Para una buena confesión es necesario:
- el examen de conciencia, para poner toda tu vida a la luz del Evangelio;
-el dolor de los pecados (contrición), por haber ofendido a Dios;
- el propósito de la enmienda, porque quieres cambiar de vida, convertirte, con la gracia
de Dios;
- la confesión de los pecados al sacerdote: expones todos tus pecados con sencillez y
sinceridad;
- la satisfacción: cumplir la penitencia, reparar el daño causado al prójimo, restituir lo
robado (bienes, fama…)
Examen de conciencia
Es necesario confesar los pecados graves, o “mortales”, que son los que tienen como
objeto una materia grave (contra los Mandamientos), se cometen con pleno conocimiento y
consentimiento deliberado. Sin embargo, para una más profunda y progresiva conversión, será
bueno que también te arrepientas y confieses tus pecados veniales. A continuación tienes un
cuestionario (que incluye virtudes y defectos) para ayudarte a examinar tu conciencia.
Primer Mandamiento
¿Tengo a Dios por encima de todo y trato de aumentar mi fe y mi amor a Dios? ¿He
admitido en serio dudas contra las verdades de la fe? ¿He negado alguna verdad de fe? ¿He
recibido indignamente algún sacramento? ¿He leído, visto o divulgado alguna publicación
contraria a la fe católica? ¿He desesperado de mi salvación o he abusado de la confianza en
Dios para pecar tranquilamente? ¿He hablado irreverentemente de las cosas y personas
sagradas? ¿He practicado la superstición, el espiritismo y cosas semejantes?
Segundo Mandamiento
¿He blasfemado? ¿He pronunciado palabras injuriosas contra Dios, la Virgen María, los
santos o las cosas sagradas, incluso delante de otros? ¿He dejado de cumplir culpablemente
algún voto o promesa? ¿He pronunciado el santo nombre de Dios sin respeto e
irreverentemente? ¿He jurado con mentira o sin necesidad?
Tercer Mandamiento (y Mandamientos de la Iglesia)
¿He santificado el domingo, asistiendo consciente y devotamente a la celebración de la
Eucaristía y guardando el descanso sagrado? ¿Dedico el domingo a la familia, a obras de
caridad, a cultivarme espiritual y humanamente? ¿Acepto con docilidad lo que me enseña la
Iglesia? ¿Cumplo sus mandamientos?
Cuarto Mandamiento
¿Honro a mis padres con el amor, el respeto y la obediencia, o los maltrato y hago
sufrir con mi conducta, mi soberbia, mi egoísmo o malos tratos? ¿Ayudo a mis padres en sus
necesidades, enfermedad, ancianidad? ¿He reñido con mis hermanos, no me hablo con alguno
de ellos, les tengo envidia o les he dado mal ejemplo? Los padres habrán de preguntarse si
tratan bien a sus hijos, les dan ejemplo, cuidan de su formación cristiana… Y los esposos, si
toman en serio el amor conyugal.
Quinto Mandamiento
¿Tengo odio, rencor o enemistad con alguien? ¿He deseado algún mal a mi prójimo?
¿He tratado mal a alguien con envidia, ira, desprecio, burla? ¿He escandalizado a otros,
induciéndolos al mal? ¿He causado algún mal físico a otros? ¿He quitado la vida a alguien, en
todos los sentidos? ¿He abortado o colaborado en aborto o eutanasia? ¿He conducido
imprudentemente el coche o la moto? ¿He atentado contra mi vida? ¿Me he dejado llevar de la
gula? ¿He tomado drogas, o alcohol en exceso? ¿He corregido evangélicamente al prójimo,
para que evite los peligros físicos o espirituales?
Sexto y noveno Mandamientos
¿Me he entretenido en pensamientos, deseos o recuerdos impuros? ¿He guardado
debidamente la vista y demás sentidos? ¿He cometido -o deseado- alguna acción impura: solo
o con otros, de distinto o del mismo sexo, parientes, consagrados, menores de edad? ¿Me he
puesto en peligro consciente de pecado: diversiones, lecturas, espectáculos, páginas
indecentes de intemet? ¿Tengo amistades peligrosas? ¿Guardo la debida castidad en el
noviazgo o en el matrimonio?
Séptimo y décimo Mandamientos
¿He robado alguna cosa o cantidad de dinero? ¿Lo he devuelto? ¿Cumplo fielmente
mis deberes sociales: impuestos, seguros, votaciones, etc.? ¿Me tomo en serio el precepto
divino del trabajo, que para algunos se concreta en el estudio? ¿Reacciono como cristiano
contra abusos e injusticias que perjudican a los más débiles? ¿He apoyado programas, de
acción social o política, inmorales y anticristianos? ¿Contribuyo con mis bienes a las
necesidades de la Iglesia y de los pobres?
Octavo Mandamiento
¿He mentido? ¿He reparado el daño derivado de mis mentiras? ¿He criticado a otros,
descubriendo faltas graves? ¿He violado la intimidad de otros: correspondencia,
conversaciones, secretos? ¿He hecho juicios temerarios contra el prójimo? ¿Los he
comunicado a otra persona? ¿He rectificado ese juicio erróneo? ¿He calumniado a otros
atribuyéndoles algo que es falso? ¿He reparado o estoy dispuesto a reparar esa calumnia?
¿Soy consciente de que, por encima de las diferencias ideológicas o políticas que dividen, está
el amor cristiano que ama al adversario?