Libro de otras Oraciones
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Libro de otras Oraciones:
ORACIÓN DE UN PADRE

Padre nuestro:
te pido por mis hijos, tus hijos, los que tu me has dado.
Haz que les santifique con mi vida, con mi trabajo, con mi consejo.
Reine en sus corazones tu paz, tu amor y tu bendición.
Hágase tu voluntad sobre ellos, y no la mía, si no es como la tuya.
Ayúdame a ganar el pan para sus cuerpos,
enséñame a dar tu alimento a sus almas.
Que se amen y se perdonen entre sí,
para que así les perdones tú sus flaquezas.
Líbrales de todo mal, sobre todo del que no ven ni temen.
Padre nuestro: que sea yo un buen padre.




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Libro de otras Oraciones:
ORACIÓN POR MEDIO DEL PADRE PÍO POR LA CONVERSIÓN

DE LOS PECADORES

Señor, te pido la conversión de los que, como yo, son pecadores.
Quiero unirme, junto al Santo Padre Pío,
a tu deseo de salvación universal,
solidarizándome con mis hermanos
y emprendiendo con ellos un camino de sincera conversión.
Dame la gracia de cumplir tus mandamientos
alimentando al hambriento, dando de beber al sediento,
vistiendo al desnudo, alojando al forastero,
visitando al enfermo y al encarcelado,
descubriéndote y respetándote en la obra de tus manos.
Cambia mi forma de pensar y de sentir,
porque muchas veces no parezco hijo tuyo.
Y permíteme disfrutar al final de los tiempos
del banquete que tienes preparado
no sólo para los que te conocen y sirven,
sino también para aquellos que no han tenido esa gracia
y que, a pesar de no saberlo, también son hijos tuyos.




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Libro de otras Oraciones:
ORACIÓN DESDE LA ENFERMEDAD

Dios de bondad y de amor, la enfermedad me ha visitado,
me ha alejado de mi trabajo y de mi familia,
me ha llenado de dolor y sufrimiento.
Es una experiencia dura, mi Señor,
una realidad difícil de aceptar,
algo para lo que no estaba preparado.
Siguiendo el ejemplo del santo Padre Pío,
quiero agradecerte por mi enfermedad,
quiero aceptarla como una oportunidad que me das
de conocer mi fragilidad y la precariedad de la vida,
y como un remedio para librarme del orgullo.
Ahora veo lo mismo que antes, pero con nuevos ojos,
puedo vislumbrar la realidad detrás de la apariencia,
puedo descubrir que en realidad lo que tengo y soy,
no me pertenece absolutamente.
Estoy aprendiendo a depender de los demás,
a hacer cada vez menos por mis propios medios,
a callar, a llorar en silencio, a agradecer.
Estoy descubriendo qué es la soledad y la angustia,
pero también redescubro el afecto, el amor, la amistad.
Dios mío, aunque me cuesta
te digo una vez más: hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo!
Te ofrezco mis sufrimientos y los uno a los de tu Hijo Jesucristo
y a los de tu siervo fiel el Santo Padre Pío.
Te ruego por todos los que me ayudan
y por todos los que sufren como yo.




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Libro de otras Oraciones:
ORACIÓN DE UN HOMBRE ENFERMO (Cardenal Cushing)

Necesitaba paz, y Él me llevó aparte, a una penumbra donde tener nuestras
confidencias. Lejos del tráfago en el que, todos los días, me afanaba y preocupaba cuando me
creía hábil y fuerte.
Necesitaba paz, aunque al principio, me rebelé. Pero suave, muy suavemente, Él

sostuvo mi cruz, Y, dulcemente, me susurró cosas espirituales. Mi cuerpo estaba débil, pero mí
espíritu voló a una altura jamás soñada cuando me creía fuerte y feliz. Suavemente me amó y
arrebató lejos.

Necesitaba paz, no la prisión de mi lecho, Sino un hermoso valle de abundancia, Un
lugar donde enriquecerme y ocultarme en Jesús. Necesitaba paz, y Él me llevó aparte.




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Libro de otras Oraciones:
ORACIÓN DE STO. TOMÁS DE AQUINO PARA ANTES DE COMULGAR

Omnipotente y eterno Dios: llego al sacramento de tu Hijo unigénito, como enfermo al
médico de la vida, como manchado a la fuente de la misericordia, como ciego a la luz de la
eterna claridad, como pobre al Señor de cielos y tierra, como desvalido al Rey de la gloria.

Por eso, Señor, ruego a tu infinita bondad y misericordia, que tengas a bien sanar mi
enfermedad, limpiar mis manchas, alumbrar mi ceguera, enriquecer mi pobreza y vestir mi
desnudez.

Así podré recibir al Rey de los Ángeles y Señor de los señores, con tanta reverencia y
humildad, con tanta contrición y ternura, con tanta pureza y fe, con tal propósito e intención,
cual conviene a la salud de mi alma.

Concédeme, te ruego, recibir no sólo el Sacramento del Cuerpo y la Sangre del Señor,
sino también la gracia y virtud de este Sacramento.

Concédeme, Dios mío benigno, recibir de tal manera el Cuerpo que tu Hijo unigénito
tomó de la Virgen María, que merezca ser incorporado a su Cuerpo Místico y contado entre sus
miembros.

Concédeme, Padre amantísimo, que logre yo contemplar un día cara a cara, por toda la
eternidad, a este tu amadísimo Hijo, a quien ahora, en mi vida mortal, me propongo recibir
encubierto bajo el velo del Sacramento.

Te lo pido en nombre de tu Hijo Jesucristo, el cual vive y reina contigo en la unidad de
Espíritu Santo, por los siglos de los siglos. Amén




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