferencia o por mis culpas por lo que ellas permanezcan allí alejadas de Vos. Abreviad el tiempo de su destierro y admitidlas cuanto antes a la dicha de amaros para siempre en el cielo.
    Y Vos, ¡oh dulce Virgen María, consoladora de los afligidos, Madre de nuestro Salvador Jesús y de todos los fieles. Vos sois también la Madre de las pobres almas que sufren en el Purgatorio, yo imploro con confianza la inmensa bondad de vuestro Corazón y os ruego intercedáis con vuestro divino Hijo, para que por los méritos de su santo sacrificio en la cruz, obtengan el alivio y la libertad a que aspiran. Así sea.
    PADRE NUESTRO, AVE MARIA Y GLORIA. Todo lo demás del primer día.
    12. ORACION FINAL

    ORACION 1
    Recibid, Señor Dios mío, cuantos sacrificios os ha ofrecido y ofrece hoy por todo el mundo vuestra santa esposa, la santa Iglesia, y os suplico los apliquéis al alivio y descanso de las afligidas almas por quienes hago esta novena. Por los acerbos dolores de vuestra Madre Santísima en el día de vuestra dolorosa Pasión, dadles, Señor, refrigerio. Convertid a los pecadores, salvad a los agonzantes y a mí concededme la santificación en mi estado y la gracia particular que os pido, si es de vuestro beneplácito. Amén
    ORACION 2
    ¡Abrevia, oh Padre bondadoso! las angustias que sufren las almas queridas en el Purgatorio. No dilates, Señor, el término de sus penas, la sangre del Calvario satisfaga tu Justicia y dígnate admitirla en tu Santa Gloria, en donde nos veamos todos y podamos ensalzar tus misericordias eternamente. Amen.
    LOS CIEN REQUIEM
    EN SUFRAGIO DE LAS BENDITAS ALMAS DEL PURGATORIO
    RECOMENDACION
    Innumerables son los favores que se nos refieren, que han sido obtenidos por los devotos de las Almas del Purgatorio, por vías completamente inesperadas, mediante los cien requiem rezados en su sufragio.
    MODO DE PRACTICAR ESTA DEVOCION
    Puede servirse de un rosario común de cinco decenas, recorriéndolo dos veces para formar las diez decenas, o sea la centena de Requiem. Se empieza rezando el acto de contición, un Padrenuestro y después una decena de Requiem de esta forma:
    -Dadles, Señor, el descanso eterno.
    -y brille para ellas la luz perpetua.
    R. Al final de la decena de Requiem se hacen invocaciones:
    Almas santas, almas pacientes, almas cautivas, rogad a Dios por nosotros, que rogamos por vosotras para que el Señor os dé su gloria. Amén.
    Padre Eterno, os ofrecemos la Sangre, Pasión y Muerte de Nuestro Señor Jesucristo, los dolores de la Santísima Virgen y los de San José, por la remisión de nuestros pecads, la libertad de las Almas del Purgatorio y la conversión de los pecadores.
    Amen.
    Rezadas así diez decenas con las invocaciones al final de cada una de ellas, se tiene completos los cien requiem de esta devoción.
    (León XIIII concedió a cada requiem 50 días de indulgencia).
    SALMO 129
    DE PROFUNDIS
    Desde el profundo abismo de miserias en que estoy caído, clamo a Vos, Señor; no seáis, Dios mío, inexorable a mi voz. Dignaos escuchar los ruegos de un infeliz que no tiene otro recurso que vuestra gran misericordia.
    Sé, Dios mío, cuán culpable soy a vuestros ojos; mas, si examináis con rigor nuestras iniquidades, ¿quén podrá sufrir vuestros juicios?
    Si en nosotros solo encontráis delitos para perdernos, en Vos hallaréis motivos para salvarnos; os impusisteis la ley de no resistir a nuestras lágrimas y esto me obliga, Señor, a esperar confiado en vuestra gran bondad.
    Nunca me he olvidado de las promesas del Señor, que me han alentado en lo más fuerte de mis males; he esperado siempre en El.
    Así no deje Israel de esperar, pues recibirá por la noche el socorro que haya conseguido por el día.
    Porque es infinita la misericordia del Señor, que sabe hallar en los tesoros de su poder remedio para nuestros males.
    Y presto redimirá a su pueblo de todas sus miserias e iniquidades.
    Dales, Señor, el descanso eterno y luzca para ellas la eterna luz.
    Descansen en paz. Así sea.
    (50 días tres veces al día, 100 rezándole al toque de la campana).
    Encomendémonos ahora a las almas del Purgatorio y digamos:
    ¡Almas benditas! Ya que hemos rogado por vosotras, que tan amadas sois del Señor y que tenéis la sorpresa de no perderle a la esperanza de poseerle para siempre, rogadle por nosotros que nos vemos todavía en peligro de condenarnos.
    ¡Dulce Jesús!, dad descanso eterno a las benditas almas del Purgatorio. Amén.
    PADRE NUESTRO POR LAS VENDITAS ALMAS DEL PURGATORIO
    PADRENUESTRO
    A Santa Matilde habiendo comulgado por los muertos, le dijo Nuestro Señor: Recitad por ellos un Padrenuestro. Delante del altar donde se celebraba el Santro Sacrificio, la Santa hizo la oración siguiente, y cuando la hubo terminado, vio una multitud de almas subir al cielo. (R. 5, ch. 21).
    Padre Nuestro que estás en los cielos
    Os ruego, ¡oh tierno Padre!, que perdonéis a las almas del Purgatorio el no haberos amado y rendido el culto de adoración y respeto que os es debido, a Vos, Padre bueno y misericordioso; y haberos alejado de sus corazones donde Vos deseábais habitar.
    Para suplir sus faltas os ofrezco el amor y el honor de que vuestro divino Hijo os tributó en la tierra y la satisfacción infinita que os dio por todos los pecados de esas pobres almas.
    (Recítese diez veces la invocación “Jesús mío, misericordia”, y se ganarán cada vez 100 días de indulgencia por las benditas almas del Purgatorio).
    Santificado sea tu Nombre
    Perdonad, tierno Padre!, os lo suplico, a las almas de los fieles difuntos, el no haber honrado dignamente vuestro santo nombre, haberlo invocado rara vez, o empleado a menudo con ligereza y haberse hasta avergonzado algunas veces, de perteneceros. Como satisfacción de este pecado yo os ofrezco la santidad de vuestro Hijo Jesucristo, su obediencia, su celo por haceros conocer, su afán por honraros durante su vida y por anonadarse delante de Vos en el altar.
    ¡JESUS MIO, MISERICORDIA!
    Venga a nos el tu Reino
    Os ruego, ¡oh eterno Padre!, que perdonéis a las almas de los fieles difuntos, el poco celo en no haber deseado con bastante fervor y anhelado con afán la grandeza de vuestra gloria…! Ellas habrían podido tan fácilmente haceros amar instruyendo a los niños, llevando por el camino del bien a los que ellas amaban! Para expiar su indiferencia, yo os ofrezco los santos deseos de Jesucristo, en el celo que El ha tenido por la nuestra aún en el altar.
    ¡JESUS MIO, MISERICORDIA!
    Hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo
    Os suplico ¡oh Padre!, que perdonéis a las almas religiosas, al haber preferido algunas veces su voluntad a la vuestra y no haber amado en todo y de una manera perfecta vuestro deseo que se manifestaba por sus desobediencias y faltas de sumisión a las órdenes de sus superiores. Para reparar ofrezco la unión del dulcísimo Corazón de jesús con vuestra voluntad, la pronta y generosa obediencia que presta al Sacerdote viniendo al altar y la perfecta oblación de este divino Hijo que lo llevó hasta la muerte y muerte de cruz.
    ¡JESUS MIO, MISERICORDIA!
    El pan nuestro de cada día dánoslo hoy
    Os ruego, ¡oh Padre tierno!, que perdonéis a las almas de los fieles difuntos el no haber recibido el Santísimo Sacramento del Altar con los deseos, la devoción y el amor que El merece; el haber omitido por negligencia, cobardía o respetos humanos muchas comuniones que Vos les ofrecíais. Para expiar estos pecados, yo os ofrezco la santidad de vuestro Hijo Jesús, el amor ardiente y el deseo inefable que le llevó a daros el precioso tesoro de su Cuerpo y de su Sangre.
    ¡JESUS MIO, MISERICORDIA!
    Pedrónanos nuestras deudas, así como nosotros pernonamos a nuestros deudores.
    Os ruego, ¡oh Eterno Padre!, que perdonéis a las almas de los fieles difuntos los pecados en los cuales cayeron, no perdonando fácilmente; guardando algún rencor, alimentando ligeros pensamientos de venganza. Por esos pecados yo os ofrezco la oración tan tierna y tan amorosa que vuestro Hijo Jesús hizo en la Cruz por sus enemigos.
    ¡JESUS MIO, MISERICORDIA!
    No nos dejes caer en tentación
    Os suplico, ¡oh tierno Padre!, que perdonéis a las almas de los fieles difuntos la poca fuerza que opusieron para rechazar la tentación de sencualidad, reprimir la curiosidad de sus miradas, y cuidarse de algunos goces peligrosos. Para expiar esta multitud de pecados, yo os ofrezco las fatigas de Jesús, sus lágrimas, sus mortificaciones y sus humillaciones en el altar.
    ¡JESUS MIO, MISERICORDIA!
    Mas líbranos del mal
    Sí, Dios mío, libradlas del mal que soportan esas santas almas, en otro tiempo culpables, ahora tan arrepentidas y resignadas; libradlas por los méritos de Jesucristo.
    Y Vos, ¡oh Salvador, tan lleno de misericordia! Vos que estáis sobre este altar, tened piedad de sus lamentos y de sus lágrimas. Ellas se unen a mí para clamar hasta Vos durante su vida y olvidad las faltas que la fragilidad de nuestra naturaleza les hizo cometer.
    ¡JESUS MIO, MISERICORDIA!
    SUPLICAS
    A NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO
    Para que por los dolores de su Pasíon, tenga misericordia de las almas del Purgatorio.
    ¡Oh dulcísimo Jesús, por el sudor de sangre que derramasteis en el Huerto de Getsemaní.
    R/ Tened piedad de las almas de Purgatorio.
    ¡Oh dulcísimo Jesús!, por los dolores de vuestra cruelísima flagelación.
    R/ Tened piedad de las almas del Purgatorio.
    ¡Oh dulcísimo Jesús!, por los dolores de vuestra coronación de espinas.
    R/ Tened piedad de las almas del Purgatorio.
    Que padecisteis llevando hasta el Calvario la cruz a cuestas.
    R/ Tened piedad de las almas del Purgatorio.
    que sufristeis en el despojo de vuestras vestiduras.
    R/ Tened piedad de las almas del Purgatorio.
    ¡Oh dulcísimo jesús!, por los dorores de vuestra crucifixión.
    R/ Tened piedad de las almas del Purgatorio.
    ¡Oh dulcísimo Jesús!, por los dolores de vuestra agonía en la cruz.
    R/ Tened piedad de las almas del Purgatorio.
    ¡Oh dulcísimo Jesús!, por el inmenso dolor que padecisteis al separarse vuestra alma de vuestro cuerpo.
    R/ Tened piedad de las almas del Purgatorio.
    Compadeceos, oh buen Jesús, de las almas que están detenidas en el Purgatorio, por cuya salvación habéis tomado nuestra naturaleza humana y sufrido la muerte más cruel.

  • mariate dice:

