Bajo el peso del dolor,
a ti, mi muy querida Santa Rita,
llamada no sin razón «santa de los imposibles»,
me dirijo con la confianza de ser escuchado,
libera, te ruego, mi contrito corazón
de las angustias que lo oprimen
y devuelve la calma a mi espíritu lleno de penas.
Tú que fuiste elegida por Dios
como abogada de lo imposible,
de los casos mas difíciles y desesperados,
alcánzame la gracia que ardientemente te pido:
(decir el problema por muy imposible que sea,
y solicitar lo que se desea conseguir). «líbrame de obtener recompensas fuera de mis logros individual, del mal de ojo de seres casados, fornicadores, locos sexuales, etc siempre-eternamente.»
¿Será posible que yo solo no deba sentir
la eficacia de tu poderoso auxilio?
Si mis culpas y faltas
son obstáculos al cumplimiento de mis deseos,
obtén para mí de Dios la indulgencia y el perdón,
para que Él, en su Amor y Bondad
me haga llegar el auxilio que tanto preciso.
Tú que eres la abogada de lo imposible,
consuela mi corazón, concede alivio a mis sufrimientos,
yo ……. con todo mi ser confío en ti
y en la gran misericordia que siempre tuviste
con los pobres pecadores y los mas afligidos.
Oh gloriosa santa Rita,
santa de la rosa y de la espina,
no permitas que siga derramando lágrimas de amargura, premia la firme esperanza que deposito en ti
y ahora y siempre daré a conocer tu gran misericordia
para con las ánimas afligidas.
¡Oh! esposa admirable de Jesús Crucificado,
de quien tuviste el don de tener
una de sus dolorísimas espinas en tu frente,
ruega, pide, suplica por mí,
y ayúdame a bien vivir y en la hora de mi muerte.
Por Jesucristo, nuestro hermano y Señor.
Así sea.
Rezar tres Padrenuestros, tres Avemarías y tres Glorias
Hacer la oración y los rezos durante nueve días seguidos
Oh poderosa Santa Rita, llamada Abogada de los casos desesperados, socorredora en la última esperanza, refugio y salvación en el dolor, que conduce al abismo del delito y de la desesperación: con toda la confianza en tu celestial poder, recurro a ti en el caso difícil e imprevisto que oprime dolorosamente mi corazón.
Dime, oh Santa Rita, ¿no me vas a ayudar tu?, ¿no me vas a consolar? ¿Vas a alejar tu mirada y tu piedad de mi corazón, tan sumamente atribulado? ¡Tú también sabes lo que es el martirio del corazón, tan sumamente atribulado! Por las atroces penas, por las amargas lágrimas que santamente derramaste, ven en mi ayuda. Habla, ruega, intercede por mí, que no me atrevo a hacerlo, al Corazón de Dios, Padre de misericordia y fuente de toda consolación, y consígueme la gracia que deseo (indíquese aquí la gracia deseada). Presentada es seguro que me escuchará: y yo me valdré de este favor para mejorar mi vida y mis costumbres, para cantar en la tierra y en el cielo las misericordias divinas.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
¡Oh! Jesús Nazareno, camino, verdad y vida: creemos que eres la fuente del amor, del perdón y de la compasión, ya que sufriendo y muriendo en la cruz has demostrado que nos amas inmensamente.
Humildemente imploramos de tu misericordia, nos concedas las gracias de asemejarnos a Ti en el pensar y en el actuar.
Has que unamos nuestros sufrimientos a los tuyos para la santificación y salvación de nuestros hermanos.
Contigo llegamos a entender que no estamos solos, sino que todos somos parte de la familia de los hijos de Dios.
Concédenos, te imploramos que podamos trabajar para crear un mundo nuevo, en donde reinen el amor, la paz y la hermandad.
Te lo pedimos a Ti, que vives y reinas con el Padre en la unidad del Espíritu Santo y eres DIOS. Por los siglos de los siglos. Amén.