Aquí me tenéis postrada a vuestros pies santísimos, mi querido Jesús,
para manifestarte en cada instante mi reconocimiento y gratitud
por tantos y tan continuos favores como me habéis otorgado
y que todavía queréis concederme.
Cuantas veces os he invocado, ¡oh Jesús!,
me habéis dejado siempre satisfecha;
he recurrido a menudo a Vos y siempre me habéis consolado.
¿Cómo podré expresarte mis sentimientos, amado Jesús?.
Os doy las gracias…; pero otra gracia quiero de Vos, ¡oh Dios mío!,
si es de vuestro agrado…
(Aquí se manifiesta la gracia que se desea conseguir).
Si no fuerais Todopoderoso, no os haría esta súplica.
¡Oh Jesús!, tened piedad de mí. Hágase en todo vuestra santísima voluntad.
(Padrenuestro, Avemaría y Gloria).
NOTA - Esta oración la escribió Santa Gema. Hoy la rezan millones de almas en el
mundo entero para pedir por su eficaz intercesión toda clase de gracias.