Libro de Novenas
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Libro de Novenas:
Novena eficaz de las Tres Avemarías

I.

Oh María, Virgen poderosa, a quien nada es imposible! Os suplico, por el poder con que os distinguió Dios Padre Omnipotente, que me socorráis en la presente necesidad. ¡Oh Abogada de las causas más desesperadas, ayudadme! En ello están interesados la gloria de Dios, vuestra honra y el bien de mi alma.

Si la gracia que pido está conforme con la amabilísima y santísima voluntad de Dios, interceded, omnipotencia suplicante, interced por mí ante vuestro Hijo, que nada os puede negar. Os lo pido por ese poder ilimitado que os comunicó el Padre Celestial, ya que, para celebrarlo, os digo con Santa Matilde a quien revelasteis la práctica saludable de las Tres Avemarías: Dios te salve, María, etc.

II.

Purísima Virgen, justamente llamada Trono de la sabiduría, porque en Vos moró la Sabiduría increada, el Verbo de Dios, y os comunicó toda la plenitud de su divina ciencia en la medida que podía participarla a la más perfecta de las criaturas. Vos sabéis bien cuán grande es mi miseria y la necesidad que tengo de vuestro auxilio.

Me abandono del todo en vuestras manos, confiando en que vuestra divina Sabiduría lo ordenará todo con fuerza y suavidad a mayor gloria de Dios y provecho de mi alma, y que, por los medios más convenientes, acudiréis a socorrer mi necesidad.

¡Oh María, Madre de la divina sabiduría! Dignaos alcanzarme el favor que solicito. Os lo pido por esa inefable sabiduría con que el Verbo, Hijo vuestro, ilustró vuestra inteligencia, ya que, para celebrarla, os digo con San Antonio de Padua y San Leonardo de Puerto Mauricio, celosísimos propagadores de las Tres Avemarías: Dios te salve, María, etc.

III.

¡Oh tierna y verdadera Madre de Misericordia, que en estos últimos tiempos os habéis llamado Vos misma “Madre la más misericordiosa”! A Vos acudo para que uséis conmigo de compasión y bondad, con tanta mayor razón cuanto es mayor mi miseria.

No soy acreedor a la gracia que de Vos espero, ya que tantas veces os he contristado, ofendiendo a vuestro divino Hijo; pero estoy sinceramente arrepentido de haber traspasado con mis pecados el amante Corazón de Jesús y el vuestro. ¿No sois Vos, según lo revelasteis a vuestra sierva Santa Brígida, la “Madre de los pecadores arrepentidos”? Perdonadme, pues, mis pasadas ingratitudes; y teniendo sólo en cuenta vuestra misericordiosa bondad y la gloria que de ello resultará para Dios y para Vos misma, obtenedme la gracia que os pido.

¡Oh Vos, a quien nadie ha implorado en vano! ¡Oh clementísima, oh piadosa, oh dulce Virgen María! Dignaos socorrerme. Os lo pido por esa misericordiosa bondad de que en favor nuestro os ha llenado el Espíritu Santo, ya que, para celebrarla, os digo con San Alfonso María de Ligorio, incomparable Apóstol de vuestra misericordia y doctor de las Tres Avemarías: Dios te salve, María, etc.

Dígase por tres veces: María, Madre mía, preservadme de pecado mortal.

La siguiente oración puede rezarse al terminar la Novena de las Tres Avemarías

ORACIÓN FINAL

Acordaos, ¡oh clementísima Virgen María!, que jamás se ha oído decir que ninguno de los que han acudido a vuestra protección invocando vuestro Poder, vuestra Sabiduría y vuestra Misericordia para el remedio de sus males, haya visto defraudadas sus esperanzas. Animado con esta confianza a Vos también acudo, ¡oh Poderosísima Reina!, ¡oh Sapientísima Virgen!, ¡oh Misericordiosísima Madre!, os suplico vengáis a socorrerme con estos tres atributos de que os adornó la Beatísima Trinidad para consuelo de los desvalidos. ¡Oh piadosísima Señora! ¡Oh trono de la Sabiduría! ¡Oh clementísima Abogada!, no despreciéis las súplicas de este pobre pecador, que implora vuestro poder para que le defendáis y protejáis, vuestra sabiduría para que le guiéis y enseñéis y vuestra misericordia para que, benigna, le amparéis en todo peligro y le favorezcáis en sus necesidades.