    gracias animas benditas por el favor recibido
    NOVENA A LAS BENDITAS ALMAS DEL PURGATORIO
    NOVENA A LAS BENDITAS ALMAS DEL PURGATORIO
    1. ORACION INICIAL
    2. ORACION DIARIA
    3. DIA PRIMERO
    LAMENTOS DE LAS BENDITAS ALMAS DEL PURGATORIO
    4. DIA SEGUNDO
    5. DIA TERCERO
    6. DIA CUARTO
    7. DIA QUINTO
    8. DIA SEXTO
    9. DIA SEPTIMO
    10. DIA OCTAVO
    11. DIA NOVENO
    12. ORACION FINAL
    LOS CIEN REQUIEM
    SALMO 129
    PADRE NUESTRO POR LAS VENDITAS ALMAS DEL PURGATORIO
    SUPLICAS
    ENLACES RELACIONADOS
    COMO HACER LA NOVENA
    Existe un orden para hacer la novena a las benditas almas del purgatorio y es el que está en parte izquierda de esta página.
    1. ORACION INICIAL: Es la forma de iniciar la novena y se debe hacer todos los días.
    Está compuesta por tres oraciones.
    2. ORACION DIARIA: Igual a la oración inicial, este es el ofrecimiento para todos los días de la novena.
    3. Después de la Oración inicial y la Oración diaria, se procede a rezar cada uno de los días (del 1 al 9), esto es la consideración de cada día terminando con un Padrenuestro, un Ave María y un gloria.
    4. Se medita sobre lo que se quiere conseguir por medio de esta novena.
    5. Se leen los lamentos de las benditas almas del Purgatorio.
    NOTA: Los lamentos se deben leer todos los días después de la consideracion del día correspondiente
    6. Se hace la Oración final.
    7. Si se quiere, antes de la Oración final, se pueden hacer algunas de las oraciones que se tienen en esta página. Estas se realizan despues de los lamentos a las benditas almas del purgatorio.
    1. ORACION INICIAL
    ORACION 1
    Por la señal de la santa Cruz de nuestros enemigos líbranos señor, Dios nuestro.
    En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amen.
    ORACION 2
    Señor mio Jesucristo, Dios y hombre verdadero, solo por quien sois, porque os amo sobre todas las cosas, conociendo lo mucho que he pecado por mi culpa, una y mil veces, digo que de haberos ofendido me pesa; misericordia Dios mio, misericordia. Propongo firmemente la enmienda de mi vida, ayudado por vuestra divina gracia, Amen.
    ORACION 3
    Angel de mi guarda, mi dulce compañia,no me desampares, ni de noche ni de día. Hasta que me pongas en paz y alegría, con todos los santos, con Jesús, José y María, Amen.
    2. ORACION DIARIA
    OFRECIMIENTO PARA TODOS LOS DIAS.
    ¡Padre celestial! ¡Padre amorosísimo! que para salvar las almas quisisteis que vuestro Hijo unigénito, haciéndose hombre, se sujetase a la vida más pobre y mortificada y derramase su sangre en la cruz por nuestro amor! ¿Cómo dejarías sufrir largo tiempo en el purgatorio a unas almas que tanto costaron a Jesucristo y que son vuestras hijas amadísimas? ¿Cómo permitirías que fuese malograda sangre de tan gran valor? Compadeceos, pues, de estas pobrecitas almas y libradlas de sus penas y tormentos. Copadeceos también de la mía y libradla de la esclavitud del vicio. Y si vuestra justicia pide satisfacción por las culpas cometidas yo os ofrezco por las obras buenas que haga en este novenario. ¡A!, de ningún valor, son en verdad; pero las uno con los méritos infinitos de vuestro Hijo divino, con los dolores de su Madre Santísima y con las virtudes heróicas de cuantos han existido en la tierra. Miradnos a todos, vivos y difuntos, con ojos de compasión y haced que celebremos un día vuestras misericordias en el eterno descanso de la gloria.- Amen.
    3. DIA PRIMERO
    CONSIDERACION
    Muchas son las penas que sufren las benditas almas del Purgatorio pero la mayor de ellas consiste en pensar que por los pecados que cometieron en vida han sido ellas mismas la causa de sus propios sufrimientos.
    ¡Oh Jesús, Salvador mío!, yo que tantas veces he merecido el infierno, ¿cuánta pena no experimentaría ahora, si me viese condenado al pensar que yo mismo había sido la causa de mi condenación? Gracias os doy por la paciencia que conmigo habéis tenido, dadme gracia para apartarme de las ocasiones de ofenderos y tened piedad de las almas que sufren en aquel fuego por causa mía.
    Y Vos, ¡O María, Madre de Dios! socorredlas con vuestros poderosos ruegos.
    PADRE NUESTRO, AVE MARIA Y GLORIA.
    Aquí esforzando cada cual su devoción, pedirá interiormente a Cristo crucificado lo que desea conseguir por medio de esta novena para sufragio de las almas del Purgatorio.
    Este se repetirá todos los días después de la oración del día.
    4. DIA SEGUNDO
    CONSIDERACION
    La segunda pena que aflige en alto grado a estas benditas almas es el tiempo que en vida perdieron, durante el cual habrían podido adquirir mayores méritos para el cielo, y el pensamiento de que esta pédrida es para siempre irreparable terminando con la vida el tiempo de merecer.
    ¡Infeliz de mí, oh Señor, que por espacio de tantos años he vivido en la tierra no mereciendo sino los castigos del infierno!
    Gracias os doy porque todavía me concedéis tiempo para remediar el mal que he hecho y el bien que he dejado de hacer.
    Concededme vuestro socorro para que lo que me queda en vida, lo emplée únicmente en serviros y en amaros. Tened piedad de mí y de esas almas benditas que arden en el Purgatorio por no haber empleado como debían el tiempo que Vos les disteis para su santificación.
    Y Vos, ¡oh María, Madre de Dios! socorredlas con vuestros poderosos ruegos.
    PADRE NUESTRO, AVE MARIA Y GLORIA. Todo lo demás del primer día.
    5. DIA TERCERO
    Otra de las mayores penas que afligen a esas benditas ánimas es la vista espantosa de los pecados que están expiando. En la vida presente no se conoce la fealdad del pecado, pero bien se conoce en la otra, y este conocimiento es uno de los más vivos dolores que sufren las almas en el Purgatorio.
    ¡Oh Dios mío!, os amo sobre todas las cosas porque sois infinita bondad; duélome con todo mi corazón de haberos ofendido; concededme la santa perseveracia; tened piedad de mí y de aquellas santas almas atormentadas con la vista de los pecados que no quisieron evitar y cometieron sin horror.
    Y Vos ¡Oh María, Madre de Dios! socorredlas con vuestros ruegos poderosos y rogad tambén por nosotros que estamos aún en peligro de condenarnos.
    PADRE NUESTRO, AVE MARIA Y GLORIA. Todo lo demás del primer día.
    6. DIA CUARTO
    ENLACES RELACIONADOS
    CONSIDERACION
    Una de las penas que más afligen a aquellas almas, esposas de Jesucristo, es el pensar que en vida, por sus culpas, disgustaron a aquel Dios a quien tanto aman. Se han visto penitentes morir de dolor al pensar que habían ofendido a un Dios tan bueno. Mucho mejor que nosotros conocen las almas del Purgatorio cuán amable es Dios y por consiguiente lo aman con todas sus fuerzas; por eso, al pensar que lo disgustaron en la vida, experimentan un dolor superior a todo otro dolor.
    ¡Oh, Dios mío!, y yo que os ofendo con tanta facilidad, sin que me mueva lo mucho que habéis hecho por mí, ni las penas que me esperan en el Purgatorio; tened piedad de mí y de aquellas santas almas que arden en ese fuego por el desprecio que hicieron de las faltas veniales y que ahora os aman de todo corazón.
    Y Vos, oh María, protegednos a nosotros para que acertemos a llevar vida perfecta y socorredlas a ellas para que mitiguen sus dolores.
    PADRE NUESTRO, AVE MARIA Y GLORIA. Todo lo demás del primer día.
    7. DIA QUINTO
    Otra de las grandes penas que afligen a aquellas benditas almas es el sufrir aquel fuego sin saber cuándo tendrán fin sus tormentos. Es verdad que tienen la certidumbre de verse un día libres de ellos; pero la incertidumbre del tiempo en que se habrán de acabar, les causa un gravísimo tormento.
    ¡Oh, Señor, qué desgracia tan grande sería la mía si me hubiéseis enviado al infierno, a esa cárcel de tormentos, teniendo la seguridad de no salir de ella jamás! Gracias os doy conmigo; perdonadme, que quisiera antes morir que volver a ofenderos. Tened piedad de mí y de las benditas almas que en la tierra no han temido bastante las penas del Purgatorio. Y Vos, oh Madre de Dios y Madre mía, socorredlas con vuestro poder y abreviad el tiempo que las espera de la eterna posesión de Dios.
    PADRE NUESTRO, AVE MARIA Y GLORIA. Todo lo demás del primer día.
    8. DIA SEXTO
    Cuanto mayor es el consuelo que aquellas benditas almas les causa el recuerdo de la Pasión de Jesucristo, por cuya virtud se salvaron, y del Santísimo Sacramento del Altar, que les proporcionó y aún les proporciona tantas gracias, por medio de misas y comuniones tanto más les atormenta el pensamiento de no haber correspondido en vida a estos dos grandes beneficios del amor de Jesucristo.
    Òh Dios mío! Vos moristeis también por mí, y os habéis dado muchas veces a mí en la sagrada comunión, y yo siempre os he correspondido con negra ingratitud; más ahora os amo sobre todas las cosas, oh Supremo Bien mío! me arrepiento muy de todo corazón de haberos ofendido y con vuestra gracia propongo la enmienda. Dádmela Señor, y tened piedad de mí y de las almas que arden en el fuego del Purgatorio por la poca estima que hicieron de vuestra dolorosa pasión y por las comuniones omitidas por negligencia, o hechas con tibieza.
    Y Vos, oh María, Madre de Dios y Madre nuestra, interceded por ellas para que obtengan el perdón.
    PADRE NUESTRO, AVE MARIA Y GLORIA. Todo lo demás del primer día.
    9. DIA SEPTIMO

    CONSIDERACION
    Aumentan también las penas de aquellas benditas almas todos los beneficios particulares que recibieron de Dios, como el haber recibido el bautismo, el haber nacido en país católico, el haberles esperado Dios a penitencia y alcanzar el perdón de sus pecados tantas veces; porque todos esos favores les hacen conocer mejor la ingratitud con que han correspondido a Dios.
    Pero, ¡Dios mío! ¿quién ha sido más ingrato que yo? Vos me habéis esperado con tanta paciencia, me habéis perdonado tantas veces con amor, y yo, después de tantas promesas, os he vuelto a ofender. No me arrojéis al infierno porque os quiero amar y en el infierno no podría hacerlo. Tened lástima de mi alma y piedad de las del Purgatorio, que por sus muchas culpas se han hecho menos acreedoras a vuestra misercordia.
    Y Vos, oh Madre de misericordia, mitigad con vuestro poder sus sufrimientos.
    PADRE NUESTRO, AVE MARIA Y GLORIA. Todo lo demás del primer día.
    10. DIA OCTAVO
    Otra pena, en extremo amarga para aquellas benditas almas, es el pensar que durante su vida uso Dios con ellas de muchas misericordias especiales que no tuvo con los demás, y ellas con sus pecados le obligaron a que las condenara al infierno, aunque después por su misericordia las haya perdonado y salvado, viéndolas arrepentidas.
    Vedme aquí, ¡oh Dios mío! Yo soy uno de aquellos ingratos que después de haber recibido de Vos tantas gracias, he despreciado vuestro amor y os he obligado a condenarme al infierno. Gracias os doy por la misericordia y paciencia que habeís tenido en esperarme, me arrepiento con toda mi alma de haberos ofendido, y propongo la enmienda con vuestra gracia. Tened piedad de mí y de aquellas benditas almas que habiendo podido llegar a un alto grado de perfección en la tierra, merecen ahora estar más tiempo en el Purgatorio por sus continuas infidelidades a los llamamientos a vuestra gracia.
    Y Vos, Virgen fidelísima, interponed vuestros méritos en su favor.
    PADRE NUESTRO, AVE MARIA Y GLORIA. Todo lo demás del primer día.
    Grandes son las penas que sufresn aquellas santas almas: el fuego, el tedio, la oscuridad, la incertidumbre del tiempo en que han de verse libres de aquella cárcel; pero de todas, la mayor para esas santas esposas, es la de verse separadas de su divino Esposo y privadas de su vista y presencia.
    ¡Oh Dios mío! ¿cómo he podido yo vivir tantos años lejos de Vos, privado de vuestra gracia? ¡Oh Bondad infinita! os amo sobre todas las cosas, me arrepiento con todo mi corazón de haberos ofendido y quisiera antes morir que volver a ofenderos.
    Concededme la santa perseverancia y no permitáis que vuelva a caer otra vez en vuestra desgracia. Os suplico tengáis piedad de las almas del Purgatorio, especialmente las de mis padres, mis hermanos, mis parientes, mis amigos… y de todos aquellos por quienes mi corazón y mi conciencia me obligan a pediros con más empeño; que no sea por mi indiferencia o por mis culpas por lo que ellas permanezcan allí alejadas de Vos. Abreviad el tiempo de su destierro y admitidlas cuanto antes a la dicha de amaros para siempre en el cielo.
    Y Vos, ¡oh dulce Virgen María, consoladora de los afligidos, Madre de nuestro Salvador Jesús y de todos los fieles. Vos sois también la Madre de las pobres almas que sufren en el Purgatorio, yo imploro con confianza la inmensa bondad de vuestro Corazón y os ruego intercedáis con vuestro divino Hijo, para que por los méritos de su santo sacrificio en la cruz, obtengan el alivio y la libertad a que aspiran. Así sea.
    PADRE NUESTRO, AVE MARIA Y GLORIA. Todo lo demás del primer día.
    12. ORACION FINAL

