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······· Pide Oraciones ·······

Libro de otras Oraciones:
Nostalgía de Dios

Mi alma languidece tras el Señor,
y le busco con lágrimas.
¿Cómo te buscaré?
Tú has sido el que me has encontrado.
Me has concedido vivir
la dulzura de tu Espíritu Santo
y mi corazón te ama.
Tú, Señor,
ves mis penas y mis lágrimas…
Si no me hubieras atraído por tu amor,
no te buscaría como te busco.
Pero tu Espíritu
me ha concedido conocerte
y mi alma se alegra
porque eres mi Dios y Señor,
y hasta con lágrimas
languidezco tras de ti.
Señor misericordioso,
Tú ves mi caída y mi dolor;
pero humildemente
imploro tu clemencia:
derrama sobre mí, pecador,
la gracia de tu Espíritu Santo.
Su recuerdo lleve a mi espíritu
a buscar de nuevo tu misericordia.
Señor, dame tu humildad,
para que no vuelva a perder tu gracia
y no tenga que lamentarme como Adán,
que lloraba por haber perdido a Dios
y con Él el Paraíso.




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Libro de otras Oraciones:
Benignísimo Jesús

Benignísimo Jesús, mandadnos vuestro Espíritu con su Luz, para que seáis mejor conocido.
Mandádnoslo con su Fuego, para que seáis más amado.
Mandádnoslo con sus Dones
para que seáis verdaderamente imitado.
Amén.




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Libro de otras Oraciones:
Oración por la Paz de Pio XII

¡Oh Espíritu Creador (…) Maestro de la Verdad! Que por Ti se inspire y se difunda en los corazones y en las inteligencias de los hombres, no por temor al sacrificio, sino por renovación moral, un intenso deseo de paz, paz de justicia, de moderación y de prudencia, paz que en sus fórmulas, en su esencia y en su realidad no olvide tu amonestadora palabra: «No hay sabiduría, no hay prudencia, no hay consejo contra el Señor» (Pr 21, 30), e infundeles al mismo tiempo la deliberada voluntad de esa paz, que no rechaza las condiciones indispensables, las líneas fundamentales, las consecuencias que de ella se siguen.
Haz que los gobernantes de los pueblos eleven y dirijan el pensamiento a la grandeza, a la dignidad, a los beneficios, a los méritos de esa paz tan deseada, y que midan los derechos vitales de sus naciones, no con la longitud de su espada ni con la extensión de las ventajas por ellos ansiadas, sino según la santa norma de la voluntad y de la ley divinas. Amén.




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Libro de otras Oraciones:
A Santa Ana

Oh dulce, digna, gozosa madre de María, yo (se dice el propio nombre), confiado en tu piedad, me ofrezco a ti por completo y me propongo honrarte. Por amor a tu santísima hija,
dígnate aceptar mis servicios.
Ayúdame, oh Madre de la Madre,
en toda circunstancia, sea de alma o de cuerpo.




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Libro de otras Oraciones:
Para obtener la salud

¡Oh Santo y Divino Espíritu, creador y renovador de todas las cosas, Vida de mi Vida. Con María Santísima te adoro, te doy gracias y te amo!
Tú que eres dador de Vida y vivificas todo el universo, consérvame la salud; líbrame de las enfermedades que la amenazan y de todos los males que la acosan.
Con la ayuda de tu gracia, prometo usar siempre mis fuerzas para gloria de Dios y bien de mi alma y para servir a mis seres queridos.
Te pido también que ilumines con tus Dones de ciencia e inteligencia a los médicos y a todos los que se dedican al cuidado de los enfermos; que descubran las verdaderas causas de las enfermedades que amenazan la vida, y encuentren y apliquen los remedios más eficaces para defenderla y sanarla.
Oh Virgen santísima, Madre de la vida y Salud de los enfermos, a ti confío mi humilde oración. Dígnate, Madre de Dios y Madre nuestra, apoyarla con tu poderosa intercesión.

Amén.




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