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Libro de otras Oraciones:
FELICITACIÓN SABATINA

FELICITACIÓN

Bendita sea tu pureza / y eternamente lo sea, pues todo un Dios se recrea / en tan
graciosa belleza. / A ti, celestial princesa, / Virgen sagrada, María, / te ofrezco en este día /
alma, vida y corazón. / ¡Mírame con compasión! / ¡No me dejes, Madre mía!

SALUDO

Gocémonos siempre en el Señor, honrando a la bienaventurada Virgen Santa María,
Madre de Dios, Virgen antes del parto, en el parto y después del parto. Predestinada antes que
todas las criaturas, Reina y Corredentora, Abogada nuestra.

Amén.

PLEGARIA

Virgen Madre de Dios, Purísima María; El que no cabe en todo el orbe se encerró
hecho hombre en tus entrañas. Después del parto quedaste virgen. Madre de Dios, intercede
por nosotros.

R Dios te salve…

Virgen Inmaculada, concebida sin pecado: Imploran tu favor los poderosos, porque
eres la más poderosa de las criaturas y la más bella de los siglos. El Señor te vistió con vestido
de santidad y te rodeó con el manto de su gracia, como a esposa adornada con sus joyas.

R Dios te salve…

Bendita eres tú, Virgen María Inmaculada, por el Señor, Dios excelso, sobre todas las
mujeres de la tierra. Tú eres la gloria de Jerusalén; tú la alegría de Israel; tú eres la honra de
nuestro pueblo; tú la abogada de los pecadores

R Dios te salve…

ORACIÓN

Omnipotente y sempiterno Dios, que con la cooperación del Espíritu Santo preparaste
el cuerpo y el alma de la gloriosa Virgen y Madre María para que fuese merecedora de ser
morada digna de tu Hijo: concédenos que, pues celebramos con alegría su conmemoración,
por su piadosa intercesión seamos liberados de los males presentes y de la muerte eterna. Por
el mismo Jesucristo, Señor nuestro. Amén.

Salve




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Libro de otras Oraciones:
EXPOSICIÓN Y BENDICIÓN DEL SANTÍSIMO

Cuando asistas a esta celebración litúrgica, no dejes de hacer actos de fe y de
adoración con deseos de reparar las ofensas que se hacen al Señor en la Eucaristía. Al
empezar, suele cantarse este himno:

PANGE, LINGUA, gloriósi /Córporis mysterium/ Sanguinisque pretiósi,/ Quem in
mundi prétium/ Fructus ventris generósi/ Res effúdit géntium /

Canta, oh lengua, del glorioso/ Cuerpo de Cristo el misterio,/ Y de la Sangre preciosa
que,/ en precio Vertió el Rey /de las naciones del mundo/ Fruto del más noble seno

Al terminar la bendición se suele cantar:

TANTUM ERGO, sacraméntum/ Venerémur cérnui;/Et antíquum documentum/
Novo cedat rítui;/Praestet fides suppleméntúm/ Sénsuum deféctui./Genitóri, Genitóque,/
Laus et jubilátio;/Sálus, hónor, virtus quoque/ Sit et benedictio:/ Procedénti ab utróque/
Comparsit laudátio./ Amén.

Veneremos, pues, postrados/ Tan augusto sacramento; /Y el oscuro rito antiguo/ Ceda
a la luz de este nuevo; /Supliendo la fe sencilla/ Al débil sentido nuestro./ Al Padre y al
Hijo,/Gloria y vítores sin cuento;/ Salud, honor y poder,/ Bendición y gozo eterno:/Y al que
procede de ambos/ Demos igual alabanza./

Amén.

Oremus: Deus qui nobis sub Sacramento mirábili, passiónis tuae memóriam reliquísti:
tríbue quaésumus, ita nos Córporis et Sánquinis tu¡ sacra mystéria ve-nerári ut redemptiónis
tuae fruc-tum in nobis iúgiter sentiámus. Qui vives et regnas in saécula saeculórum.R. Amén.