    ORACION 1
    Recibid, Señor Dios mío, cuantos sacrificios os ha ofrecido y ofrece hoy por todo el mundo vuestra santa esposa, la santa Iglesia, y os suplico los apliquéis al alivio y descanso de las afligidas almas por quienes hago esta novena. Por los acerbos dolores de vuestra Madre Santísima en el día de vuestra dolorosa Pasión, dadles, Señor, refrigerio. Convertid a los pecadores, salvad a los agonzantes y a mí concededme la santificación en mi estado y la gracia particular que os pido, si es de vuestro beneplácito. Amén
    ORACION 2
    ¡Abrevia, oh Padre bondadoso! las angustias que sufren las almas queridas en el Purgatorio. No dilates, Señor, el término de sus penas, la sangre del Calvario satisfaga tu Justicia y dígnate admitirla en tu Santa Gloria, en donde nos veamos todos y podamos ensalzar tus misericordias eternamente. Amen.
    LOS CIEN REQUIEM
    EN SUFRAGIO DE LAS BENDITAS ALMAS DEL PURGATORIO
    RECOMENDACION
    Innumerables son los favores que se nos refieren, que han sido obtenidos por los devotos de las Almas del Purgatorio, por vías completamente inesperadas, mediante los cien requiem rezados en su sufragio.
    MODO DE PRACTICAR ESTA DEVOCION
    Puede servirse de un rosario común de cinco decenas, recorriéndolo dos veces para formar las diez decenas, o sea la centena de Requiem. Se empieza rezando el acto de contición, un Padrenuestro y después una decena de Requiem de esta forma:
    -Dadles, Señor, el descanso eterno.
    -y brille para ellas la luz perpetua.
    R. Al final de la decena de Requiem se hacen invocaciones:
    Almas santas, almas pacientes, almas cautivas, rogad a Dios por nosotros, que rogamos por vosotras para que el Señor os dé su gloria. Amén.
    Padre Eterno, os ofrecemos la Sangre, Pasión y Muerte de Nuestro Señor Jesucristo, los dolores de la Santísima Virgen y los de San José, por la remisión de nuestros pecads, la libertad de las Almas del Purgatorio y la conversión de los pecadores.
    Amen.
    Rezadas así diez decenas con las invocaciones al final de cada una de ellas, se tiene completos los cien requiem de esta devoción.
    (León XIIII concedió a cada requiem 50 días de indulgencia).
    SALMO 129
    DE PROFUNDIS
    Desde el profundo abismo de miserias en que estoy caído, clamo a Vos, Señor; no seáis, Dios mío, inexorable a mi voz. Dignaos escuchar los ruegos de un infeliz que no tiene otro recurso que vuestra gran misericordia.
    Sé, Dios mío, cuán culpable soy a vuestros ojos; mas, si examináis con rigor nuestras iniquidades, ¿quén podrá sufrir vuestros juicios?
    Si en nosotros solo encontráis delitos para perdernos, en Vos hallaréis motivos para salvarnos; os impusisteis la ley de no resistir a nuestras lágrimas y esto me obliga, Señor, a esperar confiado en vuestra gran bondad.
    Nunca me he olvidado de las promesas del Señor, que me han alentado en lo más fuerte de mis males; he esperado siempre en El.
    Así no deje Israel de esperar, pues recibirá por la noche el socorro que haya conseguido por el día.
    Porque es infinita la misericordia del Señor, que sabe hallar en los tesoros de su poder remedio para nuestros males.
    Y presto redimirá a su pueblo de todas sus miserias e iniquidades.
    Dales, Señor, el descanso eterno y luzca para ellas la eterna luz.
    Descansen en paz. Así sea.
    (50 días tres veces al día, 100 rezándole al toque de la campana).
    Encomendémonos ahora a las almas del Purgatorio y digamos:
    ¡Almas benditas! Ya que hemos rogado por vosotras, que tan amadas sois del Señor y que tenéis la sorpresa de no perderle a la esperanza de poseerle para siempre, rogadle por nosotros que nos vemos todavía en peligro de condenarnos.
    ¡Dulce Jesús!, dad descanso eterno a las benditas almas del Purgatorio. Amén.
    PADRE NUESTRO POR LAS VENDITAS ALMAS DEL PURGATORIO
    PADRENUESTRO
    A Santa Matilde habiendo comulgado por los muertos, le dijo Nuestro Señor: Recitad por ellos un Padrenuestro. Delante del altar donde se celebraba el Santro Sacrificio, la Santa hizo la oración siguiente, y cuando la hubo terminado, vio una multitud de almas subir al cielo. (R. 5, ch. 21).
    Padre Nuestro que estás en los cielos
    Os ruego, ¡oh tierno Padre!, que perdonéis a las almas del Purgatorio el no haberos amado y rendido el culto de adoración y respeto que os es debido, a Vos, Padre bueno y misericordioso; y haberos alejado de sus corazones donde Vos deseábais habitar.
    Para suplir sus faltas os ofrezco el amor y el honor de que vuestro divino Hijo os tributó en la tierra y la satisfacción infinita que os dio por todos los pecados de esas pobres almas.
    (Recítese diez veces la invocación “Jesús mío, misericordia”, y se ganarán cada vez 100 días de indulgencia por las benditas almas del Purgatorio).
    Santificado sea tu Nombre
    Perdonad, tierno Padre!, os lo suplico, a las almas de los fieles difuntos, el no haber honrado dignamente vuestro santo nombre, haberlo invocado rara vez, o empleado a menudo con ligereza y haberse hasta avergonzado algunas veces, de perteneceros. Como satisfacción de este pecado yo os ofrezco la santidad de vuestro Hijo Jesucristo, su obediencia, su celo por haceros conocer, su afán por honraros durante su vida y por anonadarse delante de Vos en el altar.
    ¡JESUS MIO, MISERICORDIA!
    Venga a nos el tu Reino
    Os ruego, ¡oh eterno Padre!, que perdonéis a las almas de los fieles difuntos, el poco celo en no haber deseado con bastante fervor y anhelado con afán la grandeza de vuestra gloria…! Ellas habrían podido tan fácilmente haceros amar instruyendo a los niños, llevando por el camino del bien a los que ellas amaban! Para expiar su indiferencia, yo os ofrezco los santos deseos de Jesucristo, en el celo que El ha tenido por la nuestra aún en el altar.
    ¡JESUS MIO, MISERICORDIA!
    Hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo
    Os suplico ¡oh Padre!, que perdonéis a las almas religiosas, al haber preferido algunas veces su voluntad a la vuestra y no haber amado en todo y de una manera perfecta vuestro deseo que se manifestaba por sus desobediencias y faltas de sumisión a las órdenes de sus superiores. Para reparar ofrezco la unión del dulcísimo Corazón de jesús con vuestra voluntad, la pronta y generosa obediencia que presta al Sacerdote viniendo al altar y la perfecta oblación de este divino Hijo que lo llevó hasta la muerte y muerte de cruz.
    ¡JESUS MIO, MISERICORDIA!
    El pan nuestro de cada día dánoslo hoy
    Os ruego, ¡oh Padre tierno!, que perdonéis a las almas de los fieles difuntos el no haber recibido el Santísimo Sacramento del Altar con los deseos, la devoción y el amor que El merece; el haber omitido por negligencia, cobardía o respetos humanos muchas comuniones que Vos les ofrecíais. Para expiar estos pecados, yo os ofrezco la santidad de vuestro Hijo Jesús, el amor ardiente y el deseo inefable que le llevó a daros el precioso tesoro de su Cuerpo y de su Sangre.
    ¡JESUS MIO, MISERICORDIA!
    Pedrónanos nuestras deudas, así como nosotros pernonamos a nuestros deudores.
    Os ruego, ¡oh Eterno Padre!, que perdonéis a las almas de los fieles difuntos los pecados en los cuales cayeron, no perdonando fácilmente; guardando algún rencor, alimentando ligeros pensamientos de venganza. Por esos pecados yo os ofrezco la oración tan tierna y tan amorosa que vuestro Hijo Jesús hizo en la Cruz por sus enemigos.
    ¡JESUS MIO, MISERICORDIA!
    No nos dejes caer en tentación
    Os suplico, ¡oh tierno Padre!, que perdonéis a las almas de los fieles difuntos la poca fuerza que opusieron para rechazar la tentación de sencualidad, reprimir la curiosidad de sus miradas, y cuidarse de algunos goces peligrosos. Para expiar esta multitud de pecados, yo os ofrezco las fatigas de Jesús, sus lágrimas, sus mortificaciones y sus humillaciones en el altar.
    ¡JESUS MIO, MISERICORDIA!
    Mas líbranos del mal
    Sí, Dios mío, libradlas del mal que soportan esas santas almas, en otro tiempo culpables, ahora tan arrepentidas y resignadas; libradlas por los méritos de Jesucristo.
    Y Vos, ¡oh Salvador, tan lleno de misericordia! Vos que estáis sobre este altar, tened piedad de sus lamentos y de sus lágrimas. Ellas se unen a mí para clamar hasta Vos durante su vida y olvidad las faltas que la fragilidad de nuestra naturaleza les hizo cometer.
    ¡JESUS MIO, MISERICORDIA!
    SUPLICAS
    A NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO
    Para que por los dolores de su Pasíon, tenga misericordia de las almas del Purgatorio.
    ¡Oh dulcísimo Jesús, por el sudor de sangre que derramasteis en el Huerto de Getsemaní.
    R/ Tened piedad de las almas de Purgatorio.
    ¡Oh dulcísimo Jesús!, por los dolores de vuestra cruelísima flagelación.
    R/ Tened piedad de las almas del Purgatorio.
    ¡Oh dulcísimo Jesús!, por los dolores de vuestra coronación de espinas.
    R/ Tened piedad de las almas del Purgatorio.
    Que padecisteis llevando hasta el Calvario la cruz a cuestas.
    R/ Tened piedad de las almas del Purgatorio.
    que sufristeis en el despojo de vuestras vestiduras.
    R/ Tened piedad de las almas del Purgatorio.
    ¡Oh dulcísimo jesús!, por los dorores de vuestra crucifixión.
    R/ Tened piedad de las almas del Purgatorio.
    ¡Oh dulcísimo Jesús!, por los dolores de vuestra agonía en la cruz.
    R/ Tened piedad de las almas del Purgatorio.
    ¡Oh dulcísimo Jesús!, por el inmenso dolor que padecisteis al separarse vuestra alma de vuestro cuerpo.
    R/ Tened piedad de las almas del Purgatorio.
    Compadeceos, oh buen Jesús, de las almas que están detenidas en el Purgatorio, por cuya salvación habéis tomado nuestra naturaleza humana y sufrido la muerte más cruel.

  • mariate dice:

    gracias animas benditas por el favor recibido
    NOVENA A LAS BENDITAS ALMAS DEL PURGATORIO
    NOVENA A LAS BENDITAS ALMAS DEL PURGATORIO
    1. ORACION INICIAL
    2. ORACION DIARIA
    3. DIA PRIMERO
    LAMENTOS DE LAS BENDITAS ALMAS DEL PURGATORIO
    4. DIA SEGUNDO
    5. DIA TERCERO
    6. DIA CUARTO
    7. DIA QUINTO
    8. DIA SEXTO
    9. DIA SEPTIMO
    10. DIA OCTAVO
    11. DIA NOVENO
    12. ORACION FINAL
    LOS CIEN REQUIEM
    SALMO 129
    PADRE NUESTRO POR LAS VENDITAS ALMAS DEL PURGATORIO
    SUPLICAS
    ENLACES RELACIONADOS
    COMO HACER LA NOVENA
    Existe un orden para hacer la novena a las benditas almas del purgatorio y es el que está en parte izquierda de esta página.
    1. ORACION INICIAL: Es la forma de iniciar la novena y se debe hacer todos los días.
    Está compuesta por tres oraciones.
    2. ORACION DIARIA: Igual a la oración inicial, este es el ofrecimiento para todos los días de la novena.
    3. Después de la Oración inicial y la Oración diaria, se procede a rezar cada uno de los días (del 1 al 9), esto es la consideración de cada día terminando con un Padrenuestro, un Ave María y un gloria.
    4. Se medita sobre lo que se quiere conseguir por medio de esta novena.
    5. Se leen los lamentos de las benditas almas del Purgatorio.
    NOTA: Los lamentos se deben leer todos los días después de la consideracion del día correspondiente
    6. Se hace la Oración final.
    7. Si se quiere, antes de la Oración final, se pueden hacer algunas de las oraciones que se tienen en esta página. Estas se realizan despues de los lamentos a las benditas almas del purgatorio.
    1. ORACION INICIAL
    ORACION 1
    Por la señal de la santa Cruz de nuestros enemigos líbranos señor, Dios nuestro.
    En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amen.
    ORACION 2
    Señor mio Jesucristo, Dios y hombre verdadero, solo por quien sois, porque os amo sobre todas las cosas, conociendo lo mucho que he pecado por mi culpa, una y mil veces, digo que de haberos ofendido me pesa; misericordia Dios mio, misericordia. Propongo firmemente la enmienda de mi vida, ayudado por vuestra divina gracia, Amen.
    ORACION 3
    Angel de mi guarda, mi dulce compañia,no me desampares, ni de noche ni de día. Hasta que me pongas en paz y alegría, con todos los santos, con Jesús, José y María, Amen.
    2. ORACION DIARIA
    OFRECIMIENTO PARA TODOS LOS DIAS.
    ¡Padre celestial! ¡Padre amorosísimo! que para salvar las almas quisisteis que vuestro Hijo unigénito, haciéndose hombre, se sujetase a la vida más pobre y mortificada y derramase su sangre en la cruz por nuestro amor! ¿Cómo dejarías sufrir largo tiempo en el purgatorio a unas almas que tanto costaron a Jesucristo y que son vuestras hijas amadísimas? ¿Cómo permitirías que fuese malograda sangre de tan gran valor? Compadeceos, pues, de estas pobrecitas almas y libradlas de sus penas y tormentos. Copadeceos también de la mía y libradla de la esclavitud del vicio. Y si vuestra justicia pide satisfacción por las culpas cometidas yo os ofrezco por las obras buenas que haga en este novenario. ¡A!, de ningún valor, son en verdad; pero las uno con los méritos infinitos de vuestro Hijo divino, con los dolores de su Madre Santísima y con las virtudes heróicas de cuantos han existido en la tierra. Miradnos a todos, vivos y difuntos, con ojos de compasión y haced que celebremos un día vuestras misericordias en el eterno descanso de la gloria.- Amen.
    3. DIA PRIMERO
    CONSIDERACION
    Muchas son las penas que sufren las benditas almas del Purgatorio pero la mayor de ellas consiste en pensar que por los pecados que cometieron en vida han sido ellas mismas la causa de sus propios sufrimientos.
    ¡Oh Jesús, Salvador mío!, yo que tantas veces he merecido el infierno, ¿cuánta pena no experimentaría ahora, si me viese condenado al pensar que yo mismo había sido la causa de mi condenación? Gracias os doy por la paciencia que conmigo habéis tenido, dadme gracia para apartarme de las ocasiones de ofenderos y tened piedad de las almas que sufren en aquel fuego por causa mía.
    Y Vos, ¡O María, Madre de Dios! socorredlas con vuestros poderosos ruegos.
    PADRE NUESTRO, AVE MARIA Y GLORIA.
    Aquí esforzando cada cual su devoción, pedirá interiormente a Cristo crucificado lo que desea conseguir por medio de esta novena para sufragio de las almas del Purgatorio.
    Este se repetirá todos los días después de la oración del día.
    4. DIA SEGUNDO
    CONSIDERACION
    La segunda pena que aflige en alto grado a estas benditas almas es el tiempo que en vida perdieron, durante el cual habrían podido adquirir mayores méritos para el cielo, y el pensamiento de que esta pédrida es para siempre irreparable terminando con la vida el tiempo de merecer.
    ¡Infeliz de mí, oh Señor, que por espacio de tantos años he vivido en la tierra no mereciendo sino los castigos del infierno!
    Gracias os doy porque todavía me concedéis tiempo para remediar el mal que he hecho y el bien que he dejado de hacer.
    Concededme vuestro socorro para que lo que me queda en vida, lo emplée únicmente en serviros y en amaros. Tened piedad de mí y de esas almas benditas que arden en el Purgatorio por no haber empleado como debían el tiempo que Vos les disteis para su santificación.
    Y Vos, ¡oh María, Madre de Dios! socorredlas con vuestros poderosos ruegos.
    PADRE NUESTRO, AVE MARIA Y GLORIA. Todo lo demás del primer día.
    5. DIA TERCERO
    Otra de las mayores penas que afligen a esas benditas ánimas es la vista espantosa de los pecados que están expiando. En la vida presente no se conoce la fealdad del pecado, pero bien se conoce en la otra, y este conocimiento es uno de los más vivos dolores que sufren las almas en el Purgatorio.
    ¡Oh Dios mío!, os amo sobre todas las cosas porque sois infinita bondad; duélome con todo mi corazón de haberos ofendido; concededme la santa perseveracia; tened piedad de mí y de aquellas santas almas atormentadas con la vista de los pecados que no quisieron evitar y cometieron sin horror.
    Y Vos ¡Oh María, Madre de Dios! socorredlas con vuestros ruegos poderosos y rogad tambén por nosotros que estamos aún en peligro de condenarnos.
    PADRE NUESTRO, AVE MARIA Y GLORIA. Todo lo demás del primer día.
    6. DIA CUARTO
    ENLACES RELACIONADOS
    CONSIDERACION
    Una de las penas que más afligen a aquellas almas, esposas de Jesucristo, es el pensar que en vida, por sus culpas, disgustaron a aquel Dios a quien tanto aman. Se han visto penitentes morir de dolor al pensar que habían ofendido a un Dios tan bueno. Mucho mejor que nosotros conocen las almas del Purgatorio cuán amable es Dios y por consiguiente lo aman con todas sus fuerzas; por eso, al pensar que lo disgustaron en la vida, experimentan un dolor superior a todo otro dolor.
    ¡Oh, Dios mío!, y yo que os ofendo con tanta facilidad, sin que me mueva lo mucho que habéis hecho por mí, ni las penas que me esperan en el Purgatorio; tened piedad de mí y de aquellas santas almas que arden en ese fuego por el desprecio que hicieron de las faltas veniales y que ahora os aman de todo corazón.
    Y Vos, oh María, protegednos a nosotros para que acertemos a llevar vida perfecta y socorredlas a ellas para que mitiguen sus dolores.
    PADRE NUESTRO, AVE MARIA Y GLORIA. Todo lo demás del primer día.
    7. DIA QUINTO
    Otra de las grandes penas que afligen a aquellas benditas almas es el sufrir aquel fuego sin saber cuándo tendrán fin sus tormentos. Es verdad que tienen la certidumbre de verse un día libres de ellos; pero la incertidumbre del tiempo en que se habrán de acabar, les causa un gravísimo tormento.
    ¡Oh, Señor, qué desgracia tan grande sería la mía si me hubiéseis enviado al infierno, a esa cárcel de tormentos, teniendo la seguridad de no salir de ella jamás! Gracias os doy conmigo; perdonadme, que quisiera antes morir que volver a ofenderos. Tened piedad de mí y de las benditas almas que en la tierra no han temido bastante las penas del Purgatorio. Y Vos, oh Madre de Dios y Madre mía, socorredlas con vuestro poder y abreviad el tiempo que las espera de la eterna posesión de Dios.
    PADRE NUESTRO, AVE MARIA Y GLORIA. Todo lo demás del primer día.
    8. DIA SEXTO
    Cuanto mayor es el consuelo que aquellas benditas almas les causa el recuerdo de la Pasión de Jesucristo, por cuya virtud se salvaron, y del Santísimo Sacramento del Altar, que les proporcionó y aún les proporciona tantas gracias, por medio de misas y comuniones tanto más les atormenta el pensamiento de no haber correspondido en vida a estos dos grandes beneficios del amor de Jesucristo.
    Òh Dios mío! Vos moristeis también por mí, y os habéis dado muchas veces a mí en la sagrada comunión, y yo siempre os he correspondido con negra ingratitud; más ahora os amo sobre todas las cosas, oh Supremo Bien mío! me arrepiento muy de todo corazón de haberos ofendido y con vuestra gracia propongo la enmienda. Dádmela Señor, y tened piedad de mí y de las almas que arden en el fuego del Purgatorio por la poca estima que hicieron de vuestra dolorosa pasión y por las comuniones omitidas por negligencia, o hechas con tibieza.
    Y Vos, oh María, Madre de Dios y Madre nuestra, interceded por ellas para que obtengan el perdón.
    PADRE NUESTRO, AVE MARIA Y GLORIA. Todo lo demás del primer día.
    9. DIA SEPTIMO

