En mi corazón, Señor, se ha encendido el amor por una criatura que tú conoces y
amas.
Tú mismo me la has hecho encontrar y me la has presentado, como un día en el
paraíso terrenal presentaste Eva a Adán, para que el hombre no estuviese solo.
Te doy gracias por este don que me llena de una alegría profunda, me hace semejante
a ti, que eres el amor, y me hace comprender el valor de la vida que me has dado.
Haz que no malgaste esta riqueza que tú has puesto en mi corazón: enséñame que el
amor es un don y que no puede mezclarse con ningún egoísmo; que el amor es puro, y no
puede quedar en ninguna bajeza; que el amor es fecundo, y desde hoy debe producir un nuevo
modo de vivir en los dos.
Te pido, Señor, por quien me espera y piensa en mí; por quien ha puesto en mí toda la
confianza para su futuro; por quien camina a mi lado; haznos dignos el uno del otro; que
seamos ayuda y modelo.
Ayúdanos en nuestra preparación al matrimonio, a su grandeza, a su responsabilidad,
a fin de que, desde ahora, nuestras almas dominen nuestros cuerpos y los conduzcan en el
amor.