Oremos: Oh Dios, que en este Sacramento admirable nos dejaste el memorial de
tu Pasión, te pedimos nos concedas venerar de tal modo los Sagrados Misterios de tu
Cuerpo y de tu Sangre, que experimentemos constantemente en nosotros el fruto de tu
Redención. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. R. Amén.

ALABANZAS DE DESAGRAVIO

Bendito sea Dios./Bendito sea su santo Nombre./Bendito sea Jesucristo, Dios y
Hombre verdadero. /Bendito sea el Nombre de Jesús./Bendito sea su Sagrado Corazón./
Bendita sea su Preciosísima Sangre./Bendito sea Jesús en el Santísimo Sacramento del Altar./
Bendito sea el Espíritu Santo Paráclito./Bendita sea la excelsa Madre de Dios, María
Santísima./ Bendita sea su Santa e Inmaculada Concepción. /Bendita sea su gloriosa
Asunción./Bendito sea el nombre de María, Virgen y Madre./ Bendito sea San José, su
castísimo Esposo./ Bendito sea Dios en sus Ángeles y en sus Santos.

LAUDATE DOMINUM

Laudáte Dóminum omnes gentes;/ laudáte eum omnes pópuli./ Quóniam confirmáta est
super nos misericordia ejus;/ et véritas Dómini manet in aetérnum./ Gloria Patri, et Filio, et
Spíritui Sancto./Sicut erat in principio, et nunc, et semper, et in saécula saeculórum./

Alabad al Señor todas las naciones; alabadle todos los pueblos. Porque ha confirmado
su misericordia con nosotros; y la verdad del Señor permanece eternamente. Gloria al Padre, y
al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los
siglos.




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Libro de otras Oraciones:
EXAMEN DE CONCIENCIA PARA LA CONFESIÓN

Te ayudará a hacer bien la Confesión leer despacio las preguntas que van a
continuación. Puedes hacer también el examen por tu cuenta, recordando con sinceridad,
delante de Dios, lo que has hecho después de tu última confesión.

Oración antes del examen

¡Señor mío y Dios mío!, creo firmemente que estás aquí. Te pido la gracia de examinar
sinceramente y conocer con verdad mi conciencia descubriendo todos mis pecados y miserias;
dame la fortaleza de confesarlos con toda fidelidad y verdad para merecer ahora tu perdón y la
gracia de la perseverancia final. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

Recuerda cuánto tiempo hace que te confesaste, si cumpliste penitencia y si te
olvidaste o dejaste de decir por vergüenza algún pecado grave. Repasa a continuación las
siguientes preguntas:

1. ¿He dudado o negado las verdades de la fe católica?
2. ¿He practicado la superstición o el espiritismo?
3. ¿Me he acercado indignamente a recibir algún sacramento?
4. ¿He blasfemado? ¿He jurado sin necesidad o sin verdad?
5. ¿Creo todo lo que enseña la Iglesia Católica?
6. ¿Hago con desgana las cosas que se refieren a Dios?
7. ¿He faltado a Misa los domingos o días festivos? ¿He cumplido los días de ayuno y
abstinencia?
8. ¿He callado en la confesión por vergüenza algún pecado mortal?
9. ¿Manifiesto respeto y cariño a mis padres y familiares?
10. ¿Soy amable con los extraños y me falta esa amabilidad en la vida de familia?
11. ¿He dado mal ejemplo a las personas que me rodean? ¿Les corrijo con cólera o
injustamente?
12. ¿Me he preocupado de la formación religiosa y moral de las personas que viven en
mi casa o que dependen de mí?
13. ¿He fortalecido la autoridad de mi cónyuge, evitando reprenderle, contradecirle o
discutirle delante de los hijos?
14. ¿Me quejo delante de la familia de la carga que suponen las obligaciones
domésticas?
15. ¿Tengo enemistad, odio o rencor contra alguien?
16. ¿Evito que las diferencias políticas o profesionales degeneren en indisposición,
malquerencia u odio hacia las personas?
17. ¿He hecho daño a otros de palabra o de obra?
18. ¿He practicado, aconsejado o facilitado el grave crimen del aborto?
19. ¿Me he embriagado, bebido con exceso o tomado drogas?
20. ¿He descuidado mi salud? ¿He sido imprudente en la conducción de vehículos?