    CONSIDERACION
    Aumentan también las penas de aquellas benditas almas todos los beneficios particulares que recibieron de Dios, como el haber recibido el bautismo, el haber nacido en país católico, el haberles esperado Dios a penitencia y alcanzar el perdón de sus pecados tantas veces; porque todos esos favores les hacen conocer mejor la ingratitud con que han correspondido a Dios.
    Pero, ¡Dios mío! ¿quién ha sido más ingrato que yo? Vos me habéis esperado con tanta paciencia, me habéis perdonado tantas veces con amor, y yo, después de tantas promesas, os he vuelto a ofender. No me arrojéis al infierno porque os quiero amar y en el infierno no podría hacerlo. Tened lástima de mi alma y piedad de las del Purgatorio, que por sus muchas culpas se han hecho menos acreedoras a vuestra misercordia.
    Y Vos, oh Madre de misericordia, mitigad con vuestro poder sus sufrimientos.
    PADRE NUESTRO, AVE MARIA Y GLORIA. Todo lo demás del primer día.
    10. DIA OCTAVO
    Otra pena, en extremo amarga para aquellas benditas almas, es el pensar que durante su vida uso Dios con ellas de muchas misericordias especiales que no tuvo con los demás, y ellas con sus pecados le obligaron a que las condenara al infierno, aunque después por su misericordia las haya perdonado y salvado, viéndolas arrepentidas.
    Vedme aquí, ¡oh Dios mío! Yo soy uno de aquellos ingratos que después de haber recibido de Vos tantas gracias, he despreciado vuestro amor y os he obligado a condenarme al infierno. Gracias os doy por la misericordia y paciencia que habeís tenido en esperarme, me arrepiento con toda mi alma de haberos ofendido, y propongo la enmienda con vuestra gracia. Tened piedad de mí y de aquellas benditas almas que habiendo podido llegar a un alto grado de perfección en la tierra, merecen ahora estar más tiempo en el Purgatorio por sus continuas infidelidades a los llamamientos a vuestra gracia.
    Y Vos, Virgen fidelísima, interponed vuestros méritos en su favor.
    PADRE NUESTRO, AVE MARIA Y GLORIA. Todo lo demás del primer día.
    Grandes son las penas que sufresn aquellas santas almas: el fuego, el tedio, la oscuridad, la incertidumbre del tiempo en que han de verse libres de aquella cárcel; pero de todas, la mayor para esas santas esposas, es la de verse separadas de su divino Esposo y privadas de su vista y presencia.
    ¡Oh Dios mío! ¿cómo he podido yo vivir tantos años lejos de Vos, privado de vuestra gracia? ¡Oh Bondad infinita! os amo sobre todas las cosas, me arrepiento con todo mi corazón de haberos ofendido y quisiera antes morir que volver a ofenderos.
    Concededme la santa perseverancia y no permitáis que vuelva a caer otra vez en vuestra desgracia. Os suplico tengáis piedad de las almas del Purgatorio, especialmente las de mis padres, mis hermanos, mis parientes, mis amigos… y de todos aquellos por quienes mi corazón y mi conciencia me obligan a pediros con más empeño; que no sea por mi indiferencia o por mis culpas por lo que ellas permanezcan allí alejadas de Vos. Abreviad el tiempo de su destierro y admitidlas cuanto antes a la dicha de amaros para siempre en el cielo.
    Y Vos, ¡oh dulce Virgen María, consoladora de los afligidos, Madre de nuestro Salvador Jesús y de todos los fieles. Vos sois también la Madre de las pobres almas que sufren en el Purgatorio, yo imploro con confianza la inmensa bondad de vuestro Corazón y os ruego intercedáis con vuestro divino Hijo, para que por los méritos de su santo sacrificio en la cruz, obtengan el alivio y la libertad a que aspiran. Así sea.
    PADRE NUESTRO, AVE MARIA Y GLORIA. Todo lo demás del primer día.
    12. ORACION FINAL

