Libro de otras Oraciones
······· Pide Oraciones ·······

Libro de otras Oraciones:
ORACIÓN PARA PEDIR BUEN HUMOR

Señor, concédeme una buena digestión y también algo que digerir.

Concédeme la salud del cuerpo y el sentido común necesario para conservarla lo mejor
posible.

Concédeme, Señor, un alma santa, que no pierda nunca de vista lo que es bueno y
puro, que no se asuste a la vista del pecado, sino que encuentre el modo de volver a poner
todo en orden.

Dios mío, concédeme el sentido del humor, la gracia de comprender las bromas para
que saboree un poco la felicidad de la vida y sepa transmitirla a los demás.




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Libro de otras Oraciones:
ORACIÓN PARA MOMENTOS DE DEPRESIÓN

Que tu nombre sea bendito eternamente Señor Dios mío. Ha llegado a mí esta
depresión, que me humilla y me hace sufrir. No logro alejarla de mi mente. Necesito refugiarme
en Ti por medio de la oración, para que me ayudes y cambien en bienes mis males.

Señor: tengo aflicción y mi corazón sufre, porque esta depresión me acosa mucho. ¿Y
qué diré amado Padre Celestial? El combate arrecia. “Sácame triunfante de esta hora” (Jn.
12,27).

Mas para esto llegué a esta hora (Jn. 12). Para que tú seas glorificado cuando ya
haya sufrido profunda humillación y reciba luego liberación de parte de Ti. “Líbrame Señor en tu
misericordia” (Salmo 39) porque yo pobre y miserable “¿qué haré y a dónde iré sin Ti?”.

Ayúdame a aceptar con paciencia esta situación y a sacar provecho y madurez de ella.
Pero ojalá obtenga de Ti la fortaleza necesaria para resistir hasta que pase la tempestad y
nazca de nuevo la calma. Sé muy bien que tu Omnipotente mano puede quitarme esta
depresión o al menos disminuir su fuerza para que no logre vencerme ni dominarme. Muchas
veces me has hecho este gran favor Señor Dios misericordioso: sígueme ayudando.

Pues cuanto más difícil es para mí, tanto más fácil es para Ti cambiar en victorias mis
derrotas. Señor, no nos dejes caer en la tentación de la tristeza, y líbranos de todo mal. Amén.




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Libro de otras Oraciones:
ORACIÓN DEL ENFERMO

¡Oh Dios!, de mi debilidad y mi fortaleza,
de mi tristeza y de mi alegría,
de mi soledad y compañía,
de mi incertidumbre y esperanza.
En la noche de mi enfermedad
me pongo en tus manos de Padre:
Alumbra esta oscuridad con un rayo de tu Luz,
abre una rendija a mi esperanza,
llena con tu Presencia mi soledad.
Señor, que el sufrimiento no me aplaste,
para que también ahora
sienta el alivio de tu Amor
y sea agradecido a la generosidad
de cuantos sufren conmigo.
Amén




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Libro de otras Oraciones:
ORACIÓN DEL AUTOMOVILISTA (conductor)

Dame, Señor, mano firme y mirada vigilante, para que mientras conduzco no cause
daño a nadie.

A ti, Señor, que das la vida y la conservas, te suplico humildemente que guardes hoy
mi vida.

Libra, Señor, a quienes me acompañan, de todo mal, enfermedad, incendio o
accidente.

Enséñame a hacer uso de mi coche para remedio de las necesidades ajenas.

Haz, Señor, que no me arrastre el vértigo de la velocidad, y que, admirando la belleza
de este mundo, logre seguir y terminar felizmente mi camino.

Te lo pido, Señor, por los méritos de tu Santísima Madre, y por intercesión de San
Cristóbal, especial protector de los conductores. Amén.




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Libro de otras Oraciones:
ORACIÓN DE UNA RELIGIOSA ANCIANA

Señor, tú sabes mejor que yo que me estoy haciendo vieja y que un día, pronto, yo
estaré incluida entre los “ancianos”.

Guárdame del fatal hábito de creer que yo tengo algo que decir a propósito de todo y
en toda ocasión.

Líbrame del obsesivo deseo de poner en orden los asuntos de los demás.

Hazme reflexiva pero no malhumorada, servicial pero no arbitraria.

Me parece que es una lastima que no sean utilizados los valiosos recursos de mi
sapiencia. Pero tú sabes, Señor… que me agradaría conservar algunos amigos. Refréname
para que no me extienda en la mención de infinitos detalles.

Dame alas para alcanzar el final.

Sella mis labios acerca de mis achaques y dolores aunque ellos se incrementen cada
día y que me resulte mas dulce cada día el referirlos, a medida que pasan los años.

No me atrevo a pedirte tanto como que llegue a disfrutar oyendo recitar los achaques y
dolores de los otros pero ayúdame a soportarlo cuanto menos con paciencia. No me atrevo a
reclamar que me des mejor memoria, pero sí que me des una creciente humildad y menos
presunción cuando mi memoria se enfrente con la de los demás. Enséñame la gloriosa lección
de que puede suceder que algunas veces yo esté equivocada.

Guárdame Señor. Yo no tengo grandes deseos de santidad: ¡hay algunas santas
personas con las que resulta tan difícil convivir! Pero una persona vieja llena de amargura es
seguramente una de las invenciones supremas del diablo.

Hazme capaz de percibir lo que hay de bueno allí donde no esperaba encontrarlo, y de
reconocer talentos en gente en la que los otros no los habían visto y dame gracia para
decírselo así. Amén.




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