21. ¿He sido causa de que otros pecasen por mi conversación, mi modo de vestir, mi
asistencia a algún espectáculo o con el préstamo de algún libro o revista? ¿He tratado de
reparar el escándalo?
22. ¿He sido perezoso en el cumplimiento de mis deberes? ¿Retraso con frecuencia el
momento de ponerme a trabajar o a estudiar?
23. ¿He aceptado pensamientos o miradas impuras?2
4. ¿He realizado actos impuros? ¿Solo o con otras personas? ¿Del mismo o distinto
sexo? ¿Hice algo para impedir las consecuencias de esas relaciones?
25. Antes de asistir a un espectáculo o de leer un libro, ¿me entero de su calificación
moral?
26. ¿He usado indebidamente el matrimonio? ¿Acepto y vivo conforme a la doctrina de
la Iglesia en esta materia?
27. ¿He tomado dinero o cosas que no son mías? ¿He restituido o reparado?
28. ¿He engañado a otros cobrando más de lo debido?
29. ¿He malgastado el dinero? ¿Doy limosna según mi posición?
30. ¿He prestado mi apoyo a programas de acción social y política inmorales y
anticristianos?
31. ¿He dicho mentiras? ¿He reparado el daño que haya podido seguirse?
32. ¿He descubierto, sin causa justa, defectos graves de otras personas?
33. ¿He hablado o pensado mal de otros? ¿He calumniado?
34. ¿Soy ejemplar en mi trabajo? ¿Utilizo cosas de la empresa en provecho propio,
faltando a la justicia?
35. ¿Estoy dispuesto a sufrir una merma en mi reputación profesional antes de cometer
o cooperar formalmente en una injusticia?
36. ¿Me preocupo de influir - con naturalidad y sin respetos humanos- para hacer más
cristiano el ambiente a mi alrededor? ¿Sé defender a Cristo y a la doctrina de la Iglesia?
37. ¿Hago el propósito de plantearme más en serio mi formación cristiana y mis
relaciones con Dios?
Acaba con el acto de contrición: Señor mío, Jesucristo…




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Libro de otras Oraciones:
EL SEÑOR ES MI PASTOR

El Señor es mi pastor, nada me falta
en verdes praderas me hace recostar;
me conduce hacia fuentes tranquilas
y repara mis fuerzas;
me guía por el sendero justo,
por el honor de su nombre.
Aunque camine por cañadas oscuras,
nada temo, porque Tú vas conmigo:
tu vara y tu cayado me sosiegan. (…)
Tu bondad y tu misericordia
me acompañan
todos los días de mi vida,
y habitaré en la casa del señor,
por años sin término.

(Salmo 22)




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Libro de otras Oraciones:
EL SECRETO DEL CARDENAL MERCIER

Os voy a revelar un Secreto para ser santo y dichoso. Si todos los días durante cinco
minutos, sabéis hacer callar vuestra imaginación, cerráis los ojos a las cosas sensibles y los
oídos a todos los rumores de la tierra, para penetrar en vosotros mismos, y allí, en el santuario
de vuestra alma bautizada, que es templo del Espíritu Santo, habláis a este Espíritu Divino
diciéndole:

¡Oh Espíritu Santo, alma de mi alma, te adoro! Ilumíname, guíame, fortaléceme,
consuélame; dime qué debo hacer, dame tus órdenes; te prometo someterme a todo lo que
desees de mí y aceptar todo lo que permitas que me suceda; hazme tan sólo conocer tu
voluntad”

Si esto hacéis, vuestra vida se deslizará feliz, serena y llena de consuelo, aun en
medio de las penas, porque la gracia será en proporción a la prueba, dándonos la fuerza de
sobrellevarla, y llegaréis así a la puerta del Paraíso, cargados de méritos. Esta sumisión al
Espíritu Santo es el secreto de la Santidad.




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