Santísimo justo juez, hijo de Santa María,
Que mi cuerpo no se asombre ni mi sangre sea vertida,
Donde quiera que vaya y venga, las manos del Señor delante las tenga,
Las de mi señor San Andrés, antes y después,
Las de mi señor San Blas, delante y detrás,
Las de la Señora Virgen María, que vayas y vengan;
Mis enemigos, salgan con ojos y no me vean, con armas y no me ofendan, justicia y no me aprendan.
Con el paño de nuestro Señor Jesucristo envuelto sea mi cuerpo,
Que no sea herido ni preso,
Ni a la vergüenza de la cárcel puesto.
Si en este día hubiese alguna sentencia en contra mía, que se revoque por la bendición del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Asi sea.
La compañía de Dios sea conmigo y el manto de Santa Maria, su madre,
Me cobije y de malos peligros mi defienda,
Ave María, gracia plena, Dominus Tecum, me libre de todo espíritu maligno
Bautizado y sin bautizar.
Cristo vence, Cristo reina, Cristo de todos los malos peligros me defienda…..
El señor y justo juez individual hijo de Santa María Virgen.
Aquel que nació aquel solemne día, que no pueda ser muerto ni me queran mal, así sea.
Rezar el credo, padre nuestro y Gloria.
La diestra del señor ha hecho ver la fuerza:
La diestra del señor ha mostrado su poder sacándome de este encierro;
La diestra del señor ha dado pruebas de su gracia infinita.
Recobrare la libertad y podre cantar las maravillas del Señor
Dirigirle mis alabanzas. Así sea.
El señor me a castigado por su justicia,
Pero su bondad me ha liberado de grandes infortunios.
Oh Dios mío, cuyo compasión y bondad no tiene limites,
Hazme la gracia de acordarme un amor tan extenso para ti,
Como el numero de mis pecados contra tu divina majestad
Ha sido grande, a fin de que, a favor de tu infinita misericordia,
Me los perdone todos, haz también acordarme del perdón
De mis antiguas faltas y la gracia de no cometerlas en el futuro, así sea.
Pero como soy un miserable pecador tú has tenido la bondad de perdonarme
Y librarme de la prisión a que he sido condenado, te dirijo mis pobres pero ardientes alabanzas y gracias.
Oh Dios mío Adonay tetragramaton, liburna saday Amen.
Amen, Amen.
Esta oración debe recitarse todos los días al ponerse el sol. Récense luego tres padres nuestros, tres ave marías y once actos de contrición.