    ORACION 1
    Recibid, Señor Dios mío, cuantos sacrificios os ha ofrecido y ofrece hoy por todo el mundo vuestra santa esposa, la santa Iglesia, y os suplico los apliquéis al alivio y descanso de las afligidas almas por quienes hago esta novena. Por los acerbos dolores de vuestra Madre Santísima en el día de vuestra dolorosa Pasión, dadles, Señor, refrigerio. Convertid a los pecadores, salvad a los agonzantes y a mí concededme la santificación en mi estado y la gracia particular que os pido, si es de vuestro beneplácito. Amén
    ORACION 2
    ¡Abrevia, oh Padre bondadoso! las angustias que sufren las almas queridas en el Purgatorio. No dilates, Señor, el término de sus penas, la sangre del Calvario satisfaga tu Justicia y dígnate admitirla en tu Santa Gloria, en donde nos veamos todos y podamos ensalzar tus misericordias eternamente. Amen.
    LOS CIEN REQUIEM
    EN SUFRAGIO DE LAS BENDITAS ALMAS DEL PURGATORIO
    RECOMENDACION
    Innumerables son los favores que se nos refieren, que han sido obtenidos por los devotos de las Almas del Purgatorio, por vías completamente inesperadas, mediante los cien requiem rezados en su sufragio.
    MODO DE PRACTICAR ESTA DEVOCION
    Puede servirse de un rosario común de cinco decenas, recorriéndolo dos veces para formar las diez decenas, o sea la centena de Requiem. Se empieza rezando el acto de contición, un Padrenuestro y después una decena de Requiem de esta forma:
    -Dadles, Señor, el descanso eterno.
    -y brille para ellas la luz perpetua.
    R. Al final de la decena de Requiem se hacen invocaciones:
    Almas santas, almas pacientes, almas cautivas, rogad a Dios por nosotros, que rogamos por vosotras para que el Señor os dé su gloria. Amén.
    Padre Eterno, os ofrecemos la Sangre, Pasión y Muerte de Nuestro Señor Jesucristo, los dolores de la Santísima Virgen y los de San José, por la remisión de nuestros pecads, la libertad de las Almas del Purgatorio y la conversión de los pecadores.
    Amen.
    Rezadas así diez decenas con las invocaciones al final de cada una de ellas, se tiene completos los cien requiem de esta devoción.
    (León XIIII concedió a cada requiem 50 días de indulgencia).
    SALMO 129
    DE PROFUNDIS
    Desde el profundo abismo de miserias en que estoy caído, clamo a Vos, Señor; no seáis, Dios mío, inexorable a mi voz. Dignaos escuchar los ruegos de un infeliz que no tiene otro recurso que vuestra gran misericordia.
    Sé, Dios mío, cuán culpable soy a vuestros ojos; mas, si examináis con rigor nuestras iniquidades, ¿quén podrá sufrir vuestros juicios?
    Si en nosotros solo encontráis delitos para perdernos, en Vos hallaréis motivos para salvarnos; os impusisteis la ley de no resistir a nuestras lágrimas y esto me obliga, Señor, a esperar confiado en vuestra gran bondad.
    Nunca me he olvidado de las promesas del Señor, que me han alentado en lo más fuerte de mis males; he esperado siempre en El.
    Así no deje Israel de esperar, pues recibirá por la noche el socorro que haya conseguido por el día.
    Porque es infinita la misericordia del Señor, que sabe hallar en los tesoros de su poder remedio para nuestros males.
    Y presto redimirá a su pueblo de todas sus miserias e iniquidades.
    Dales, Señor, el descanso eterno y luzca para ellas la eterna luz.
    Descansen en paz. Así sea.
    (50 días tres veces al día, 100 rezándole al toque de la campana).
    Encomendémonos ahora a las almas del Purgatorio y digamos:
    ¡Almas benditas! Ya que hemos rogado por vosotras, que tan amadas sois del Señor y que tenéis la sorpresa de no perderle a la esperanza de poseerle para siempre, rogadle por nosotros que nos vemos todavía en peligro de condenarnos.
    ¡Dulce Jesús!, dad descanso eterno a las benditas almas del Purgatorio. Amén.
    PADRE NUESTRO POR LAS VENDITAS ALMAS DEL PURGATORIO
    PADRENUESTRO
    A Santa Matilde habiendo comulgado por los muertos, le dijo Nuestro Señor: Recitad por ellos un Padrenuestro. Delante del altar donde se celebraba el Santro Sacrificio, la Santa hizo la oración siguiente, y cuando la hubo terminado, vio una multitud de almas subir al cielo. (R. 5, ch. 21).
    Padre Nuestro que estás en los cielos
    Os ruego, ¡oh tierno Padre!, que perdonéis a las almas del Purgatorio el no haberos amado y rendido el culto de adoración y respeto que os es debido, a Vos, Padre bueno y misericordioso; y haberos alejado de sus corazones donde Vos deseábais habitar.
    Para suplir sus faltas os ofrezco el amor y el honor de que vuestro divino Hijo os tributó en la tierra y la satisfacción infinita que os dio por todos los pecados de esas pobres almas.
    (Recítese diez veces la invocación “Jesús mío, misericordia”, y se ganarán cada vez 100 días de indulgencia por las benditas almas del Purgatorio).
    Santificado sea tu Nombre
    Perdonad, tierno Padre!, os lo suplico, a las almas de los fieles difuntos, el no haber honrado dignamente vuestro santo nombre, haberlo invocado rara vez, o empleado a menudo con ligereza y haberse hasta avergonzado algunas veces, de perteneceros. Como satisfacción de este pecado yo os ofrezco la santidad de vuestro Hijo Jesucristo, su obediencia, su celo por haceros conocer, su afán por honraros durante su vida y por anonadarse delante de Vos en el altar.
    ¡JESUS MIO, MISERICORDIA!
    Venga a nos el tu Reino
    Os ruego, ¡oh eterno Padre!, que perdonéis a las almas de los fieles difuntos, el poco celo en no haber deseado con bastante fervor y anhelado con afán la grandeza de vuestra gloria…! Ellas habrían podido tan fácilmente haceros amar instruyendo a los niños, llevando por el camino del bien a los que ellas amaban! Para expiar su indiferencia, yo os ofrezco los santos deseos de Jesucristo, en el celo que El ha tenido por la nuestra aún en el altar.
    ¡JESUS MIO, MISERICORDIA!
    Hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo
    Os suplico ¡oh Padre!, que perdonéis a las almas religiosas, al haber preferido algunas veces su voluntad a la vuestra y no haber amado en todo y de una manera perfecta vuestro deseo que se manifestaba por sus desobediencias y faltas de sumisión a las órdenes de sus superiores. Para reparar ofrezco la unión del dulcísimo Corazón de jesús con vuestra voluntad, la pronta y generosa obediencia que presta al Sacerdote viniendo al altar y la perfecta oblación de este divino Hijo que lo llevó hasta la muerte y muerte de cruz.
    ¡JESUS MIO, MISERICORDIA!
    El pan nuestro de cada día dánoslo hoy
    Os ruego, ¡oh Padre tierno!, que perdonéis a las almas de los fieles difuntos el no haber recibido el Santísimo Sacramento del Altar con los deseos, la devoción y el amor que El merece; el haber omitido por negligencia, cobardía o respetos humanos muchas comuniones que Vos les ofrecíais. Para expiar estos pecados, yo os ofrezco la santidad de vuestro Hijo Jesús, el amor ardiente y el deseo inefable que le llevó a daros el precioso tesoro de su Cuerpo y de su Sangre.
    ¡JESUS MIO, MISERICORDIA!
    Pedrónanos nuestras deudas, así como nosotros pernonamos a nuestros deudores.
    Os ruego, ¡oh Eterno Padre!, que perdonéis a las almas de los fieles difuntos los pecados en los cuales cayeron, no perdonando fácilmente; guardando algún rencor, alimentando ligeros pensamientos de venganza. Por esos pecados yo os ofrezco la oración tan tierna y tan amorosa que vuestro Hijo Jesús hizo en la Cruz por sus enemigos.
    ¡JESUS MIO, MISERICORDIA!
    No nos dejes caer en tentación
    Os suplico, ¡oh tierno Padre!, que perdonéis a las almas de los fieles difuntos la poca fuerza que opusieron para rechazar la tentación de sencualidad, reprimir la curiosidad de sus miradas, y cuidarse de algunos goces peligrosos. Para expiar esta multitud de pecados, yo os ofrezco las fatigas de Jesús, sus lágrimas, sus mortificaciones y sus humillaciones en el altar.
    ¡JESUS MIO, MISERICORDIA!
    Mas líbranos del mal
    Sí, Dios mío, libradlas del mal que soportan esas santas almas, en otro tiempo culpables, ahora tan arrepentidas y resignadas; libradlas por los méritos de Jesucristo.
    Y Vos, ¡oh Salvador, tan lleno de misericordia! Vos que estáis sobre este altar, tened piedad de sus lamentos y de sus lágrimas. Ellas se unen a mí para clamar hasta Vos durante su vida y olvidad las faltas que la fragilidad de nuestra naturaleza les hizo cometer.
    ¡JESUS MIO, MISERICORDIA!
    SUPLICAS
    A NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO
    Para que por los dolores de su Pasíon, tenga misericordia de las almas del Purgatorio.
    ¡Oh dulcísimo Jesús, por el sudor de sangre que derramasteis en el Huerto de Getsemaní.
    R/ Tened piedad de las almas de Purgatorio.
    ¡Oh dulcísimo Jesús!, por los dolores de vuestra cruelísima flagelación.
    R/ Tened piedad de las almas del Purgatorio.
    ¡Oh dulcísimo Jesús!, por los dolores de vuestra coronación de espinas.
    R/ Tened piedad de las almas del Purgatorio.
    Que padecisteis llevando hasta el Calvario la cruz a cuestas.
    R/ Tened piedad de las almas del Purgatorio.
    que sufristeis en el despojo de vuestras vestiduras.
    R/ Tened piedad de las almas del Purgatorio.
    ¡Oh dulcísimo jesús!, por los dorores de vuestra crucifixión.
    R/ Tened piedad de las almas del Purgatorio.
    ¡Oh dulcísimo Jesús!, por los dolores de vuestra agonía en la cruz.
    R/ Tened piedad de las almas del Purgatorio.
    ¡Oh dulcísimo Jesús!, por el inmenso dolor que padecisteis al separarse vuestra alma de vuestro cuerpo.
    R/ Tened piedad de las almas del Purgatorio.
    Compadeceos, oh buen Jesús, de las almas que están detenidas en el Purgatorio, por cuya salvación habéis tomado nuestra naturaleza humana y sufrido la muerte más cruel.

  • mariate dice:

    gracias animas benditas por el favor recibido
    NOVENA A LAS BENDITAS ALMAS DEL PURGATORIO
    NOVENA A LAS BENDITAS ALMAS DEL PURGATORIO
    1. ORACION INICIAL
    2. ORACION DIARIA
    3. DIA PRIMERO
    LAMENTOS DE LAS BENDITAS ALMAS DEL PURGATORIO
    4. DIA SEGUNDO
    5. DIA TERCERO
    6. DIA CUARTO
    7. DIA QUINTO
    8. DIA SEXTO
    9. DIA SEPTIMO
    10. DIA OCTAVO
    11. DIA NOVENO
    12. ORACION FINAL
    LOS CIEN REQUIEM
    SALMO 129
    PADRE NUESTRO POR LAS VENDITAS ALMAS DEL PURGATORIO
    SUPLICAS
    ENLACES RELACIONADOS
    COMO HACER LA NOVENA
    Existe un orden para hacer la novena a las benditas almas del purgatorio y es el que está en parte izquierda de esta página.
    1. ORACION INICIAL: Es la forma de iniciar la novena y se debe hacer todos los días.
    Está compuesta por tres oraciones.
    2. ORACION DIARIA: Igual a la oración inicial, este es el ofrecimiento para todos los días de la novena.
    3. Después de la Oración inicial y la Oración diaria, se procede a rezar cada uno de los días (del 1 al 9), esto es la consideración de cada día terminando con un Padrenuestro, un Ave María y un gloria.
    4. Se medita sobre lo que se quiere conseguir por medio de esta novena.
    5. Se leen los lamentos de las benditas almas del Purgatorio.
    NOTA: Los lamentos se deben leer todos los días después de la consideracion del día correspondiente
    6. Se hace la Oración final.
    7. Si se quiere, antes de la Oración final, se pueden hacer algunas de las oraciones que se tienen en esta página. Estas se realizan despues de los lamentos a las benditas almas del purgatorio.
    1. ORACION INICIAL
    ORACION 1
    Por la señal de la santa Cruz de nuestros enemigos líbranos señor, Dios nuestro.
    En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amen.
    ORACION 2
    Señor mio Jesucristo, Dios y hombre verdadero, solo por quien sois, porque os amo sobre todas las cosas, conociendo lo mucho que he pecado por mi culpa, una y mil veces, digo que de haberos ofendido me pesa; misericordia Dios mio, misericordia. Propongo firmemente la enmienda de mi vida, ayudado por vuestra divina gracia, Amen.
    ORACION 3
    Angel de mi guarda, mi dulce compañia,no me desampares, ni de noche ni de día. Hasta que me pongas en paz y alegría, con todos los santos, con Jesús, José y María, Amen.
    2. ORACION DIARIA
    OFRECIMIENTO PARA TODOS LOS DIAS.
    ¡Padre celestial! ¡Padre amorosísimo! que para salvar las almas quisisteis que vuestro Hijo unigénito, haciéndose hombre, se sujetase a la vida más pobre y mortificada y derramase su sangre en la cruz por nuestro amor! ¿Cómo dejarías sufrir largo tiempo en el purgatorio a unas almas que tanto costaron a Jesucristo y que son vuestras hijas amadísimas? ¿Cómo permitirías que fuese malograda sangre de tan gran valor? Compadeceos, pues, de estas pobrecitas almas y libradlas de sus penas y tormentos. Copadeceos también de la mía y libradla de la esclavitud del vicio. Y si vuestra justicia pide satisfacción por las culpas cometidas yo os ofrezco por las obras buenas que haga en este novenario. ¡A!, de ningún valor, son en verdad; pero las uno con los méritos infinitos de vuestro Hijo divino, con los dolores de su Madre Santísima y con las virtudes heróicas de cuantos han existido en la tierra. Miradnos a todos, vivos y difuntos, con ojos de compasión y haced que celebremos un día vuestras misericordias en el eterno descanso de la gloria.- Amen.
    3. DIA PRIMERO
    CONSIDERACION
    Muchas son las penas que sufren las benditas almas del Purgatorio pero la mayor de ellas consiste en pensar que por los pecados que cometieron en vida han sido ellas mismas la causa de sus propios sufrimientos.
    ¡Oh Jesús, Salvador mío!, yo que tantas veces he merecido el infierno, ¿cuánta pena no experimentaría ahora, si me viese condenado al pensar que yo mismo había sido la causa de mi condenación? Gracias os doy por la paciencia que conmigo habéis tenido, dadme gracia para apartarme de las ocasiones de ofenderos y tened piedad de las almas que sufren en aquel fuego por causa mía.
    Y Vos, ¡O María, Madre de Dios! socorredlas con vuestros poderosos ruegos.
    PADRE NUESTRO, AVE MARIA Y GLORIA.
    Aquí esforzando cada cual su devoción, pedirá interiormente a Cristo crucificado lo que desea conseguir por medio de esta novena para sufragio de las almas del Purgatorio.
    Este se repetirá todos los días después de la oración del día.
    4. DIA SEGUNDO
    CONSIDERACION
    La segunda pena que aflige en alto grado a estas benditas almas es el tiempo que en vida perdieron, durante el cual habrían podido adquirir mayores méritos para el cielo, y el pensamiento de que esta pédrida es para siempre irreparable terminando con la vida el tiempo de merecer.
    ¡Infeliz de mí, oh Señor, que por espacio de tantos años he vivido en la tierra no mereciendo sino los castigos del infierno!
    Gracias os doy porque todavía me concedéis tiempo para remediar el mal que he hecho y el bien que he dejado de hacer.
    Concededme vuestro socorro para que lo que me queda en vida, lo emplée únicmente en serviros y en amaros. Tened piedad de mí y de esas almas benditas que arden en el Purgatorio por no haber empleado como debían el tiempo que Vos les disteis para su santificación.
    Y Vos, ¡oh María, Madre de Dios! socorredlas con vuestros poderosos ruegos.
    PADRE NUESTRO, AVE MARIA Y GLORIA. Todo lo demás del primer día.
    5. DIA TERCERO
    Otra de las mayores penas que afligen a esas benditas ánimas es la vista espantosa de los pecados que están expiando. En la vida presente no se conoce la fealdad del pecado, pero bien se conoce en la otra, y este conocimiento es uno de los más vivos dolores que sufren las almas en el Purgatorio.
    ¡Oh Dios mío!, os amo sobre todas las cosas porque sois infinita bondad; duélome con todo mi corazón de haberos ofendido; concededme la santa perseveracia; tened piedad de mí y de aquellas santas almas atormentadas con la vista de los pecados que no quisieron evitar y cometieron sin horror.
    Y Vos ¡Oh María, Madre de Dios! socorredlas con vuestros ruegos poderosos y rogad tambén por nosotros que estamos aún en peligro de condenarnos.
    PADRE NUESTRO, AVE MARIA Y GLORIA. Todo lo demás del primer día.
    6. DIA CUARTO
    ENLACES RELACIONADOS
    CONSIDERACION
    Una de las penas que más afligen a aquellas almas, esposas de Jesucristo, es el pensar que en vida, por sus culpas, disgustaron a aquel Dios a quien tanto aman. Se han visto penitentes morir de dolor al pensar que habían ofendido a un Dios tan bueno. Mucho mejor que nosotros conocen las almas del Purgatorio cuán amable es Dios y por consiguiente lo aman con todas sus fuerzas; por eso, al pensar que lo disgustaron en la vida, experimentan un dolor superior a todo otro dolor.
    ¡Oh, Dios mío!, y yo que os ofendo con tanta facilidad, sin que me mueva lo mucho que habéis hecho por mí, ni las penas que me esperan en el Purgatorio; tened piedad de mí y de aquellas santas almas que arden en ese fuego por el desprecio que hicieron de las faltas veniales y que ahora os aman de todo corazón.
    Y Vos, oh María, protegednos a nosotros para que acertemos a llevar vida perfecta y socorredlas a ellas para que mitiguen sus dolores.
    PADRE NUESTRO, AVE MARIA Y GLORIA. Todo lo demás del primer día.
    7. DIA QUINTO
    Otra de las grandes penas que afligen a aquellas benditas almas es el sufrir aquel fuego sin saber cuándo tendrán fin sus tormentos. Es verdad que tienen la certidumbre de verse un día libres de ellos; pero la incertidumbre del tiempo en que se habrán de acabar, les causa un gravísimo tormento.
    ¡Oh, Señor, qué desgracia tan grande sería la mía si me hubiéseis enviado al infierno, a esa cárcel de tormentos, teniendo la seguridad de no salir de ella jamás! Gracias os doy conmigo; perdonadme, que quisiera antes morir que volver a ofenderos. Tened piedad de mí y de las benditas almas que en la tierra no han temido bastante las penas del Purgatorio. Y Vos, oh Madre de Dios y Madre mía, socorredlas con vuestro poder y abreviad el tiempo que las espera de la eterna posesión de Dios.
    PADRE NUESTRO, AVE MARIA Y GLORIA. Todo lo demás del primer día.
    8. DIA SEXTO
    Cuanto mayor es el consuelo que aquellas benditas almas les causa el recuerdo de la Pasión de Jesucristo, por cuya virtud se salvaron, y del Santísimo Sacramento del Altar, que les proporcionó y aún les proporciona tantas gracias, por medio de misas y comuniones tanto más les atormenta el pensamiento de no haber correspondido en vida a estos dos grandes beneficios del amor de Jesucristo.
    Òh Dios mío! Vos moristeis también por mí, y os habéis dado muchas veces a mí en la sagrada comunión, y yo siempre os he correspondido con negra ingratitud; más ahora os amo sobre todas las cosas, oh Supremo Bien mío! me arrepiento muy de todo corazón de haberos ofendido y con vuestra gracia propongo la enmienda. Dádmela Señor, y tened piedad de mí y de las almas que arden en el fuego del Purgatorio por la poca estima que hicieron de vuestra dolorosa pasión y por las comuniones omitidas por negligencia, o hechas con tibieza.
    Y Vos, oh María, Madre de Dios y Madre nuestra, interceded por ellas para que obtengan el perdón.
    PADRE NUESTRO, AVE MARIA Y GLORIA. Todo lo demás del primer día.
    9. DIA SEPTIMO

