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······· Pide Oraciones ·······

Libro de otras Oraciones:
Oración por la Salud de Juan Pablo II

Oh Virgen María, Salud de los enfermos,
que has acompañado a Jesús en el camino del Calvario
y has permanecido junto a la cruz en la que moría tu Hijo,

participando íntimamente de sus dolores,
acoge nuestros sufrimientos y únelos a los de Él,
para que las semillas esparcidas durante el Jubileo
sigan produciendo frutos abundantes en los años venideros.

Madre misericordiosa, con fe nos volvemos a Ti.
Obtennos de tu Hijo el que podamos volver pronto,
plenamente restablecidos, a nuestras ocupaciones,
para hacernos útiles al prójimo con nuestro trabajo.
Mientras tanto, quédate junto a nosotros
en el momento de la prueba
y ayúdanos a repetir cada día contigo nuestro “sí”,
seguros de que Dios sabe sacar de todo mal un bien más grande.

Virgen Inmaculada, haz que los frutos del Año Jubilar
sean para nosotros y para nuestros seres queridos,
prenda de un renovado empuje en la vida cristiana,
para que en la contemplación del
Rostro de Cristo Resucitado encontremos
la abundancia de la misericordia de Dios
y la alegría de una comunión más plena
con los hermanos,primicia de la alegría sin fin del Cielo.

¡Amén!




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Libro de otras Oraciones:
Antigua bendición para los enfermos

Señor, Dios de misericordia, dígnate a extender tus manos para curar a todos los enfermos; hazlos dignos de la salud; libéralos de la enfermedad. Que sean curados en nombre de tu único Hijo; que este santo nombre sea el remedio que les salve y santifique. Que por él te alcancen la gloria y el poder, en el Espíritu Santo, ahora y por los siglos de los siglos.

Amén.




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Libro de otras Oraciones:
Oración al Señor Todopoderoso

¡Amado Señor, Dios Todopoderoso!
A través de los rayos del sol,
a través de las ondas del aire,
a través de la vida que todo lo impregna en el espacio,
purifícame, revivifícame y, te pido,
sana mi cuerpo, mi corazón y mi alma. Amén.




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Libro de otras Oraciones:
Plegaría de la madre por su hijo enfermo

Oh Jesús, que resucitaste a la hija de Jairo y devolviste a la vida al niño muerto de la viuda de Naim, conmuévete ante el dolor que me embarga.
No te pido que resucites a mi hijo, sino sólo que le devuelvas la salud y le conserves la vida. ¡Oh Dios mío! Tú me otorgaste el mayor consuelo al que pueda aspirar una mujer sobre la tierra, el consuelo de ser madre: ¿acaso lo habría recibido para verme privada de él? ¡Ah, no! ¡No, Dios mío! No permitas que la mayor alegría, la más legítima, se transforme en mi más amarga desolación. ¡Ah! No pido sólo la conservación de mi hijo porque me concierne, sino por Tu mayor gloria. Si supiera que el recobrar la salud sería la causa de su perdición eterna, no osaría pedírtelo, pero si te suplico por su curación, también lo hago para que le concedas la gracia de amarte siempre, y con todo el corazón. Que así sea.




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Libro de otras Oraciones:
Responsorio a san Antonio de Padua

Si buscas milagros, mira, la muerte, el error, la miseria, la lepra, el demonio, todos huyen; mira, los enfermos se curan.
El mar se calma, las cadenas se rompen; jóvenes y viejos piden y recuperan los miembros y las cosas perdidas.
Desaparecen los peligros, cesa la necesidad; habla quien ha sido auxiliado, hablan los paduanos.
El mar se calma, las cadenas se rompen; jóvenes y viejos piden y recuperan los miembros y las cosas perdidas.
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, así como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ruega por nosotros, oh beato Antonio, para que seamos dignos de las promesas de Cristo.




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