¡Oh María, Hija del Padre, Madre del Verbo Encarnado y Esposa del Espíritu Santo!, no despreciéis mi humilde oración; antes bien, acogedla piadosa, interceded para que sea despachada favorablemente y brille más a los ojos de todos vuestro gran poder, vuestra admirable sabiduría y vuestra inagotable misericordia, y sea todo a gloria de la adorabilísima Trinidad, que os enriqueció con tan preciosos dones. Amén.




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Libro de Novenas:
Novena al Espíritu Santo

Oración preparatoria.- Venid, oh Espíritu Santo, y enviad desde el Cielo un rayo de vuestra luz, a fin de que sepamos lo que hemos de hacer o evitar. Amén.
Día 1.- Venid, oh Padre de los pobres, y ha-cednos participantes de las riquezas de la divina gracia, que es la principal riqueza; venid, Dador de todas las gracias y concedednos santificarnos y salvarnos. Amén.
Récense tres Padrenuestros.
Oración final.- Os rogamos, Señor, que purifiquéis nuestros corazones con la luz del Espíritu Santo, a fin de que os sirvamos siempre libres de todo pecado. Amén.
Día 2.- Venid, Consolador magnífico en las muchas penas de esta miserable vida; venid, Huésped de nuestra alma por la divina gracia; venid, dulce refrigerio en toda tribulación; consoladme, sostenedme. Amén.
Día 3.- Venid, descanso en la fatiga, para que no nos cansemos de seguir el camino de la virtud; venid, Vos, que sois como fresca brisa contra el ardor de las pasiones y el alivio en nuestros dolores. Amén.
Día 4 .- Venid, oh luz dichosísima, inundad en resplandores lo más íntimo de los corazones de vuestros fieles. Si Vos no me ilumináis, andaré en las tinieblas del error y del pecado y del infierno. Salvadme. Amén.
Día 5.- Venid, Espíritu Santo, porque sin vuestra ayuda nada hay puro en el hombre, nada bueno hay en él. Nada soy, nada puedo, nada valgo, en orden a mi eterna salvación, sin Vos. En Vos confío. Amén.
Día 6.- Oh Espíritu Santo, lavad lo que está manchado en mí por causa del pecado; regad lo que está árido a causa del poco fervor con que hago las cosas de Dios; dirigid lo que está extraviado. Cúmplase siempre vuestra voluntad. Amén.
Día 7.- Oh Espíritu Santo, doblegad lo que está rígido en mi voluntad para serviros; calentad lo que está frío en mí por mi poco amor a Dios; dirigid lo que está extraviado. Cúmplase siempre vuestra voluntad. Amén.
Día 8.- Oh Espíritu Santo, conceded a vuestros fieles vuestros siete dones. Dadme el don de sabiduría, entendimiento, consejo, fortaleza, ciencia, piedad y temor de Dios. Que os ame, os tema y os posea un día. Amén.
Día 9.- Oh Espíritu Santo, conceded a todos el premio de la virtud, conceded a todos una buena y santa muerte y después la eterna felicidad del Cielo. Esto os pido para mí y para todos. Amén, así sea.




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TRIDUO O NOVENA A FRAY LEOPOLDO DE ALPANDEIRE

ORACIÓN: Oh, Dios que dijiste; “El que se humilla será ensalzado”, vuelve los ojos de tu misericordia a las virtudes que practicó tu fiel Siervo Fray Leopoldo, y haz que tambien nosotros vivamos humildes y puros en tu santo servicio. Dígnate glorificar a tu siervo en la tierra y concédenos por su intercesión la gracia que te pedimos, si es de tu divino agrado. Así sea.

JACULATORIA: ¡Pastora divina de las almas! Por la filial y tierna devoción que te profesó Fray Leopoldo, dígnate interceder ante la Santísima Trinidad para obtener la gracia que te pedimos.

(Rezar tres avemarías)




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Libro de Novenas:
Novena a San Antonio

San Antonio obtenme de la Misericordia de Dios esta gracia que deseo (mencione el favor que pide).
Como tú eres tan bondadoso con los pobres pecadores, no mires mi falta de virtud antes bien considera la Gloria de Dios que será una vez más ensalzada por ti al concederme la petición que yo ahora encarecidamente hago.

Glorioso San Antonio de los milagros, padre de los pobres y consuelo de los afligidos, te pido ayuda.
Has venido a mi auxilio con tan amable solicitud y me has aliviado tan generosamente que me siento agradecido de corazón.

Acepta esta ofrenda de mi devoción y amor.
Renuevo la seria promesa de vivir siempre amando a Dios y al prójimo.
Continúa defendiéndome benignamente con tu protección y obtenme la gracia de poder un día entrar el Reino de los Cielos, donde cantaré enteramente las misericordias del Señor. Amen.




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