    CONSIDERACION
    Aumentan también las penas de aquellas benditas almas todos los beneficios particulares que recibieron de Dios, como el haber recibido el bautismo, el haber nacido en país católico, el haberles esperado Dios a penitencia y alcanzar el perdón de sus pecados tantas veces; porque todos esos favores les hacen conocer mejor la ingratitud con que han correspondido a Dios.
    Pero, ¡Dios mío! ¿quién ha sido más ingrato que yo? Vos me habéis esperado con tanta paciencia, me habéis perdonado tantas veces con amor, y yo, después de tantas promesas, os he vuelto a ofender. No me arrojéis al infierno porque os quiero amar y en el infierno no podría hacerlo. Tened lástima de mi alma y piedad de las del Purgatorio, que por sus muchas culpas se han hecho menos acreedoras a vuestra misercordia.
    Y Vos, oh Madre de misericordia, mitigad con vuestro poder sus sufrimientos.
    PADRE NUESTRO, AVE MARIA Y GLORIA. Todo lo demás del primer día.
    10. DIA OCTAVO
    Otra pena, en extremo amarga para aquellas benditas almas, es el pensar que durante su vida uso Dios con ellas de muchas misericordias especiales que no tuvo con los demás, y ellas con sus pecados le obligaron a que las condenara al infierno, aunque después por su misericordia las haya perdonado y salvado, viéndolas arrepentidas.
    Vedme aquí, ¡oh Dios mío! Yo soy uno de aquellos ingratos que después de haber recibido de Vos tantas gracias, he despreciado vuestro amor y os he obligado a condenarme al infierno. Gracias os doy por la misericordia y paciencia que habeís tenido en esperarme, me arrepiento con toda mi alma de haberos ofendido, y propongo la enmienda con vuestra gracia. Tened piedad de mí y de aquellas benditas almas que habiendo podido llegar a un alto grado de perfección en la tierra, merecen ahora estar más tiempo en el Purgatorio por sus continuas infidelidades a los llamamientos a vuestra gracia.
    Y Vos, Virgen fidelísima, interponed vuestros méritos en su favor.
    PADRE NUESTRO, AVE MARIA Y GLORIA. Todo lo demás del primer día.
    Grandes son las penas que sufresn aquellas santas almas: el fuego, el tedio, la oscuridad, la incertidumbre del tiempo en que han de verse libres de aquella cárcel; pero de todas, la mayor para esas santas esposas, es la de verse separadas de su divino Esposo y privadas de su vista y presencia.
    ¡Oh Dios mío! ¿cómo he podido yo vivir tantos años lejos de Vos, privado de vuestra gracia? ¡Oh Bondad infinita! os amo sobre todas las cosas, me arrepiento con todo mi corazón de haberos ofendido y quisiera antes morir que volver a ofenderos.
    Concededme la santa perseverancia y no permitáis que vuelva a caer otra vez en vuestra desgracia. Os suplico tengáis piedad de las almas del Purgatorio, especialmente las de mis padres, mis hermanos, mis parientes, mis amigos… y de todos aquellos por quienes mi corazón y mi conciencia me obligan a pediros con más empeño; que no sea por mi indiferencia o por mis culpas por lo que ellas permanezcan allí alejadas de Vos. Abreviad el tiempo de su destierro y admitidlas cuanto antes a la dicha de amaros para siempre en el cielo.
    Y Vos, ¡oh dulce Virgen María, consoladora de los afligidos, Madre de nuestro Salvador Jesús y de todos los fieles. Vos sois también la Madre de las pobres almas que sufren en el Purgatorio, yo imploro con confianza la inmensa bondad de vuestro Corazón y os ruego intercedáis con vuestro divino Hijo, para que por los méritos de su santo sacrificio en la cruz, obtengan el alivio y la libertad a que aspiran. Así sea.
    PADRE NUESTRO, AVE MARIA Y GLORIA. Todo lo demás del primer día.
    12. ORACION FINAL

    ORACION 1
    Recibid, Señor Dios mío, cuantos sacrificios os ha ofrecido y ofrece hoy por todo el mundo vuestra santa esposa, la santa Iglesia, y os suplico los apliquéis al alivio y descanso de las afligidas almas por quienes hago esta novena. Por los acerbos dolores de vuestra Madre Santísima en el día de vuestra dolorosa Pasión, dadles, Señor, refrigerio. Convertid a los pecadores, salvad a los agonzantes y a mí concededme la santificación en mi estado y la gracia particular que os pido, si es de vuestro beneplácito. Amén
    ORACION 2
    ¡Abrevia, oh Padre bondadoso! las angustias que sufren las almas queridas en el Purgatorio. No dilates, Señor, el término de sus penas, la sangre del Calvario satisfaga tu Justicia y dígnate admitirla en tu Santa Gloria, en donde nos veamos todos y podamos ensalzar tus misericordias eternamente. Amen.
    LOS CIEN REQUIEM
    EN SUFRAGIO DE LAS BENDITAS ALMAS DEL PURGATORIO
    RECOMENDACION
    Innumerables son los favores que se nos refieren, que han sido obtenidos por los devotos de las Almas del Purgatorio, por vías completamente inesperadas, mediante los cien requiem rezados en su sufragio.
    MODO DE PRACTICAR ESTA DEVOCION
    Puede servirse de un rosario común de cinco decenas, recorriéndolo dos veces para formar las diez decenas, o sea la centena de Requiem. Se empieza rezando el acto de contición, un Padrenuestro y después una decena de Requiem de esta forma:
    -Dadles, Señor, el descanso eterno.
    -y brille para ellas la luz perpetua.
    R. Al final de la decena de Requiem se hacen invocaciones:
    Almas santas, almas pacientes, almas cautivas, rogad a Dios por nosotros, que rogamos por vosotras para que el Señor os dé su gloria. Amén.
    Padre Eterno, os ofrecemos la Sangre, Pasión y Muerte de Nuestro Señor Jesucristo, los dolores de la Santísima Virgen y los de San José, por la remisión de nuestros pecads, la libertad de las Almas del Purgatorio y la conversión de los pecadores.
    Amen.
    Rezadas así diez decenas con las invocaciones al final de cada una de ellas, se tiene completos los cien requiem de esta devoción.
    (León XIIII concedió a cada requiem 50 días de indulgencia).
    SALMO 129
    DE PROFUNDIS
    Desde el profundo abismo de miserias en que estoy caído, clamo a Vos, Señor; no seáis, Dios mío, inexorable a mi voz. Dignaos escuchar los ruegos de un infeliz que no tiene otro recurso que vuestra gran misericordia.
    Sé, Dios mío, cuán culpable soy a vuestros ojos; mas, si examináis con rigor nuestras iniquidades, ¿quén podrá sufrir vuestros juicios?
    Si en nosotros solo encontráis delitos para perdernos, en Vos hallaréis motivos para salvarnos; os impusisteis la ley de no resistir a nuestras lágrimas y esto me obliga, Señor, a esperar confiado en vuestra gran bondad.
    Nunca me he olvidado de las promesas del Señor, que me han alentado en lo más fuerte de mis males; he esperado siempre en El.
    Así no deje Israel de esperar, pues recibirá por la noche el socorro que haya conseguido por el día.
    Porque es infinita la misericordia del Señor, que sabe hallar en los tesoros de su poder remedio para nuestros males.
    Y presto redimirá a su pueblo de todas sus miserias e iniquidades.
    Dales, Señor, el descanso eterno y luzca para ellas la eterna luz.
    Descansen en paz. Así sea.
    (50 días tres veces al día, 100 rezándole al toque de la campana).
    Encomendémonos ahora a las almas del Purgatorio y digamos:
    ¡Almas benditas! Ya que hemos rogado por vosotras, que tan amadas sois del Señor y que tenéis la sorpresa de no perderle a la esperanza de poseerle para siempre, rogadle por nosotros que nos vemos todavía en peligro de condenarnos.
    ¡Dulce Jesús!, dad descanso eterno a las benditas almas del Purgatorio. Amén.
    PADRE NUESTRO POR LAS VENDITAS ALMAS DEL PURGATORIO
    PADRENUESTRO
    A Santa Matilde habiendo comulgado por los muertos, le dijo Nuestro Señor: Recitad por ellos un Padrenuestro. Delante del altar donde se celebraba el Santro Sacrificio, la Santa hizo la oración siguiente, y cuando la hubo terminado, vio una multitud de almas subir al cielo. (R. 5, ch. 21).
    Padre Nuestro que estás en los cielos
    Os ruego, ¡oh tierno Padre!, que perdonéis a las almas del Purgatorio el no haberos amado y rendido el culto de adoración y respeto que os es debido, a Vos, Padre bueno y misericordioso; y haberos alejado de sus corazones donde Vos deseábais habitar.
    Para suplir sus faltas os ofrezco el amor y el honor de que vuestro divino Hijo os tributó en la tierra y la satisfacción infinita que os dio por todos los pecados de esas pobres almas.
    (Recítese diez veces la invocación “Jesús mío, misericordia”, y se ganarán cada vez 100 días de indulgencia por las benditas almas del Purgatorio).
    Santificado sea tu Nombre
    Perdonad, tierno Padre!, os lo suplico, a las almas de los fieles difuntos, el no haber honrado dignamente vuestro santo nombre, haberlo invocado rara vez, o empleado a menudo con ligereza y haberse hasta avergonzado algunas veces, de perteneceros. Como satisfacción de este pecado yo os ofrezco la santidad de vuestro Hijo Jesucristo, su obediencia, su celo por haceros conocer, su afán por honraros durante su vida y por anonadarse delante de Vos en el altar.
    ¡JESUS MIO, MISERICORDIA!
    Venga a nos el tu Reino
    Os ruego, ¡oh eterno Padre!, que perdonéis a las almas de los fieles difuntos, el poco celo en no haber deseado con bastante fervor y anhelado con afán la grandeza de vuestra gloria…! Ellas habrían podido tan fácilmente haceros amar instruyendo a los niños, llevando por el camino del bien a los que ellas amaban! Para expiar su indiferencia, yo os ofrezco los santos deseos de Jesucristo, en el celo que El ha tenido por la nuestra aún en el altar.
    ¡JESUS MIO, MISERICORDIA!
    Hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo
    Os suplico ¡oh Padre!, que perdonéis a las almas religiosas, al haber preferido algunas veces su voluntad a la vuestra y no haber amado en todo y de una manera perfecta vuestro deseo que se manifestaba por sus desobediencias y faltas de sumisión a las órdenes de sus superiores. Para reparar ofrezco la unión del dulcísimo Corazón de jesús con vuestra voluntad, la pronta y generosa obediencia que presta al Sacerdote viniendo al altar y la perfecta oblación de este divino Hijo que lo llevó hasta la muerte y muerte de cruz.
    ¡JESUS MIO, MISERICORDIA!
    El pan nuestro de cada día dánoslo hoy
    Os ruego, ¡oh Padre tierno!, que perdonéis a las almas de los fieles difuntos el no haber recibido el Santísimo Sacramento del Altar con los deseos, la devoción y el amor que El merece; el haber omitido por negligencia, cobardía o respetos humanos muchas comuniones que Vos les ofrecíais. Para expiar estos pecados, yo os ofrezco la santidad de vuestro Hijo Jesús, el amor ardiente y el deseo inefable que le llevó a daros el precioso tesoro de su Cuerpo y de su Sangre.
    ¡JESUS MIO, MISERICORDIA!
    Pedrónanos nuestras deudas, así como nosotros pernonamos a nuestros deudores.
    Os ruego, ¡oh Eterno Padre!, que perdonéis a las almas de los fieles difuntos los pecados en los cuales cayeron, no perdonando fácilmente; guardando algún rencor, alimentando ligeros pensamientos de venganza. Por esos pecados yo os ofrezco la oración tan tierna y tan amorosa que vuestro Hijo Jesús hizo en la Cruz por sus enemigos.
    ¡JESUS MIO, MISERICORDIA!
    No nos dejes caer en tentación
    Os suplico, ¡oh tierno Padre!, que perdonéis a las almas de los fieles difuntos la poca fuerza que opusieron para rechazar la tentación de sencualidad, reprimir la curiosidad de sus miradas, y cuidarse de algunos goces peligrosos. Para expiar esta multitud de pecados, yo os ofrezco las fatigas de Jesús, sus lágrimas, sus mortificaciones y sus humillaciones en el altar.
    ¡JESUS MIO, MISERICORDIA!
    Mas líbranos del mal
    Sí, Dios mío, libradlas del mal que soportan esas santas almas, en otro tiempo culpables, ahora tan arrepentidas y resignadas; libradlas por los méritos de Jesucristo.
    Y Vos, ¡oh Salvador, tan lleno de misericordia! Vos que estáis sobre este altar, tened piedad de sus lamentos y de sus lágrimas. Ellas se unen a mí para clamar hasta Vos durante su vida y olvidad las faltas que la fragilidad de nuestra naturaleza les hizo cometer.
    ¡JESUS MIO, MISERICORDIA!
    SUPLICAS
    A NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO
    Para que por los dolores de su Pasíon, tenga misericordia de las almas del Purgatorio.
    ¡Oh dulcísimo Jesús, por el sudor de sangre que derramasteis en el Huerto de Getsemaní.
    R/ Tened piedad de las almas de Purgatorio.
    ¡Oh dulcísimo Jesús!, por los dolores de vuestra cruelísima flagelación.
    R/ Tened piedad de las almas del Purgatorio.
    ¡Oh dulcísimo Jesús!, por los dolores de vuestra coronación de espinas.
    R/ Tened piedad de las almas del Purgatorio.
    Que padecisteis llevando hasta el Calvario la cruz a cuestas.
    R/ Tened piedad de las almas del Purgatorio.
    que sufristeis en el despojo de vuestras vestiduras.
    R/ Tened piedad de las almas del Purgatorio.
    ¡Oh dulcísimo jesús!, por los dorores de vuestra crucifixión.
    R/ Tened piedad de las almas del Purgatorio.
    ¡Oh dulcísimo Jesús!, por los dolores de vuestra agonía en la cruz.
    R/ Tened piedad de las almas del Purgatorio.
    ¡Oh dulcísimo Jesús!, por el inmenso dolor que padecisteis al separarse vuestra alma de vuestro cuerpo.
    R/ Tened piedad de las almas del Purgatorio.
    Compadeceos, oh buen Jesús, de las almas que están detenidas en el Purgatorio, por cuya salvación habéis tomado nuestra naturaleza humana y sufrido la muerte más cruel.

