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Libro de otras Oraciones:
DEVOCIÓN A LA SAGRADA FAMILIA

Dios nuestro Señor, por su gran amor a los hombres, dispuso que su Hijo, al hacerse
un hombre, naciera, se formara y viviera en una familia humana como la nuestra. Y así fue para
que la Sagrada Familia de Nazaret sirviera de guía, modelo, consuelo y alegría de todas las
familias cristianas, cualquiera que fuera su condición humana. Hoy, cuando vemos sitiada y
puesta en grave peligro la que se llama, porque lo es, la primera célula de la sociedad humana,
la familia, los cristianos hemos de sentirnos particularmente inclinados a imitar todas las
virtudes que resplandecieron en aquella santísima Familia constituida por Jesús, María y José.

Consagración de las familias cristianas a la Sagrada Familia

PREPARACIÓN

Por la señal + de la santa Cruz…

Para que nuestra consagración sea más agradable a la Sagrada Familia, Jesús, María
y José, purifiquemos antes nuestra alma de pecados y faltas haciendo de todo corazón un Acto
de contrición.

ACTO DE CONSAGRACIÓN

Oh Jesús, Redentor nuestro, que habiendo venido a iluminar al mundo con la doctrina y
con el ejemplo, habéis querido pasar la mayor parte de tu vida, humilde y sujeto a María y a
José en la pobre casa de Nazaret, santificando a aquella Familia que había de ser el modelo de
todas las familias cristianas; acoged benigno la nuestra, que ahora se dedica y consagra a vos.
Dígnate protegerla, guardarla y establecer en ella tu santo temor, con la paz y concordia de la
caridad cristiana, para que imitando el ejemplo divino de tu Familia, pueda alcanzar toda
entera, sin faltar uno solo, la eterna bienaventuranza.

María, Madre de Jesús y Madre nuestra, con tu piadosa intercesión haz que sea
aceptable a Jesús esta humilde ofrenda, y obtenednos su gracia y bendición.

OH san José, custodio santísimo de Jesús y de María, socórrenos con tus plegarias en
todas las necesidades espirituales y temporales, a fin de que en unión con María y con vos,
podamos bendecir eternamente a nuestro divino Redentor Jesús.

R. Amén.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
OREMOS. Dios, Padre nuestro, que has propuesto a la Sagrada Familia como
maravilloso ejemplo a los ojos de tu pueblo: concédenos, te rogamos, que, imitando sus
virtudes domésticas y su unión en el amor, lleguemos a gozar de los premios eternos en el
hogar del cielo. Por Jesucristo, nuestro Señor.

R. Amén.
INVOCACIONES
Jesús, José y María, te doy el corazón y el alma mía.
Jesús, José y María, asistidme en mi última agonía.
Jesús, José y María, con vos descanse en paz el alma mía.




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Libro de otras Oraciones:
CREDO (Apostólico)

Creo en Dios, Padre todopoderoso,
Creador del cielo y de la tierra.
Creo en Jesucristo, su único Hijo,
nuestro Señor,
que fue concebido por obra y gracia
del Espíritu Santo,
nació de santa María Virgen,
padeció bajo el poder
de Poncio Pilato,
fue crucificado, muerto y sepultado,
descendió a los infiernos
al tercer día resucitó
de entre los muertos,
subió a los cielos y está sentado
a la derecha de Dios, Padre
todopoderoso.
Desde allí ha de venir
a juzgar a vivos y muertos.
Creo en el espíritu Santo,
la santa Iglesia católica,
la comunión de los santos,
el perdón de los pecados,
la resurrección de la carne
y la vida eterna.
Amén.




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Libro de otras Oraciones:
CONSAGRACIÓN DEL GENERO HUMANO A CRISTO REY (modificada y aprobada por el Papa Juan XXIII)

Dulce Jesús, Redentor del género humano; míranos humildemente postrados ante tu
presencia. Vuestros somos y tus queremos ser; y para que podamos unirnos hoy más
íntimamente con vos, cada uno de nosotros se consagra espontáneamente a tu Sagrado
Corazón.

Es verdad que muchos jamás te conocieron; que muchos te abandonaron después de
haber despreciado tus mandamientos. Tened misericordia de unos y otros, benigno Jesús, y
atráelos a todos a tu Santísimo Corazón.

Reina, Señor, no sólo sobre los fieles que jamás se apartaron de Ti, sino también sobre
los hijos pródigos que te abandonaron; haz que estos regresen prontamente a la casa paterna
para que no perezcan de hambre y de miseria.

Reina sobre aquellos a quienes traen engañados las falsas doctrinas o se hallan
divididos por la discordia, y vuélvelos al puerto de la verdad y a la unidad de la fe, para que en
breve no haya sino un solo redil y un solo pastor.

Concede, Señor, a tu Iglesia segura y completa libertad; otorga la paz a las naciones y
haz que del uno al otro polo de la tierra resuene esta sola voz: alabado sea el Divino Corazón,
por quien nos vino la salud: a Él sea la gloria y honor por todos los siglos de los siglos. Amén.




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Libro de otras Oraciones:
CONSAGRACIÓN BREVE A MARIA DE S.L.Mª Grignion

Renuevo y ratifico hoy en tus manos
los votos de mi bautismo.
Renuncio para siempre a Satanás,
a sus pompas y a sus obras,
y me entrego enteramente
a Jesucristo, Sabiduría encarnada,
para llevar mi cruz tras El, todos los días de mi vida.
Y a fin de que le sea más fiel
de lo que he sido hasta ahora,
te escojo hoy, ¡OH, María!,
en presencia de toda la corte celestial,
por mi Madre y Señora;
os entrego y consagro en calidad de esclavo,
mi cuerpo y mi alma,
mis bienes interiores y exteriores,
y aun el valor de mis buenas acciones
pasadas, presentes y futuras,
otorgándote entero y pleno derecho
de mí y de todo lo que me pertenece,
sin excepción, a tu agrado,
a la mayor gloria de Dios
en el tiempo y en la eternidad.




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Libro de otras Oraciones:
CONSAGRACIÓN AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS DE S. CLAUDIO DE LA COLOMBIÈRE

Estoy tan convencido, Dios mío,

de que veláis sobre todos los que esperan en Ti,

y que nada puede falta a quien de Ti todo lo espera, que he decidido vivir de ahora en
adelante sin ninguna preocupación, descargando sobre Ti todas mis inquietudes:

En paz me acuesto y enseguida me duermo

porque me siento en Ti seguro, nada más que en Ti, Señor” (Salmos 4,10)

Pueden los hombres privarme de mis bienes y de mi honor, pueden las enfermedades
robarme la fuerzas y los medios de servirte. Yo mismo puedo, por el pecado, perder tu gracia;
pero nunca, nunca, perderé la confianza en Ti; la conservaré hasta el último suspiro, y serán
inútiles los ataques del enemigo para arrancármela.

En paz me acuesto y enseguida me duermo

Que unos esperen la felicidad de sus riquezas o talentos;

que otros se apoyen en su pureza de vida, en el número de sus buenas obras o en el
fervor de sus oraciones: para mí Señor, toda mi confianza es mi misma confianza en Ti

porque me siento en Ti seguro, nada más que en Ti, Señor

Nadie ha quedado desengañado por tener esta esperanza, nunca nadie que ha
confiando en Ti se ha visto defraudado (Sir 2,11). Estoy seguro, pues, de que seré eternamente
feliz porque lo espero firmemente y lo espero de Ti, Dios mío

En Ti, Señor, me abandono, no sufriré desengaño




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