  • mariate dice:

    gracias animas benditas por el favor recibido
    NOVENA A LAS BENDITAS ALMAS DEL PURGATORIO
    NOVENA A LAS BENDITAS ALMAS DEL PURGATORIO
    1. ORACION INICIAL
    2. ORACION DIARIA
    3. DIA PRIMERO
    LAMENTOS DE LAS BENDITAS ALMAS DEL PURGATORIO
    4. DIA SEGUNDO
    5. DIA TERCERO
    6. DIA CUARTO
    7. DIA QUINTO
    8. DIA SEXTO
    9. DIA SEPTIMO
    10. DIA OCTAVO
    11. DIA NOVENO
    12. ORACION FINAL
    LOS CIEN REQUIEM
    SALMO 129
    PADRE NUESTRO POR LAS VENDITAS ALMAS DEL PURGATORIO
    SUPLICAS
    ENLACES RELACIONADOS
    COMO HACER LA NOVENA
    Existe un orden para hacer la novena a las benditas almas del purgatorio y es el que está en parte izquierda de esta página.
    1. ORACION INICIAL: Es la forma de iniciar la novena y se debe hacer todos los días.
    Está compuesta por tres oraciones.
    2. ORACION DIARIA: Igual a la oración inicial, este es el ofrecimiento para todos los días de la novena.
    3. Después de la Oración inicial y la Oración diaria, se procede a rezar cada uno de los días (del 1 al 9), esto es la consideración de cada día terminando con un Padrenuestro, un Ave María y un gloria.
    4. Se medita sobre lo que se quiere conseguir por medio de esta novena.
    5. Se leen los lamentos de las benditas almas del Purgatorio.
    NOTA: Los lamentos se deben leer todos los días después de la consideracion del día correspondiente
    6. Se hace la Oración final.
    7. Si se quiere, antes de la Oración final, se pueden hacer algunas de las oraciones que se tienen en esta página. Estas se realizan despues de los lamentos a las benditas almas del purgatorio.
    1. ORACION INICIAL
    ORACION 1
    Por la señal de la santa Cruz de nuestros enemigos líbranos señor, Dios nuestro.
    En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amen.
    ORACION 2
    Señor mio Jesucristo, Dios y hombre verdadero, solo por quien sois, porque os amo sobre todas las cosas, conociendo lo mucho que he pecado por mi culpa, una y mil veces, digo que de haberos ofendido me pesa; misericordia Dios mio, misericordia. Propongo firmemente la enmienda de mi vida, ayudado por vuestra divina gracia, Amen.
    ORACION 3
    Angel de mi guarda, mi dulce compañia,no me desampares, ni de noche ni de día. Hasta que me pongas en paz y alegría, con todos los santos, con Jesús, José y María, Amen.
    2. ORACION DIARIA
    OFRECIMIENTO PARA TODOS LOS DIAS.
    ¡Padre celestial! ¡Padre amorosísimo! que para salvar las almas quisisteis que vuestro Hijo unigénito, haciéndose hombre, se sujetase a la vida más pobre y mortificada y derramase su sangre en la cruz por nuestro amor! ¿Cómo dejarías sufrir largo tiempo en el purgatorio a unas almas que tanto costaron a Jesucristo y que son vuestras hijas amadísimas? ¿Cómo permitirías que fuese malograda sangre de tan gran valor? Compadeceos, pues, de estas pobrecitas almas y libradlas de sus penas y tormentos. Copadeceos también de la mía y libradla de la esclavitud del vicio. Y si vuestra justicia pide satisfacción por las culpas cometidas yo os ofrezco por las obras buenas que haga en este novenario. ¡A!, de ningún valor, son en verdad; pero las uno con los méritos infinitos de vuestro Hijo divino, con los dolores de su Madre Santísima y con las virtudes heróicas de cuantos han existido en la tierra. Miradnos a todos, vivos y difuntos, con ojos de compasión y haced que celebremos un día vuestras misericordias en el eterno descanso de la gloria.- Amen.
    3. DIA PRIMERO
    CONSIDERACION
    Muchas son las penas que sufren las benditas almas del Purgatorio pero la mayor de ellas consiste en pensar que por los pecados que cometieron en vida han sido ellas mismas la causa de sus propios sufrimientos.
    ¡Oh Jesús, Salvador mío!, yo que tantas veces he merecido el infierno, ¿cuánta pena no experimentaría ahora, si me viese condenado al pensar que yo mismo había sido la causa de mi condenación? Gracias os doy por la paciencia que conmigo habéis tenido, dadme gracia para apartarme de las ocasiones de ofenderos y tened piedad de las almas que sufren en aquel fuego por causa mía.
    Y Vos, ¡O María, Madre de Dios! socorredlas con vuestros poderosos ruegos.
    PADRE NUESTRO, AVE MARIA Y GLORIA.
    Aquí esforzando cada cual su devoción, pedirá interiormente a Cristo crucificado lo que desea conseguir por medio de esta novena para sufragio de las almas del Purgatorio.
    Este se repetirá todos los días después de la oración del día.
    4. DIA SEGUNDO
    CONSIDERACION
    La segunda pena que aflige en alto grado a estas benditas almas es el tiempo que en vida perdieron, durante el cual habrían podido adquirir mayores méritos para el cielo, y el pensamiento de que esta pédrida es para siempre irreparable terminando con la vida el tiempo de merecer.
    ¡Infeliz de mí, oh Señor, que por espacio de tantos años he vivido en la tierra no mereciendo sino los castigos del infierno!
    Gracias os doy porque todavía me concedéis tiempo para remediar el mal que he hecho y el bien que he dejado de hacer.
    Concededme vuestro socorro para que lo que me queda en vida, lo emplée únicmente en serviros y en amaros. Tened piedad de mí y de esas almas benditas que arden en el Purgatorio por no haber empleado como debían el tiempo que Vos les disteis para su santificación.
    Y Vos, ¡oh María, Madre de Dios! socorredlas con vuestros poderosos ruegos.
    PADRE NUESTRO, AVE MARIA Y GLORIA. Todo lo demás del primer día.
    5. DIA TERCERO
    Otra de las mayores penas que afligen a esas benditas ánimas es la vista espantosa de los pecados que están expiando. En la vida presente no se conoce la fealdad del pecado, pero bien se conoce en la otra, y este conocimiento es uno de los más vivos dolores que sufren las almas en el Purgatorio.
    ¡Oh Dios mío!, os amo sobre todas las cosas porque sois infinita bondad; duélome con todo mi corazón de haberos ofendido; concededme la santa perseveracia; tened piedad de mí y de aquellas santas almas atormentadas con la vista de los pecados que no quisieron evitar y cometieron sin horror.
    Y Vos ¡Oh María, Madre de Dios! socorredlas con vuestros ruegos poderosos y rogad tambén por nosotros que estamos aún en peligro de condenarnos.
    PADRE NUESTRO, AVE MARIA Y GLORIA. Todo lo demás del primer día.
    6. DIA CUARTO
    ENLACES RELACIONADOS
    CONSIDERACION
    Una de las penas que más afligen a aquellas almas, esposas de Jesucristo, es el pensar que en vida, por sus culpas, disgustaron a aquel Dios a quien tanto aman. Se han visto penitentes morir de dolor al pensar que habían ofendido a un Dios tan bueno. Mucho mejor que nosotros conocen las almas del Purgatorio cuán amable es Dios y por consiguiente lo aman con todas sus fuerzas; por eso, al pensar que lo disgustaron en la vida, experimentan un dolor superior a todo otro dolor.
    ¡Oh, Dios mío!, y yo que os ofendo con tanta facilidad, sin que me mueva lo mucho que habéis hecho por mí, ni las penas que me esperan en el Purgatorio; tened piedad de mí y de aquellas santas almas que arden en ese fuego por el desprecio que hicieron de las faltas veniales y que ahora os aman de todo corazón.
    Y Vos, oh María, protegednos a nosotros para que acertemos a llevar vida perfecta y socorredlas a ellas para que mitiguen sus dolores.
    PADRE NUESTRO, AVE MARIA Y GLORIA. Todo lo demás del primer día.
    7. DIA QUINTO
    Otra de las grandes penas que afligen a aquellas benditas almas es el sufrir aquel fuego sin saber cuándo tendrán fin sus tormentos. Es verdad que tienen la certidumbre de verse un día libres de ellos; pero la incertidumbre del tiempo en que se habrán de acabar, les causa un gravísimo tormento.
    ¡Oh, Señor, qué desgracia tan grande sería la mía si me hubiéseis enviado al infierno, a esa cárcel de tormentos, teniendo la seguridad de no salir de ella jamás! Gracias os doy conmigo; perdonadme, que quisiera antes morir que volver a ofenderos. Tened piedad de mí y de las benditas almas que en la tierra no han temido bastante las penas del Purgatorio. Y Vos, oh Madre de Dios y Madre mía, socorredlas con vuestro poder y abreviad el tiempo que las espera de la eterna posesión de Dios.
    PADRE NUESTRO, AVE MARIA Y GLORIA. Todo lo demás del primer día.
    8. DIA SEXTO
    Cuanto mayor es el consuelo que aquellas benditas almas les causa el recuerdo de la Pasión de Jesucristo, por cuya virtud se salvaron, y del Santísimo Sacramento del Altar, que les proporcionó y aún les proporciona tantas gracias, por medio de misas y comuniones tanto más les atormenta el pensamiento de no haber correspondido en vida a estos dos grandes beneficios del amor de Jesucristo.
    Òh Dios mío! Vos moristeis también por mí, y os habéis dado muchas veces a mí en la sagrada comunión, y yo siempre os he correspondido con negra ingratitud; más ahora os amo sobre todas las cosas, oh Supremo Bien mío! me arrepiento muy de todo corazón de haberos ofendido y con vuestra gracia propongo la enmienda. Dádmela Señor, y tened piedad de mí y de las almas que arden en el fuego del Purgatorio por la poca estima que hicieron de vuestra dolorosa pasión y por las comuniones omitidas por negligencia, o hechas con tibieza.
    Y Vos, oh María, Madre de Dios y Madre nuestra, interceded por ellas para que obtengan el perdón.
    PADRE NUESTRO, AVE MARIA Y GLORIA. Todo lo demás del primer día.
    9. DIA SEPTIMO

    CONSIDERACION
    Aumentan también las penas de aquellas benditas almas todos los beneficios particulares que recibieron de Dios, como el haber recibido el bautismo, el haber nacido en país católico, el haberles esperado Dios a penitencia y alcanzar el perdón de sus pecados tantas veces; porque todos esos favores les hacen conocer mejor la ingratitud con que han correspondido a Dios.
    Pero, ¡Dios mío! ¿quién ha sido más ingrato que yo? Vos me habéis esperado con tanta paciencia, me habéis perdonado tantas veces con amor, y yo, después de tantas promesas, os he vuelto a ofender. No me arrojéis al infierno porque os quiero amar y en el infierno no podría hacerlo. Tened lástima de mi alma y piedad de las del Purgatorio, que por sus muchas culpas se han hecho menos acreedoras a vuestra misercordia.
    Y Vos, oh Madre de misericordia, mitigad con vuestro poder sus sufrimientos.
    PADRE NUESTRO, AVE MARIA Y GLORIA. Todo lo demás del primer día.
    10. DIA OCTAVO
    Otra pena, en extremo amarga para aquellas benditas almas, es el pensar que durante su vida uso Dios con ellas de muchas misericordias especiales que no tuvo con los demás, y ellas con sus pecados le obligaron a que las condenara al infierno, aunque después por su misericordia las haya perdonado y salvado, viéndolas arrepentidas.
    Vedme aquí, ¡oh Dios mío! Yo soy uno de aquellos ingratos que después de haber recibido de Vos tantas gracias, he despreciado vuestro amor y os he obligado a condenarme al infierno. Gracias os doy por la misericordia y paciencia que habeís tenido en esperarme, me arrepiento con toda mi alma de haberos ofendido, y propongo la enmienda con vuestra gracia. Tened piedad de mí y de aquellas benditas almas que habiendo podido llegar a un alto grado de perfección en la tierra, merecen ahora estar más tiempo en el Purgatorio por sus continuas infidelidades a los llamamientos a vuestra gracia.
    Y Vos, Virgen fidelísima, interponed vuestros méritos en su favor.
    PADRE NUESTRO, AVE MARIA Y GLORIA. Todo lo demás del primer día.
    Grandes son las penas que sufresn aquellas santas almas: el fuego, el tedio, la oscuridad, la incertidumbre del tiempo en que han de verse libres de aquella cárcel; pero de todas, la mayor para esas santas esposas, es la de verse separadas de su divino Esposo y privadas de su vista y presencia.
    ¡Oh Dios mío! ¿cómo he podido yo vivir tantos años lejos de Vos, privado de vuestra gracia? ¡Oh Bondad infinita! os amo sobre todas las cosas, me arrepiento con todo mi corazón de haberos ofendido y quisiera antes morir que volver a ofenderos.
    Concededme la santa perseverancia y no permitáis que vuelva a caer otra vez en vuestra desgracia. Os suplico tengáis piedad de las almas del Purgatorio, especialmente las de mis padres, mis hermanos, mis parientes, mis amigos… y de todos aquellos por quienes mi corazón y mi conciencia me obligan a pediros con más empeño; que no sea por mi indiferencia o por mis culpas por lo que ellas permanezcan allí alejadas de Vos. Abreviad el tiempo de su destierro y admitidlas cuanto antes a la dicha de amaros para siempre en el cielo.
    Y Vos, ¡oh dulce Virgen María, consoladora de los afligidos, Madre de nuestro Salvador Jesús y de todos los fieles. Vos sois también la Madre de las pobres almas que sufren en el Purgatorio, yo imploro con confianza la inmensa bondad de vuestro Corazón y os ruego intercedáis con vuestro divino Hijo, para que por los méritos de su santo sacrificio en la cruz, obtengan el alivio y la libertad a que aspiran. Así sea.
    PADRE NUESTRO, AVE MARIA Y GLORIA. Todo lo demás del primer día.
    12. ORACION FINAL

    ORACION 1
    Recibid, Señor Dios mío, cuantos sacrificios os ha ofrecido y ofrece hoy por todo el mundo vuestra santa esposa, la santa Iglesia, y os suplico los apliquéis al alivio y descanso de las afligidas almas por quienes hago esta novena. Por los acerbos dolores de vuestra Madre Santísima en el día de vuestra dolorosa Pasión, dadles, Señor, refrigerio. Convertid a los pecadores, salvad a los agonzantes y a mí concededme la santificación en mi estado y la gracia particular que os pido, si es de vuestro beneplácito. Amén
    ORACION 2
    ¡Abrevia, oh Padre bondadoso! las angustias que sufren las almas queridas en el Purgatorio. No dilates, Señor, el término de sus penas, la sangre del Calvario satisfaga tu Justicia y dígnate admitirla en tu Santa Gloria, en donde nos veamos todos y podamos ensalzar tus misericordias eternamente. Amen.
    LOS CIEN REQUIEM
    EN SUFRAGIO DE LAS BENDITAS ALMAS DEL PURGATORIO
    RECOMENDACION
    Innumerables son los favores que se nos refieren, que han sido obtenidos por los devotos de las Almas del Purgatorio, por vías completamente inesperadas, mediante los cien requiem rezados en su sufragio.
    MODO DE PRACTICAR ESTA DEVOCION
    Puede servirse de un rosario común de cinco decenas, recorriéndolo dos veces para formar las diez decenas, o sea la centena de Requiem. Se empieza rezando el acto de contición, un Padrenuestro y después una decena de Requiem de esta forma:
    -Dadles, Señor, el descanso eterno.
    -y brille para ellas la luz perpetua.
    R. Al final de la decena de Requiem se hacen invocaciones:
    Almas santas, almas pacientes, almas cautivas, rogad a Dios por nosotros, que rogamos por vosotras para que el Señor os dé su gloria. Amén.
    Padre Eterno, os ofrecemos la Sangre, Pasión y Muerte de Nuestro Señor Jesucristo, los dolores de la Santísima Virgen y los de San José, por la remisión de nuestros pecads, la libertad de las Almas del Purgatorio y la conversión de los pecadores.
    Amen.
    Rezadas así diez decenas con las invocaciones al final de cada una de ellas, se tiene completos los cien requiem de esta devoción.
    (León XIIII concedió a cada requiem 50 días de indulgencia).
    SALMO 129
    DE PROFUNDIS
    Desde el profundo abismo de miserias en que estoy caído, clamo a Vos, Señor; no seáis, Dios mío, inexorable a mi voz. Dignaos escuchar los ruegos de un infeliz que no tiene otro recurso que vuestra gran misericordia.
    Sé, Dios mío, cuán culpable soy a vuestros ojos; mas, si examináis con rigor nuestras iniquidades, ¿quén podrá sufrir vuestros juicios?
    Si en nosotros solo encontráis delitos para perdernos, en Vos hallaréis motivos para salvarnos; os impusisteis la ley de no resistir a nuestras lágrimas y esto me obliga, Señor, a esperar confiado en vuestra gran bondad.
    Nunca me he olvidado de las promesas del Señor, que me han alentado en lo más fuerte de mis males; he esperado siempre en El.
    Así no deje Israel de esperar, pues recibirá por la noche el socorro que haya conseguido por el día.
    Porque es infinita la misericordia del Señor, que sabe hallar en los tesoros de su poder remedio para nuestros males.
    Y presto redimirá a su pueblo de todas sus miserias e iniquidades.
    Dales, Señor, el descanso eterno y luzca para ellas la eterna luz.
    Descansen en paz. Así sea.
    (50 días tres veces al día, 100 rezándole al toque de la campana).
    Encomendémonos ahora a las almas del Purgatorio y digamos:
    ¡Almas benditas! Ya que hemos rogado por vosotras, que tan amadas sois del Señor y que tenéis la sorpresa de no perderle a la esperanza de poseerle para siempre, rogadle por nosotros que nos vemos todavía en peligro de condenarnos.
    ¡Dulce Jesús!, dad descanso eterno a las benditas almas del Purgatorio. Amén.
    PADRE NUESTRO POR LAS VENDITAS ALMAS DEL PURGATORIO
    PADRENUESTRO
    A Santa Matilde habiendo comulgado por los muertos, le dijo Nuestro Señor: Recitad por ellos un Padrenuestro. Delante del altar donde se celebraba el Santro Sacrificio, la Santa hizo la oración siguiente, y cuando la hubo terminado, vio una multitud de almas subir al cielo. (R. 5, ch. 21).
    Padre Nuestro que estás en los cielos
    Os ruego, ¡oh tierno Padre!, que perdonéis a las almas del Purgatorio el no haberos amado y rendido el culto de adoración y respeto que os es debido, a Vos, Padre bueno y misericordioso; y haberos alejado de sus corazones donde Vos deseábais habitar.
    Para suplir sus faltas os ofrezco el amor y el honor de que vuestro divino Hijo os tributó en la tierra y la satisfacción infinita que os dio por todos los pecados de esas pobres almas.
    (Recítese diez veces la invocación “Jesús mío, misericordia”, y se ganarán cada vez 100 días de indulgencia por las benditas almas del Purgatorio).
    Santificado sea tu Nombre
    Perdonad, tierno Padre!, os lo suplico, a las almas de los fieles difuntos, el no haber honrado dignamente vuestro santo nombre, haberlo invocado rara vez, o empleado a menudo con ligereza y haberse hasta avergonzado algunas veces, de perteneceros. Como satisfacción de este pecado yo os ofrezco la santidad de vuestro Hijo Jesucristo, su obediencia, su celo por haceros conocer, su afán por honraros durante su vida y por anonadarse delante de Vos en el altar.
    ¡JESUS MIO, MISERICORDIA!
    Venga a nos el tu Reino
    Os ruego, ¡oh eterno Padre!, que perdonéis a las almas de los fieles difuntos, el poco celo en no haber deseado con bastante fervor y anhelado con afán la grandeza de vuestra gloria…! Ellas habrían podido tan fácilmente haceros amar instruyendo a los niños, llevando por el camino del bien a los que ellas amaban! Para expiar su indiferencia, yo os ofrezco los santos deseos de Jesucristo, en el celo que El ha tenido por la nuestra aún en el altar.
    ¡JESUS MIO, MISERICORDIA!
    Hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo
    Os suplico ¡oh Padre!, que perdonéis a las almas religiosas, al haber preferido algunas veces su voluntad a la vuestra y no haber amado en todo y de una manera perfecta vuestro deseo que se manifestaba por sus desobediencias y faltas de sumisión a las órdenes de sus superiores. Para reparar ofrezco la unión del dulcísimo Corazón de jesús con vuestra voluntad, la pronta y generosa obediencia que presta al Sacerdote viniendo al altar y la perfecta oblación de este divino Hijo que lo llevó hasta la muerte y muerte de cruz.
    ¡JESUS MIO, MISERICORDIA!
    El pan nuestro de cada día dánoslo hoy
    Os ruego, ¡oh Padre tierno!, que perdonéis a las almas de los fieles difuntos el no haber recibido el Santísimo Sacramento del Altar con los deseos, la devoción y el amor que El merece; el haber omitido por negligencia, cobardía o respetos humanos muchas comuniones que Vos les ofrecíais. Para expiar estos pecados, yo os ofrezco la santidad de vuestro Hijo Jesús, el amor ardiente y el deseo inefable que le llevó a daros el precioso tesoro de su Cuerpo y de su Sangre.
    ¡JESUS MIO, MISERICORDIA!
    Pedrónanos nuestras deudas, así como nosotros pernonamos a nuestros deudores.
    Os ruego, ¡oh Eterno Padre!, que perdonéis a las almas de los fieles difuntos los pecados en los cuales cayeron, no perdonando fácilmente; guardando algún rencor, alimentando ligeros pensamientos de venganza. Por esos pecados yo os ofrezco la oración tan tierna y tan amorosa que vuestro Hijo Jesús hizo en la Cruz por sus enemigos.
    ¡JESUS MIO, MISERICORDIA!
    No nos dejes caer en tentación
    Os suplico, ¡oh tierno Padre!, que perdonéis a las almas de los fieles difuntos la poca fuerza que opusieron para rechazar la tentación de sencualidad, reprimir la curiosidad de sus miradas, y cuidarse de algunos goces peligrosos. Para expiar esta multitud de pecados, yo os ofrezco las fatigas de Jesús, sus lágrimas, sus mortificaciones y sus humillaciones en el altar.
    ¡JESUS MIO, MISERICORDIA!
    Mas líbranos del mal
    Sí, Dios mío, libradlas del mal que soportan esas santas almas, en otro tiempo culpables, ahora tan arrepentidas y resignadas; libradlas por los méritos de Jesucristo.
    Y Vos, ¡oh Salvador, tan lleno de misericordia! Vos que estáis sobre este altar, tened piedad de sus lamentos y de sus lágrimas. Ellas se unen a mí para clamar hasta Vos durante su vida y olvidad las faltas que la fragilidad de nuestra naturaleza les hizo cometer.
    ¡JESUS MIO, MISERICORDIA!
    SUPLICAS
    A NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO
    Para que por los dolores de su Pasíon, tenga misericordia de las almas del Purgatorio.
    ¡Oh dulcísimo Jesús, por el sudor de sangre que derramasteis en el Huerto de Getsemaní.
    R/ Tened piedad de las almas de Purgatorio.
    ¡Oh dulcísimo Jesús!, por los dolores de vuestra cruelísima flagelación.
    R/ Tened piedad de las almas del Purgatorio.
    ¡Oh dulcísimo Jesús!, por los dolores de vuestra coronación de espinas.
    R/ Tened piedad de las almas del Purgatorio.
    Que padecisteis llevando hasta el Calvario la cruz a cuestas.
    R/ Tened piedad de las almas del Purgatorio.
    que sufristeis en el despojo de vuestras vestiduras.
    R/ Tened piedad de las almas del Purgatorio.
    ¡Oh dulcísimo jesús!, por los dorores de vuestra crucifixión.
    R/ Tened piedad de las almas del Purgatorio.
    ¡Oh dulcísimo Jesús!, por los dolores de vuestra agonía en la cruz.
    R/ Tened piedad de las almas del Purgatorio.
    ¡Oh dulcísimo Jesús!, por el inmenso dolor que padecisteis al separarse vuestra alma de vuestro cuerpo.
    R/ Tened piedad de las almas del Purgatorio.
    Compadeceos, oh buen Jesús, de las almas que están detenidas en el Purgatorio, por cuya salvación habéis tomado nuestra naturaleza humana y sufrido la muerte más cruel.

1 ... 46 47 48 49 50 ... 82


Envía una respuesta
Utiliza iniciales o un seudónimo si prefieres mantener la privacidad

Importante - Aviso de privacidad:
Las peticiones son públicas. Si deseas nombrar a personas y mantener su privacidad te sugerimos que utilices solo el nombre o sus iniciales en vez de utilizar nombres completos.

US$
MX$
EUR